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28 » May 2010 |
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En Villegas confluyen cuestiones de adolescencia y género |
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Para la licenciada Matilde Boado, hay que tomar el hecho como un emergente social, indicador de que algo no está bien. Nos interroga sobre qué posicionamiento tenemos frente a niños, niñas y adolescentes, qué se legitima, cómo se opina y a quién se cuestiona.
No cesa la polémica en torno a la violación de una joven de 14 años en la localidad bonaerense de General Villegas por parte de tres adultos que luego difundieron por internet las imágenes del hecho.
Las marchas en adhesión a los tres sospechosos, encabezadas por mujeres y donde el eje del reclamo no era defender la supuesta "inocencia" de los señalados como culpables sino inculpar a la víctima, también generaron interrogantes.
¿Qué nos dicen estas cosas, qué significan? Para la licenciada en Psicología Matilde Boado estos hechos son "emergentes sociales, indicadores de que algo en nuestra sociedad no está bien y que por lo tanto debemos reflexionar colectivamente sus implicancias".
Agregó que en torno a estos casos la opinión prevalece por sobre la reflexión; es "puro acto disparado para el afuera, como una especie de incontinencia verborrágica donde todos opinamos de todo".
Por eso, propuso pensar tres cosas:
1) "¿Por qué la sociedad se identifica con el agresor, no para defender su acción sino para acusar a aquel que está en el lugar de víctima?"
2) "¿Qué pasa que la ley pareciera desdibujarse o invisibilizarse porque en determinadas ocasiones yo elijo que se invisibilice? Pareciera que no hay legalidad y que yo legitimo aquello que yo considero según mi opinión".
3) "La cuestión de fondo es ¿qué posicionamiento tenemos nosotros -los adultos- frente a la infancia y adolescencia? Lo cierto es que no estamos siendo responsables, no estamos dando respuesta acerca de lo que sucede. Como adultos de la sociedad, padres, docentes, profesionales, somos responsables de estos niños y adolescentes. No podemos mirar para otro lado. Parece que sí se puede pero no estamos advirtiendo que eso tiene consecuencias complejas".
Boado advirtió que "tomarlo como un emergente" permite verlo "como algo que está llevando la sociedad hacia una cuestión bastante psicopática donde "legitimo sin que esto sea legal, opino sin reflexionar y cuestiono a la víctima". "Es grave, triste y preocupante pero es lo que está pasando".
La víctima tiene 14 años y esto es algo que algunos quisieran olvidar, "por algo existe una ley que tiene en cuenta que alguien es un menor". Explicó que "los adolescentes tienen ciertas particularidades evolutivas, como transgredir, y que "emocionalmente no pueden elaborar psíquicamente los hechos del mismo modo que un adulto".
Por eso "deben estar contenidos, protegidos. Si algunos menores no lo están porque el medio social no los favorece, ¿qué hacemos? Los dejamos librados a su buena o mala suerte, no los cuidamos, los culpabilizamos", afirmó.
Para aclararlo, planteó un claro ejemplo: "supongamos que estamos cuidando a niños de 2 años a quienes les encanta poner los dedos en el enchufe. A nadie se le ocurriría que no los vamos a proteger de eso. Podemos tener un descuido pero les proveeríamos un lugar lleno de enchufes para que metan los dedos. El razonamiento es el mismo. Un adolescente de esa edad no puede ser juzgado por sus acciones porque la etapa que está transcurriendo no es la etapa de adultez y todavía hay un montón de aspectos que son inmaduros. Por eso, la ley prevé que por eso los niños hasta determinada edad son inimputables".
En este caso confluyeron muchas cuestiones y también la de género está presente. Boado consideró posible que en un pueblo pequeño subsista cierta especie de patriarcado donde las mujeres están en un lugar de objeto y sometimiento y donde la víctima es sospechada.
Para explicar que sean mujeres las que encabezaron estas manifestaciones puntualizó que "la cuestión de género no tiene que ver con el sexo sino que lo trasciende. Hay muchas mujeres que justamente sostienen un modelo de sometimiento de género que se ubican del lado del matriarcado y muchos hombres que defienden estas cuestiones".
También resaltó que cuando hablamos de género y mujeres, en general, hay que tener en cuenta distintas realidades. Hay mujeres con autonomía, con poder de decisión, con una determinada visión acerca de sí mismas que les permite actuar de ese modo. Pero también hay mujeres que padecen en silencio y sin saber que padecen, aceptando pasivamente ese lugar como si no les quedara otro.
En este contexto, Boado recordó el dicho freudiano de que aquello que no se elabora se repite y trajo a la memoria el caso de María Soledad Morales, de Catamarca, donde la víctima también fue culpabilizada aún cuando estaba muerta. De alguna manera "eso quedó como un resabio, algo no resuelto", dijo.
También opinó que "lo más terrible no era que esa marcha exista sino que no exista otra en repudio de esta. Llama la atención el adormecimiento y el hecho de que no haya un claro repudio, "le da un carácter casi siniestro".
Sin embargo apuntó que "las cosas siempre se pueden transformar y cambiar por eso es importante pensar en qué significa esto a nivel social. Primero reflexionando acerca de lo que sucede y después generando acciones concretas con respecto a esto, en el trabajo de cada uno, en el barrio, en la escuela: "la multiplicación de acciones frente a un hecho es lo que va generando el cambio".
Perfil
Matilde Boado es licenciada en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Es docente en el Instituto Superior de Ciencias de la Salud, y en la Escuela de Psicología Social de la Patagonia. También se dedica a la atención clínica de adolescentes y adultos en instituciones públicas y consultorio.
Natalia López
natalial@rionegro.com.ar |
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Categoría : Actualidad y Opinión | Comentarios [0]
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