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11 » Mar 2010 |
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Muchas manos solidarias para construir "un techo propio" |
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Con mucha energía e inmensas ganas de ayudar, diez estudiantes universitarios de Buenos Aires llegaron días atrás a Roca y, como no podía ser de otra manera, fueron recibidos con los brazos bien abiertos. Es que vinieron con el único objetivo de colaborar con sus propias manos en la construcción de veinte viviendas ubicadas en la ex toma de Chacra Monte y así cumplir el sueño de la casa propia de muchos vecinos de esta ciudad.
Se trata de un grupo de jóvenes egresados del colegio Del Salvador, que siendo alumnos de la escuela viajaban a distintas ciudades de Río Negro con el fin de realizar trabajos solidarios, en el marco de un programa ejecutado por la Asociacin Civil “Un techo para mi hermano”. Esta entidad trabaja desde hace más de veinte años colaborando para que miles de familias consigan tener un hogar propio y hace trece mantiene un convenio con el colegio católico.
Pero si bien ya finalizaron sus estudios secundarios, estos jovencitos siguen transitando el camino de la solidaridad y cada año llenan sus bolsos de ropa y emprenden un viaje hacia alguna localidad de la provincia para “darle una mano” a gente que lucha por tener una casa.
Para poder venir a la región los chicos tuvieron que realizar rifas y cenas para juntar dinero y así cubrir parte del gasto de los pasajes. “Trabajamos todo el año para estar acá, ya que tuvimos que hacer muchos eventos para juntar dinero”, contó Fermín, uno de los jóvenes, cuyas edades no superan los 21 años.
También deben relegar días de vacaciones y hasta perderse horas de cursado en la facultad. Pero esto tiene su recompensa, ya que “es muy grande la devolución que te dan, porque las personas valoran muchísimo lo que hacemos y nos dan hasta lo que no tienen”, agregó el joven.
Durante los días que estuvieron en la ciudad hicieron de todo: entre otras tareas, cavaron pozos y enterraron grandes cámaras de cemento, que constituyen la red cloacal del lugar. “Si hiciéramos este trabajo todo el año, terminaríamos fusilados”, bromeó uno de ellos, mientras trasladaba tierra con una pala.
Durante su estadía, los jóvenes ayudaron mucho a un grupo de mujeres que vienen trabajando a destajo hace casi un año, en busca de un sueño: vivir en una casa digna, en donde no tengan que padecer el frío en invierno ni las goteras en los días de lluvia.
“Fue una alegría enorme que nos vinieran a ayudar, más que nada porque nuestros maridos trabajan en las chacras y no están en todo el día, así que tenemos que trabajar nosotras en las edificaciones”, indicó Marianela. “La verdad que son muy buenos, porque ayudan y se nota que tienen ganas de colaborar con los demás”, añadió la mujer y dijo que “si todo sale bien, en abril ya tendremos terminadas las casas para poder mudarnos”.
Los muchachos se fueron el sábado pasado y estuvieron trabajando más de ocho horas por día durante una semana. El sentimiento de solidaridad que tienen es tan grande como su compromiso hacia la sociedad. Esto, según aseguran, los enriquece como personas. “Cada vez que viajamos a realizar una ayuda de este tipo, es mucho más lo que nos llevamos que lo que dejamos”, confesó Fermín.
Por Nicolás Malpede |
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Categoría : Historias...sin apellido | Comentarios [0]
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