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06 » Feb 2010 |
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50 policías, respuestas 0 |
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La cita era a las 18. 30 en el destacamento rural de Guerrico. A las 18 horas, medio centenar de uniformados y uniformadas, hacía su prolijo despliegue en el mismo lugar donde el 1 de enero dos policías abusaron sexualmente de una menor.
Familiares de la víctima, acompañados de algunos vecinos y miembros de la multisectorial de mujeres del Alto valle, pasaron por las garitas de colectivos que se sitúan a unos mil metros de allí; dejaron plasmados algunos mensajes sobre sus paredes: “Policías violadores sueltos”; “Rubio y Chumbita, violadores” y caminaron hacia el destacamento.
Trascendió que en esos momentos pasó por la ruta 22, hacia Bariloche, el jefe de la policía de Río Negro, Víctor Cufré; quien- indudablemente- ordenó que asistieran al lugar policías de Roca, por temor a desmanes.
¿ Habrá sentido temor ?El temor, después de todo, es un sentimiento subjetivo. Seguramente le informaron que durante toda la mañana, en los medios locales, se dio amplia difusión del caso. Seguramente le contaron que en la mañana de ayer declaró la madre de la víctima durante tres horas y que el horno no estaba para bollos. En sede judicial, la mujer, se enteró que soporte usado para grabar a su hija mientras declaraba en cámara Gesell ( el 26 de enero), estaba fallado y por tal motivo tendría que volver a declarar; es decir, a ser revictimizada.
También supo que su denuncia, efectuada en comisaría de Roca la madrugada del 2 de enero, no fue tomada textual. Que allí “le hicieron decir cosas que no había dicho nunca, con palabras que ella no utiliza”.
Sin dudas, el horno no está para bollos.
Al ordenar desmesurado despligue, quedó en evidencia la profunda inquietud de la cúpula policial. El caso, que podría haber sido uno más, olvidado entre los vagos y confusos recuerdos de las fiestas de año nuevo; se salió de madre y “puede pasar cualquier cosa”.
Ninguna de las mujeres que estuvieron allí pensó en hacer “cualquier cosa” de la que imaginó la policía. Fueron a exigir, una vez más, una respuesta. Piden que los dos policías acusados de un grave delito hacia una menor y de muchos otros delitos que se sumaron a la causa, no trabajen en la fuerza, porque nadie puede sentirse seguro con policías como ellos.
Susana Yappert |
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Categoría : Actualidad y Opinión | Comentarios [1]
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No me sorprende |
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Por : Adrian Pereyra | 15 » Feb 2010 | 05:52 pm | Email
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Estimada Susana, no me sorprende que en sede judicial la víctima haya sufrido una revictimación (si existe el témino) En oportunidad de realizarse el juicio por el sonado caso de las menores que permanecían en un domicilio de calle Neuquén de General Roca, y por el que al menos dos de los implicados fueron juzgados, ocurrió algo parecido o más grave. Al parecer, la joven víctima (adolescente) debió declarar \"en Cámara Gesell a puertas abiertas\" para que los oficiales de justicia y demás partícipes del procedimiento pudieran oir lo que testimoniaba, debido a que no andaban los micrófonos (desconozco si está previsto en la reforma judicial que tanto pregona el STJ) . Con tal mala fortuna que la víctima que en teoría tenía por resguardada su integridad, enterada del mecanismo fallido, debió expresar su vivencia a sabiendas del selecto grupo que escuchaba el relato de las miserias que lo toco atravesar. Frente a tal violación de sus derechos humanos y sometida a una presión que, evidentemente los agentes policiales no están capacitados para soportar, al menos sin la custodia de medio centenar de uniformados de la tropa propia, esta niña pudo articular un relato que permitiera hacer justicia, al menos en parte. Él interrogante que me surge, a partir de la reiteración de episodios de esta naturaleza, es ¿cuál es la función del órgano judicial: esclarecer los hechos u obstaculizarlos los procedimientos investigativos?
Un saludo cordial.
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