28 » Mar 2024
Diario Río Negro
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Sofía Sandoval
Editora Responsable
 
  28 » Mar 2009
Aprendiendo a trabajar
 
Con más de dieciocho años, los jóvenes que se van de casa para emprender una carrera ya tienen los requisitos mínimos para aceptar una oferta laboral que, en general, sólo admite a mayores de edad. En las grandes ciudades se multiplica la cantidad y la variedad de puestos de trabajo para la juventud, por lo que muchos estudiantes combinan sus responsabilidades universitarias con una labor que les signifique una fuente de ingresos.
En muchos casos, la decisión se basa en una necesidad económica. Vivir lejos implica pagar un alquiler que, por más que sea compartido, se traduce en un mínimo de 600 pesos mensuales. Además, es necesario costear los gastos de transporte, material didáctico y el consumo básico de alimento, vestimenta y recreación. Por lo tanto, las horas de trabajo se traducen en un ingreso de dinero necesario para evitar o disminuir la cuota que mandan los padres desde casa.
Otra de las motivaciones se basa en la necesidad de independizarse a través de un ingreso propio. Por eso, los chicos no siempre eligen trabajos que tengan que ver con aquello que están estudiando o les gustaría hacer en el futuro. En las grandes ciudades, las mayores ofertas laborales para los jóvenes son los puestos de camareros, vendedores en tiendas, promotores, niñeras y telemarketers.
Algunos estudiantes que trabajan, al ser consultados por la editora de este blog, destacaron las enseñanzas de la actividad laboral. Las responsabilidades del trabajo difieren mucho de las académicas, por lo que los puestos ofrecen experiencia para manejar aquellas vicisitudes con las que se pueden encontrar luego de terminar la carrera. Además, ayudan a los estudiantes a organizar mejor sus tiempos, debido a que se disminuyen sus momentos libres para estudiar.
Para los entrevistados, no es imposible combinar una carrera con varias horas de trabajo, siempre que uno haga un esfuerzo y se organice en forma adecuada. Asimismo, creen que es imposible negar las ventajas de estas vivencias: el conocimiento de las responsabilidades laborales, una visión del mundo más amplia y experiencia en el mercado del trabajo, que será útil a la hora de presentarse a un cargo una vez obtenido el diploma.
 
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  22 » Mar 2009
Volver a casa: el nido extraño
 
“(…) cómo me cuesta quedarme, me cuesta marcharme, me cuesta olvidar (…)”, le canta el uruguayo Jorge Drexler, establecido en España, a su país natal. Y con esa frase es posible que se identifiquen muchos de los jóvenes que se van del hogar. Después del duro desafío de irse a otro lugar, nos enfrentamos a una vuelta a casa que resulta más difícil de lo que parecía.
Pasamos varios meses tratando de acostumbrarnos al movidísimo ritmo de la gran ciudad, con sus ruidos y sus mares de gente y, cuando volvemos, nos extrañamos del silencio atronador y la quietud. Por más raro que parezca, el nido, nuestro antiguo hogar, parece muy distinto. Tal vez nosotros cambiamos, y nuestros ojos crecidos nos hacen verlo diferente.
Es entonces cuando nos invade la decepción de no encontrar aquello que añoramos por meses. Porque cada situación es irrepetible y, por más que regresemos a nuestras ciudades, es imposible volver a los días de escuela secundaria y las despreocupadas reuniones con amigos. Cada uno parece haber emprendido su camino, y nosotros somos extranjeros en nuestras queridas ciudades.
Es en ese momento cuando cuesta quedarse y marcharse, cuando uno no sabe si tiene que querer u olvidar, si no es de ningún lugar o pertenece a los dos lados. De cada uno depende la relación nueva con el viejo hogar: mientras algunos regresan cada vez menos, hay otros que se acostumbran a la idea de ser de dos sitios y de ninguno al mismo tiempo.
Lo importante es recordar que no podemos renegar del lugar de donde venimos. No está mal preferir volar cada día más lejos, pero también es positivo recordar que ese hogar siempre va a pertenecernos y que nunca dejaremos de ser bienvenidos por nuestros compañeros de nido.
 
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  14 » Mar 2009
"La mejor decisión que podría haber tomado"
 
Natalia Cerezuela es alegre, enérgica y espontánea. El mundo parece sonreírle siempre a su pelo rubio, y la vibrante mirada de sus ojos oscuros nunca deja de comunicar optimismo y ganas de vivir. Hace ya tres años que decidió volar lejos. Dejó a su familia y amigos en General Roca para embarcarse en la aventura de estudiar en Córdoba.
Natalia tiene veinte años y cada cosa que emprende parece ser su máxima prioridad, porque todo queda marcado con la huella de su pasión y su entusiasmo. Esa voluntad le sirvió también para que sus estudios de escribanía en la Universidad Católica de Córdoba siguieran con viento a favor. Más allá de los bajones, las dudas y las inseguridades, el relato de Natalia nunca se aleja del optimismo que la caracteriza.

LDN: ¿Cómo elegiste la carrera?
NC: La elegí porque no habían muchas cosas que me llamaran la atención. Preferí ésta porque, sobre todo, no tenía ciencias exactas.
LDN: ¿Y el lugar?
NC: Elegí Córdoba porque desde chiquita que viajo mucho acá. Es una ciudad alucinante en cuanto a la cantidad de jóvenes que hay. Nunca quise quedarme en Roca, por más que tenga la carrera allá, porque me parecía que no iba a progresar tanto como persona. Necesitaba cambiar de aire.
LDN: ¿Fue buena tu experiencia?
NC: Si, estoy feliz de estar acá. Fue la mejor decisión que podría haber tomado. Te hace crecer mucho como persona. Creo que ésta es la mejor etapa de la vida.
LDN: ¿Tuviste inconvenientes?
NC:Dejé la carrera en un momento porque sentía que no era lo mío y a veces la facultad es cansadora, porque curso todos los días. Pero nunca quise irme de Córboba ni perder a toda la gente que conocí.
LDN: ¿Cómo te adaptaste?
NC:Me adapté desde el primer día. Haber vivido en una residencia me ayudó mucho porque conocí a mujeres que hoy son mis hermanas; están en las buenas y en las malas y son un sostén en el cambio tan grande que uno realiza.
LDN:¿Recomendarías la experiencia de estudiar en Córdoba?
NC: ¡Sí! Vivir en una ciudad de estudiantes es genial, porque es grande pero tranquila. Aprendés a desenvolverte en todos los ámbitos y, aunque seas chico, tenés responsabilidades de adulto que no tendrías si te quedaras viviendo en tu casa. Además, los cordobeses son muy amistosos y los que vienen de afuera siempre buscan hacerse amigos.
LDN: ¿Volverías a Gral. Roca cuando termines?
NC:Siempre dije que sí, pero hoy no sé. No es algo que esté dentro de mis preocupaciones.
LDN: ¿Qué les aconsejarías a los próximos estudiantes?
NC: Que se arriesguen a estudiar afuera. Es divertido y una experiencia única. Conocés personas que son increíbles y que te van a acompañar toda la vida. Irte lejos de casa te abre la mente y te enseña a vivir la vida de otro modo, a encarar los problemas desde otra óptica.
 
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  06 » Mar 2009
Con ojos propios
 
No hay fotos buenas. El talento del fotógrafo se opaca siempre ante su majestuosidad. No hay lente capaz de capturar la grandeza que impone este edificio colosal. Es por eso que la belleza de este gigante de ladrillos sólo puede percibirse cara a cara.
No es sólo una cuestión de tamaño; su atractivo no se basa en que sus torres se traduzcan en más de cien metros de camino al cielo. Además, su exagerada ornamentación armoniza de forma tan perfecta como los engranajes del mejor reloj de Suiza.
De noche, es tan gótica como la planearon. De día es majestuosa, alegre, gigante. Contagia una vitalidad indescriptible y deja en claro que La Plata nació para ser grande. Con ustedes, la catedral.


 
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  01 » Mar 2009
El mate: un compañero más
 


Tomar mate es una de las costumbres que carecterizan a los rioplatenses. Desde la temprana infancia, cualquier argentino se habitúa a ver a sus padres tomando ese té raro -como lo llaman los extranjeros-, por lo que la infusión les resulta muy familiar.
Se dice que en nuestro país, un niño se vuelve hombre cuando siente la necesidad de tomar mate solo, sin que nadie se lo haya cebado. Los universitarios, en ese proceso de maduración e independencia, sienten al mate como aliado, compañero y amigo inseparable.
Julieta es entrerriana y su cercanía al Uruguay -el país con mayor consumo de yerba mate per cápita- la convierte en una experta en el tema. Conoce todas las variantes posibles de la infusión: con hierbas, café, cáscaras de frutas, miel y azúcar quemada, entre otros. "También el mate es distinto como recipiente", explica Julieta y agrega: "Hay de metal, de madera, calabaza, loza y demás".
Esta bebida es muy significativa para la mayor parte de los habitantes del país porque representa un ritual de encuentro. Pero, para el universitario, el mate cobra un sentido especial. Está presente en las clases, las reuniones de estudio y las tardes en la plaza. La distensión de las cursadas parece medirse en realción a esta infusión: los profesores más estrictos lo prohiben, mientras que en las clases más amenas, los docentes se predisponen a compartir el mate con sus alumnos.
"Una de sus ventajas es lo barato que resulta", comenta Mercedes, otra alumna de la Universidad Nacional de La Plata. Tal vez es por eso que la yerba está presente en cualquier departamento o residencia universitaria. Sólo resta calentar el agua para propiciar algún encuentro. Porque la bebida no es sólo una compañera de solitarias noches de estudio, sino también una aliada para generar nuevos vínculos. En la universidad, así como en otros ámbitos de la vida, muchas amistades comienzan con un "¿me convidás un mate?".
 
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