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Fascina verlos en plena acción. Con tanta paciencia. Con tanta precisión. Tanta dedicación. Punzón en una mano y una pequeña tablilla plástica en la otra, hacen un verdadero arte. Fabrican letras, fabrican oraciones, y con ellas, maravillosos textos y hasta libros enteros.
Libros que no abundan y que son tan necesarios que hacen que su labor, su arte, no sólo sea imprescindible, sino loable.
¿Quiénes son y qué hacen? Son presos. Presos que hacen miles y miles de puntitos sobre hojas gruesas, todos precisos, exactos: escriben en sistema braille. Traducen cuentos, novelas, manuales educativos y, en estos momentos, hasta la Biblia para donar a una biblioteca de Roca, que está casi a punto de inaugurar la primera biblioteca popular para ciegos en la región.
Pero lo que hacen ellos no es nuevo, de hecho hace años vienen dando vida a cientos y cientos de libros para aquellos ojos que no ven. Y desde entonces poco ha cambiado. La labor es la misma, pero el entusiasmo crece.
Hacen cada una de las letras artesanalmente pero en forma más rápida, cuentan… "y estamos más viejos", ríen.
Ellos son Marcelo, de 33 años, y Ricardo, de 43, sólo dos de los varios que dedican parte de su tiempo a esta tarea.
Trabajan parados, inclinados sobre una pequeña mesa, con enorme dedicación. Tienen un alfabeto en braille por delante y el libro que traducen a un lado, y escriben y escriben. Pero no sólo eso. Ahora están incursionando también en elementos didácticos. Lo cuentan, a la vez que señalan un mapa grande de Argentina, con cada una de sus provincias, recortadas. También un reloj para ciegos, que cuelga en una pared.
"Es un sistema de puntos", explican, y según la cantidad de puntos y los signos que lleva, se convierten en determinada letra o número. "No es tan difícil", dicen. Y debe serlo, porque a ellos nadie les enseñó. Aprendieron solos y por ese camino van. Avanzan.
Trabajan en un pequeño espacio ubicado en un primer piso de la Colonia Penal U5 de Roca.
"Empecé en octubre del año pasado", cuenta Marcelo, "siempre me llamó la atención". "Una vez que aprendés el abecedario, te largás a escribir solo. Se escribe al revés, de atrás para adelante y son 6 agujeritos, según la cantidad son las letras. También se hacen símbolos y los números", explica.
Una Constitución Nacional, que incluyó hasta la reforma de 1994, es la obra que lograron traducir en los últimos años y una de las que más los llena de orgullo, coinciden con Ricardo. Pero ahora tienen por delante otro gran desafío: traducir la Biblia. Y en eso andan. Apenas una décima parte han logrado escribir en braille en largos meses de labor, que ya llenan alrededor de una docena de carpetas gordas. "Es largo, pero le ponemos muchas ganas", agrega Ricardo, a punto de concluir sus estudios secundarios y ya inscripto en la UNC para estudiar abogacía. Y es cierto, asiente Alejandro Pellegrini, referente del área educativa de la U5. A veces los internos pasan más de 3 horas escribiendo, y "cuando se van a los pabellones se llevan los materiales para seguir".
Su trabajo es conocido y los pedidos llueven. Recuerdan que han "pasado" a braille textos universitarios por pedidos específicos, también de secundario para chicos no videntes, y hasta se animaron a armar juegos didácticos para jardines y escuelas primarias, como la 260. Aunque a menudo los materiales se hacen pocos y por eso no les vendría nada mal que les llegaran más punzones y hojas para braille.
A un costado de ellos, en otra mesa, pero en la misma sala, otros tantos internos pintan percheritos para un jardín de infantes. Hacen artesanías, y otros diversos tipos de manualidades.
Ninguno de ellos cuenta por qué están allí. No le preguntamos. Pero sí hablan de todas las actividades que hacen día tras día. De los casi 300 internos de la Colonia, más de 240 participan de alguna actividad educativa, cuentan las autoridades. "Ahora estamos trabajando en el proyecto para tener secundario".
No hace falta saber más. Porque el resto es lo que todo mundo sabe.
Están presos porque cometieron delitos, algunos más graves, otros tal vez menos, y por eso están pagando con su propia libertad los errores de otro tiempo. Es inevitable mencionarlo porque parte de esto es lo que sobrevuela en el penal apenas uno atraviesa una considerable cantidad de puertas de rejas hasta llegar a ellos.
El Día del Libro –que se celebra hoy 15 de junio– es apenas la excusa. Y la biblioteca Ruca Quillcatuve de Mosconi es una de las "privilegiadas" entre muchas instituciones. Porque desde hace tiempo mantienen una estrecha relación con la Colonia Penal y a través del proyecto educativo lograron hacerse de cientos y cientos de libros, entre ellos muchos cuentos para chicos, novelas y todo tipo de material que no es de lo más común de conseguir.
Pero esto no es todo, porque el otro pilar muy importante en todo esto fueron, sin dudas, los chicos de la Escuela Adventista de Roca –de Nivel Primario– quienes asumieron el compromiso, a partir de una idea de Roberto Chiappero, el profe de computación, explica el director, Carlos Maeso.
Participaron más de 55 chicos, de sexto y séptimo, que escribieron cuentos, recrearon pasajes bíblicos, para compartir más de una treintena de libros con otros chicos que no pueden ver.
SILVANA SALINAS
slsalinas@rionegro.com.ar
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