El ejemplo de la Asociación de ayuda a Víctimas de Violación
AVIVI comenzó a funcionar el 24 de junio de 2003, un día después que un tribunal de San Isidro condenara a 28 años de cárcel —más la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado— a Javier Emilio Posadas, el hombre que había violado a su hija Candela, y a muchas otras mujeres. Desde entonces AVIVI asistió a un promedio de entre cuatro o cinco víctimas por día, la mayoría de las cuales a lo largo de 2008 en capital y provincia de Buenos Aires, son menores de entre 6 y 17 años.
En abril de 2001, Candela González (26) fue violada y golpeada brutalmente. Su madre, María Elena Leuzzi (52) recibió una llamada en la que le comunicaban que su hija no solo había sido abusada sino que estaba en terapia intensiva. Cuando su madre llegó al hospital, la joven estaba en shock. Horas y horas miró un punto fijo. Tardó días en volver. Su madre vivió el dolor más grande. Su hija se debatía entre la vida y la muerte y si sobrevivía ella debía recibirla a un mundo diferente, desconocido para ambas.
¿Qué hacer, cómo actuar en estas circunstancias?¿Cómo reparar?
Según cuenta María Elena, en el 80 % de esos casos se hicieron las denuncias y algunos ya fueron a juicio. La Justicia ya condenó a 25 violadores en distintas partes del país. "Al único que le dieron una condena ejemplar fue a Posadas. El resto recibió penas lamentables que no superan los seis años de prisión", afirma.
"El 20% de 4.300 casos que asistimos los primeros tres años fueron víctimas de violadores ocasionales. El resto fueron casos intrafamiliares. El 80 % de las violaciones las comete un familiar", cuenta.
La asociación acompaña a las víctimas desde que van a una comisaría o un hospital. María Elena o su hija Candela comienzan parten inmediatamente a la seccional o a el hospital para que la víctima tenga la primera contención después del ataque.
Siete años después de la creación de AVIVI, las dos mujeres acompañaron a miles de víctimas que vivieron lo mismo.
La sede de AVIVI es casa de María Emilia y Candela, situada en Virreyes, partido de San Fernando, provincia de Buenos Aires. Por orden del ex ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanián, en todas las comisarías de la provincia hay un cartel de AVIVI en el que figura el número de teléfono de la organización. Cuando alguna de las dos llega a la comisaría y se encuentra con una chica que fue violada piden a los policías que las dejen a solas. "Primero les damos contención y después les sugerimos que es necesario que entreguen sus ropas para preservar los rastros. Luego las acompañamos a un hospital para que les hagan un hisopado y conseguir el ADN del atacante y también para que las mediquen contra un posible embarazo, hepatitis B y virus del sida", relatan madre e hija. Por otra parte, costean algunos gastos que insume la denuncia o asisten con pañales a los bebés que han sido producto de la violación. Después de formalizar la denuncia, AVIVI, pone a disposición de la víctima psicólogos, debido al estrés postraumático que sufren, o abogados. Para eso hay sesiones individuales, grupales, familiares y grupos de autoayuda que, muchas veces, son encabezados por Candela. “A la primera contención y la asistencia psicológica después se suma la asesoría legal. Como los delitos sexuales son de índole privada, si la víctima no insta a la acción no hay investigación.
"Tratamos de que todas las chicas violadas hagan las denuncias porque es la única forma de detener y luego condenar a un violador, dice María Elena.
Esta ONG no cuenta con ayuda del Estado. Particulares, entre ellos un empresario de Cipolletti, colaboran con la Organización.
El mail de la Organización es madredeavivi@yahoo.com.ar
Cuando leo èste tipo de notas, me reconcilio con la raza humana. Muchas gracias a la señora Marìa Elena y a Candela, por la valentìa de sobreponerse a ese inmenso dolor y transformarlo en ayuda a los demàs. Me gustarìa saber si hay una cuenta abierta para colaborar desde cualquier lugar del paìs.Serìa bueno publicarla siempre para que podamos colaborar aunque sea con un poco de dinero.