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Juan Mocciaro
Editor Responsable
 
  13 » Nov 2008
Los muchachos del ‘86
 


“¡Apuralo que no sabeee!!!!”
El grito le llegó mientras patrullaba la mediacancha del campo de entrenamientos del Club América. Como perro de presa iba de una banda a la otra detrás del rival que osara pasar por su territorio. Fue entonces que escuchó la orden. Sergio Batista levantó la cabeza para conocerle el rostro a la próxima víctima. Era Diego Maradona, el que “no sabía” con la pelota. Héctor Enrique, autor de la ocurrencia, y los demás muchachos del seleccionado rieron a carcajadas. El Checho y Diego, también.
Eran los tiempos felices de la concentración mundialista de México. Días bilardistas. Argentina trabajaba, jugaba y se consagraba campeón del mundo por última vez. Hoy, aquella generación, la generación del ’86, desembarca en la AFA para hacerse cargo de una selección que desde entonces deambula errante Copa tras Copa, a la búsqueda de la gloria perdida. Sólo que ahora los muchachos ya no ríen tanto como aquella tarde en el América.



La designación de Diego como entrenador de la selección es una obviedad. Nadie como él para comandar el equipo nacional. Debió llegar mucho antes, sólo que su tormentosa vida privada se lo impidió, como le impidió casi todo tras su retiro de las canchas. Decir que su inexperiencia lo inhabilita es una crítica sin sustento. Diego lleva dentro todo lo que fútbol es. El problema es que con él también llegó ¡Carlos Bilardo! ¿Por qué Bilardo? ¿Cómo es que volvió a entrenar a la selección? Porque, que no haya dudas, Diego elegirá los jugadores y armará el equipo, pero Bilardo será tan entrenador de la selección como él.
El retorno de Bilardo a la albiceleste fue idea de Julio Grondona y es sin dudas un serio retroceso. También lo habría sido si se trataba de César Menotti. Protagonistas ambos entrenadores del más grande debate ideológico que haya conocido el fútbol argentino, el “Narigón” le devuelve vida a una discusión que necesariamente debe ser superada y que de hecho ya lo parecía.
Con Bilardo también vuelve una cosmovisión del fútbol que ya no es. Si le pegaban a Basile por que era un viejo que ya entendía a las nuevas generaciones de jugadores, qué decir de Bilardo, sus obsesiones enfermizas y sus cábalas absurdas. Del Coco se burlaron hasta los jugadores por el famoso talco en la espalda. ¿Se animarán los medios y esos mismos jugadores a reírse del Doctor? ¿Alguien se imagina a Messí, Agüero y cía. viendo videos durante horas y escuchando cada cinco minutos a Bilardo repetir el mismo concepto cientos de veces? ¿Era necesario que volviera? ¿De verdad se cree que la única forma de ser campeones del mundo otra vez es repitiendo lo hecho hace 25 años?
Menotti y Bilardo hicieron escuela y dejaron discípulos. Pero a partir de los ’90 surgió una nueva camada de entrenadores, muchos de ellos dirigidos por Menotti y Bilardo, que como una generación superadora de aquella vieja dicotomía: Carlos Bianchi, Daniel Passarella, Jorge Burruchaga, Américo Gallego, sólo por nombrar algunos. Ni hablar de los jugadores de los ’90 que ya son entrenadores, como Diego Cagna, Diego Simeone o Roberto Sensini. Hubiera sido más saludable acudir a ellos que volver a la raíz de la polémica. Maradona no necesita de Bilardo. Le alcanza con su propia estrella para hacer de esta selección de estrellas todo un equipo.
Tampoco necesita Diego de esta trama de imposiciones que es la conformación de su equipo de trabajo. En un principio iban a trabajar junto a él Sergio Batista y José Luis Brown, además de Héctor Enrique y Pedro Troglio. Generación 86 a full, más uno de la del ’90. Pero de un día para el otro aparecieron ¡Oscar Ruggeri y Alejandro Mancuso! Diego dijo lo que dijo en su presentación (“quiero gente leal a mi lado…”) y lasa heridas sangraron. Batista y Brown se sintieron aludidos y se enojaron. Diego insistió con Ruggeri y Julio Grondona dijo que cualquiera menos Ruggeri. Y por detrás de todos, la mano de Bilardo.
Grondona quiere a Batista y Brown. Diego lo quiere a Ruggeri, a quien no quiere Grondona. ¿Por qué Diego prefiere a Ruggeri y no a Batista y Brown? ¿Cómo harán para trabajar ambos desde las juveniles si sospechan que Diego los considera “desleales”, o al menos no tan leales como Ruggeri? ¿Desde cuándo Ruggeri es tan leal a Diego? Hace apenas dos años Ruggeri había dicho que Maradona “era un pobre muchacho”. Incluso días después de ser designado Diego en selección, el Cabezón dijo que “algo raro habrá pasado de nuevo porque el técnico de la selección ya era Carlos Bianchi…". ¡Vaya lealtad! Ni hablar de la extraña reconciliación de Diego con Grondona, esa que tardó cinco minutos en estallar.
Una lástima. Demasiados problemas futbolísticos tiene la selección como para discutir sobre los ayudantes del entrenador. Demasiadas imposiciones cruzadas, recelos forjados durante años que ahora salen a la luz, mientras todos esperamos que Diego hable de fútbol cuando hable de la selección.
Como sea que termine esta historia, no será con final feliz. Pero algo ya es seguro: aquellos muchachos de la generación del ’86 ya no sonríen como antes.
 
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