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¿Qué más decir cuando todo está dicho?. O -mejor- visto y oido. Nunca, pero nunca (o casi, para los obsesivos) se pudo haber utilizado, con mejor oportunidad y mayor eficacia toda la "tecnología web" para transmitir un fenómeno de tal magnitud. Es que todo está "ahí". Los ojos de miles de millones de personas desde antes de la medianoche de ayer, se posaron en el impresionante rescate por tevé -tal como si fuera un nuevo 'reality'- y ya no pudieron despegarse de la pantalla.
Las cámaras, internas en el infierno de la roca, transmitiendo en vivo y directo desde el corazón de la mina, y arriba, en la superficie, no dejaban espacio para nada. Sólo para ver y no dejar de ver. Porque todo estaba ahí, no había más que mostrar.
El contagio, en el segundo a segundo, de la emoción y el estrecimiento ante el horror ajeno, ante las lágrimas y alegría de los familiares, tampoco dejaba lugar para más.
Twitter, Facebook, todas las redes sociales y el mundo web sucumbieron a los pies de la tragedia ajena, el rescate exitoso "sin inconvenientes hasta el momento", que no dejaban de repetir medios y más medios, pero no tenían demasiado margen para sorpresas, novedades, primicias. Todo, absolutamente todo, estaba en pantalla.
Las imágenes, en vivo y directo, abiertas, libres, mostrando todo lo que había para mostrar al instante, calmaban la ansiedad de millones pero la necesidad de saber más, conocer más, para muchos aún estaba a flor de piel.
Fue entonces que las redes sociales, los medios informativos de todo el mundo, bloggers y demás, aprovecharon al máximo la tecnología disponible y el movimiento fue gigantesco, avasallador, pero -a diferencia de otros hechos de magnitud- las diferencias estuvieron a la vista: ¿qué más decir?, ¿qué más mostrar?
Sólo el brutal y terrible trayecto hacia la libertad, ese temor, esa esperanza, ese sueño, el fin de una pesadilla, todo lo que pudieron pasar, sentir y ver en esos 622 metros infernales del ducto, apretujados en una cápsula que los llevaba nuevamente a la vida, es lo que no se pudo ver. La vida en el infierno en primera persona, que quedará sólo para un poco más adelante.
¿El resto? El resto estuvo y está a la vista del mundo. |
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