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A partir del allanamiento realizado en una casa de “masajes” de la calle Belgrano al 900 de la ciudad de Neuquen, en el marco de la búsqueda de María, joven Roquense desaparecida de su hogar, se instala el debate sobre la prostitución. Debate que nos involucra a todas/os, nos afecta como sociedad, porque es allí donde se engendra la violencia y la explotación. Debate en el que partimos por desocultar lo que esta silenciado y poner en cuestión las políticas de estado que sustentan la prostitución.
En nota publicada en el matutino Río Negro el 18/04/10 el comisario Daniel Rojas sostiene que no existe normativa que prohíba la explotación sexual de las mujeres, y solo están atentos a que no haya menores “trabajando”, lo que es mas grave aún, un funcionario del gobierno municipal; Pablo Piccinini ratifica los dichos del comisario Rojas y agrega que envió un informe al CD en el que afirma que la “actividad” no esta penada en el país, que “existe un vacío legal”. Resultan sospechosas las posiciones de estos funcionarios, porque si bien la actividad se difunde, con total impunidad, en todos los medios, incluidos Internet y teléfonos celulares, deberían conocer que existen leyes que son burladas y así crecen los burdeles con la máscara de casas de masajes, bares, pubs, etc..
Nuestros concejales no tienen nada que blanquear. Argentina adhiere ratificando la posición del Convenio abolicionista de la ONU al “Convenio para la Represión de la Trata de Personas y Explotación Ajena” aprobada por las Naciones Unidas el 02/11/49, que fue incorporada a nuestra Constitución en 1994 y consagra al país como abolicionista. El abolicionismo prohíbe la explotación organizada de la prostitución, no penaliza su ejercicio individual. En nuestro país los prostíbulos están prohibidos por la ley 12.331.
Las que no existen son leyes que promuevan políticas de sostén, tanto económico como social, para las mujeres que decidan salir de la prostitución, todo lo contrario las leyes sostienen la prostitución.
No perdamos de vista que la prostitución es un gran negocio, cuenta con redes internacionales que después de la droga y el trafico de armas genera fabulosas ganancias. La Argentina y nuestra provincia no son ajenas a la “industria del sexo” con “empresarios de la noche” que anuncian en los clasificados y muestran su “mercadería”, así los cuerpos de las mujeres son reducidos a simples objetos que se compran y venden en el mercado. ¿Si son vistas como mercancías tienen opciones libres de vida?. Sostenemos que la prostitución y la trata de personas con fines de prostitución son sinónimos de esclavitud y violencia. La idea de que debemos respetar la decisión de la mujer que vende su cuerpo condensa la aceptación de una sexualidad basada en el dominio masculino y la transformación del cuerpo de la mujer en un objeto, además abona el concepto de dos clases de mujeres las “buenas” que son útiles como amas de casa, que acompañan, crían los hijos y las “malas” con las que por un precio se puede tener satisfacción sexual unilateral y “sin compromiso”. Esta situación social es la que pretenden legitimar Rojas y Piccinini y no hemos escuchado voces en contrario de parte del gobierno municipal ni provincial.
Las mujeres tenemos, en muchos casos, limitaciones para nuestra autodeterminación, a veces llegan a anular las posibilidades de un consentimiento prestado en libertad. Estas limitaciones son impuestas por la posición social, el lugar dentro de la familia, los mensajes culturales, los mandatos impuestos, etc.. No conocemos situaciones en las que las mujeres hayan decidido “libremente” entrar en la prostitución, generalmente es a partir de una situación de necesidad familiar, de engaño, por amor, empiezan a salir con alguien que les plantea que tiene problemas, si le puede conseguir recursos, o alguien que las seduce y las viola y después entran en el “negocio”, mujeres que vienen de países limítrofes, el desarraigo, en algunos casos expulsadas de sus familias, o que han tenido que dejarlas por otras razones, no tienen como sustentarse, existen muchas variantes producto de una situación de vulnerabilidad, consecuencia de la pobreza y la falta de perspectivas y por allí aparece algún “fiolo” que les hace una propuesta, o una amiga que esta en la prostitución y se lo sugiere, o los reclutadores. Por lo tanto es una situación de indefensión y falta de contención social, este es un sistema social que avala y protege en especial al prostituyente y al proxeneta, no existe una política social que brinde alternativas diferentes, donde haya un sueldo que se equipare con lo que ellas cobran.
La prostitución no es un trabajo
No es lo mismo vender la fuerza de trabajo, acción en la que ponemos nuestro cuerpo y mente como instrumento, a vender el uso del propio cuerpo o de ciertas partes del mismo por un tiempo determinado, el cuerpo es el objeto, el cliente es el que tiene el dinero para pagar el precio, el proxeneta es el que aporta las condiciones materiales y provee las personas para la ejecución del “negocio” y se queda con el 50% de lo recaudado, siempre con la complicidad del estado. Promover y naturalizar esta actividad es justificar el uso de otra persona como si fuera una cosa, un objeto, produciendo un daño a los aspectos mas profundos del ser humano como son la intimidad, el ejercicio voluntario de la sexualidad y la identidad.
Las mujeres compradas o vendidas en la prostitución, soportan abuso sexual que les produce daño físico y emocional. No es una opción libre ya que condicionamientos sociales e individuales dan lugar a formas de coerción sutiles o violentas, siempre brutales, que anulan toda forma de acuerdo “entre iguales”.
La reglamentación del ejercicio de la prostitución sólo sirve para legalizar el proxenetismo, al cliente, al tratante, y a la “industria del sexo” que son los que crean la oferta y dominan el mercado, explotando el cuerpo de las mujeres y promoviendo su consumo. Regular la prostitución significa legitimar la esclavitud.
Estela Cavazzoli
Org. De Mujeres LAS DEL ENCUENTRO(lasdelencuentro@gmail.com)
Grupo de mujeres de distintas extracciones sociales, políticas, amas de casa, trabajadoras, desocupadas que empezaron a trabajar con la problemática de género a partir de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Trabajan centralmente en el ámbito barrial de Neuquén, con talleres, charlas, proyección de películas y debates. Organizan pre encuentros de mujeres, que este año se darán cita en Paraná. |
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