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  01 » Sep 2008
Católicas pro aborto
  Frances Kissling, fundadora de “Católicas por el Derecho a Decidir”, habló del poder eclesiástico y los derechos reproductivos en Chile.

No es un tema sencillo de defender, menos aún para aquellas mujeres que públicamente se reconocen como católicas, y además promueven la despenalización del aborto y bregan por los derechos sexuales y reproductivos. Es el caso de Frances Kissling, una neoyorquina que nació en una familia católica, estudió en un colegio católico e incluso entró a un convento. En 1982 fundó “Católicas por el Derecho a Decidir” (CDD), una organización que, como su nombre lo indica, reúne a católicas que abordan los temas de sexualidad y reproducción desde una perspectiva ética, de justicia social y derechos humanos. Su objetivo es demostrar que las mujeres aún siendo católicas, pueden tomar la decisión de abortar según dicte su conciencia o capacidad moral y no por ello deben sentirse excluidas de su fe y su iglesia.
Frances dejó la presidencia de CDD en el año 2007, luego de 25 años a su cargo. Tiene 64 años y hoy recorre países dictando talleres de capacitación sobre comunicación acerca del aborto en diversas organizaciones sociales. Llegó a Chile invitada por la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe para participar del proyecto “Formación de Redes Ciudadanas para la Despenalización del Aborto Terapéutico en Chile”, impulsado en cinco regiones del país con apoyo del Fondo para la Acción en Aborto Seguro (Safe Abortion Action Fund) y la Federación Internacional para la Planificación Familiar (International Planned Parenthood Federation - IPPF).
La penalización total del aborto en Chile es reciente. Por más de 50 años, entre 1931 y 1989 regía una normativa que entendía el aborto terapéutico como problema de salud de las mujeres y de responsabilidad médica. Sin embargo, el gobierno de Pinochet la derogó justo antes de dejar el poder. Durante los gobiernos democráticos no se ha podido iniciar un debate sobre los derechos reproductivos, ni mucho menos reponer el acceso legal al aborto terapéutico. La fuerte presión e influencia de la Iglesia Católica y de sectores conservadores obstaculiza la expresión de una ciudadanía que, no obstante, tiene actitudes de cada vez mayor apertura, autonomía individual y conciencia de derechos.
¿Cómo enfrentan las “Católicas por el Derecho a Decidir” la cuestión de los derechos reproductivos y la libertad de conciencia?
Como católicos y católicas, resulta muy natural trabajar sobre los asuntos de la conciencia de los derechos humanos; creo que históricamente ha existido especial énfasis sobre esto en la Iglesia Católica. El problema es que la Iglesia tiene una historia patriarcal, donde no se aplican estos grandes valores de la conciencia y los derechos humanos a las mujeres. Cuando en 1973 el aborto se legalizó en los EE.UU. y los obispos empezaron rápidamente a trabajar para hacerlo ilegal, pensamos que era importante que hubiese una organización progresista y también feminista que pudiese aplicar principios católicos aceptados respecto del asunto de derecho a elegir y de ejercer la propia conciencia.
En el caso de la guerra, por ejemplo, la Iglesia no siempre tuvo una postura pacífica; aprobó muchas guerras y desaprobó otras. Obviamente la gente mataba y moría en la guerra. ¿Cuál era la política de la conciencia de la guerra? Para la Iglesia era la de guerra justa. Puedes perder tu vida o matar a alguien para salvar la propia. Puedes matar a otro en la guerra si es que su territorio o tus valores se ven amenazados. Recordemos lo que sucedió entre Inglaterra y Argentina, donde los obispos británicos y argentinos apoyaban la guerra. Una Iglesia muy anticomunista fue también la que dijo “mejor muertos que rojos”. Entonces la pregunta que uno se hace es ¿cómo es posible que no haya una teoría del aborto justo, donde la mujer pueda practicárselo para poder defender su vida, para proteger su territorio que es su propio cuerpo y su salud?
Estructuras de poder como la del Vaticano y la Iglesia son un poder silencioso. Son las personas las que se movilizan y realizan peticiones. Lo que hacemos a través de este movimiento es dar voz justamente a esas personas que son católicas y necesitan cambios; católicas que están dentro de la Iglesia pero no hablan, pero sin embargo, tienen el derecho a decidir y manifestarse. Ellas son la voz viva de esta estructura jerárquica, no como la Iglesia y el Vaticano, que simplemente son estructuras que ejercen su poder.
¿Cuál es su opinión sobre el estado de situación de los derechos y reproductivos en América Latina?
En términos generales, la situación en lo que respecta a los derechos reproductivos está mejorando. En primer lugar, porque el poder de la Iglesia Católica sobre estos temas se ha reducido en estos países. En la ciudad de México, por ejemplo, el aborto es legal; en Colombia muy recientemente también se legalizó en tres casos, aún cuando los sacerdotes estaban en contra de ello. En Uruguay, entiendo que el Presidente no ha firmado, pero su gobierno y los diputados de ese país están a favor de ello. Por lo tanto, al ver esta reducción del poder institucional de la Iglesia, me parece que ha habido un reconocimiento público del derecho a la conciencia y respeto del Estado de Derecho para las sociedades pluralistas. Esto obviamente es bueno para las mujeres.
En la actualidad los pueblos latinoamericanos están practicando sus derechos reproductivos, están utilizando la anticoncepción, han bajado las tasas de natalidad, por lo tanto ha habido algún tipo de aceptación de estos derechos.
Sin embargo, en Chile recientemente se prohibió la distribución de la píldora del día después en los consultorios públicos del país, lo que revela un gran retroceso en esta materia.
En la mayoría de los países de Latinoamérica esta pastilla es legal y se trata como un anticonceptivo más. La situación de Chile es diferente. Esto revela que la Iglesia tiene más poder aquí que en muchos otros países de Latinoamérica. Es difícil comprender esta resolución, porque la mejor manera de evitar un aborto es a través de la anticoncepción y eso incluye la píldora del día después. Deben saber que en algunos países, incluso dentro de la comunidad católica, esta píldora es aceptada. Además se debe agregar que existe información científica que demuestra que la píldora no es causal de aborto.
La misma Iglesia Católica que se destacó en Chile por su lucha en defensa de los derechos humanos es la que hoy, con una jerarquía más conservadora y altas cuotas de poder, presiona para que estos temas no sean debatidos en el parlamento.
La iglesia tiene la libertad de mantener y generar mayor poder; la obligación del Estado es evitarlo. La presión se debe ejercer sobre los legisladores para que resistan las demandas de la Iglesia. Estoy segura de que la Iglesia no fue la única que trabajó contra la dictadura. Muchos grupos de mujeres sacrificaron lo suyo durante ese período y merecen el mismo respeto.
Lo que tenemos que hacer es construir una sociedad civil fuerte a favor del Estado Laico, cuyos miembros desarrollen acciones de lobby hacia sus legisladores para señalarles que su obligación como representantes es tratar a todas las entidades de la sociedad civil con igualdad.
Sin embargo, pareciera que los parlamentarios a la hora de legislar consultan a la Iglesia Católica y acogen su postura institucional, desoyendo a una ciudadanía que es mayoritariamente progresista en temas como los derechos sexuales y reproductivos.
Creo que simplemente hay miedo. Los políticos en general tienen un doble estándar, hay mucha hipocresía. Además existe una relación férrea en América Latina, un matrimonio entre los gobiernos, las fuerzas armadas y la Iglesia Católica. Allí existen influencias muy grandes de los grupos conservadores. Esta interrelación también pasa por el dinero. Una fuente de recursos importante viene del mundo conservador con mucho poder, que a su vez alimenta las arcas de la Iglesia. Por otro lado, esas fortunas alimentan el poder de los políticos. Es por eso que éstos callan y no se atreven a alzar la voz en el Congreso. Todo este cruzamiento de gobierno, militares, Iglesia, política y dinero hace que la voz ciudadana no salga porque hay miedo, solamente miedo.
Su viaje abarca varios países de Latinoamérica, ¿cuál es el saldo de esta visita a la región?
Cuando una es católica está forzada a mirar el tema del aborto de una manera más profunda y busca argumentos que puedan apelar al resto de la sociedad. Aprendí mucho de la manera en que la Iglesia Católica utiliza las comunicaciones y el tipo de argumentos que ellos construyen para abordar el tema del aborto. Hay un sentimiento general que revela que, si bien es difícil abrir un espacio para hablar sobre la salud reproductiva, la idea es que las personas puedan tener herramientas para apelar y llamar a la conciencia de la gente que esté en desacuerdo con lo establecido en este tema. Fuente: Clam
 
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  01 » May 2008
Entrevista a la esposa de Carlos Fuentealba
 




Compartimos con ustedes una extensa e intensa entrevista de Mónica Reynoso a Sandra Rodríguez. La misma fue hecha en el programa de mujeres “Se dice de mí”, por FM 103.7 radio Universidad-Calf,Neuquén, el 5 de abril de 2008.



Ésa era Misia, ya vamos a hablar de ella pero de todas maneras es una invitada frecuente al programa. La que no ha venido todavía y estamos encantadas de que esté acá es Sandra Rodríguez. Estamos encantadas no solamente porque valoramos mucho su lucha, que la conocen todas y todos, sino esta generosidad que tiene para venir después de un día como el de ayer. Y de un año como el que ha pasado, con tanto golpe, con tanta pérdida, tanta presión y tanto caos, me imagino, en su vida familiar diaria, y se ha prestado a venir al programa, está acá, sentadita, después de hablar con otra radio, porque, me imagino, los medios te tienen como loca...

Primero saludarte a vos, Mónica, y agradecerte, y a la audiencia que acompaña tu programa.

Gracias a vos. ¿Quién te llamaba? ¿Era de La Plata, no?

Sí, me llamaron de una radio de La Plata, pero ayer, digamos, que después de la marcha seguían llamando. Es más, no atendí el teléfono y eran 16 llamadas, eran todas de los medios. Fue muy impactante porque, debe haber sido, como hace un año atrás, cuando yo obviamente no respondí ninguno de los medios y eso fue, digamos, creo que fue lo que más... todo nos evocaba aquel momento, por eso había cosas, que yo tuve que hacer un ejercicio muy fuerte ayer que fue...no es lo mismo lo de hace un año atrás, fue el shock más intenso que puede sufrir una persona, una persona que ama, a su compañero, como amo yo, y ver que muere el papá de tus hijas ¿no? no un padre cualquiera. Yo voy a rescatar esto. Tal vez haya un montón de papás que son así como era Carlos, y tal vez salgan a la luz estos aspectos que uno marca ¿no? Yo ayer en un momento marqué que Carlos era un revolucionario ¿no? Y en eso decía que tenía que ver con los cambios y con las actitudes que tenía Carlos. Él no era que leía un texto y no lo aplicaba. Creo que todas las cosas que leyó en su vida las aplicó y ésa fue la sorpresa más grande de ese compañero que vos tenés y que no lo ves en los otros aspectos de tu vida como lo que contaban los chicos en el aula, como contaban sus compañeros, son cosas que vos por ahí compartís pero en tu casa, no en la realidad del lugar ¿no? Los porteros...

Como que se te reveló otro Carlos...

Sí, sí. Es así, fue muy sorprendente para mí, digamos, sorprendía que todo lo que él hacía, él sostenía una misma postura dentro de la casa como afuera. Y con toda la gente, porque un vecino una vez me dijo: no hacía falta conocerlo mucho a Carlos para decir que era un buen tipo. Solamente como te saludaba, y su perseverancia en saludarte, no tener, no levantarse nunca de mal humor o si estaba de mal humor te saludaba igual, cómo lo pudo definir así con poquito, decir “sabías que era un buen tipo”, qué sé yo...

Vos verificaste que el hombre del que te enamoraste era igual en tu casa y fuera de tu casa, cuando trabajaba, cuando se relacionaba con otros.

Sí, nosotros teníamos nuestras.... en general nuestras discusiones de pareja nunca fueron, no peleas, discusiones, fueron pocas pero fueron bravas, fueron bravas, pero nos marcaron un cambio muy importante tanto a él como a mí.

¿Por qué cosas se peleaban?

Por lo que pelean todas las parejas, por la libertad, los espacios, las independencias y cómo amarnos en medio de todo eso ¿no? Que es el desafío de todas las parejas. Nada más que en las nuestras eran muy fundamentadas las posiciones (risas).

Me imagino, unos alegatos bárbaros...

No discutimos mucho por lavar los platos,. Discutimos por otras cosas...

Porque vos también sos una revolucionaria, como decís de Carlos.

Sí.

¿Dónde naciste vos, Sandra?

Yo nací en Buenos Aires, en Pompeya, pero viví toda mi vida en Martínez, San Isidro, Vicente López, cerca de esa zona.

¿Y tus viejos qué hacían o qué hacen?

Mi mamá es docente, jubilada, mi papá también está jubilado.

¿También docente?

No, no, no, mi papá pertenecía a las fuerzas armadas.

¿Del Ejército?

No, Fuerza Aérea. Y como ustedes vieron, lo vieron ayer, él marchó. Marchó por Carlos. Y él es de esas personas que, bueh, por la historia de su vida no comparte absolutamente nada de lo que está ocurriendo en este momento ni lo que ocurrió en el pasado tampoco. Él quería ser piloto.

Le gustaban los aviones, se metió en la Aeronáutica.

Le gustaban los aviones. Y su vida fue como la de muchos alumnos que nosotros conocemos, sin padre, sin madre, qué sé yo, y bueno, fue ese su rol, su lugar. Pero les digo así, desde las cuestiones políticas y todo, nos dieron siempre mucha libertad, tanto a mis hermanos como a mí, y compartimos mucho. Mi papá, creo que la mayoría de las veces, votó a la izquierda.

Mirá vos. Militar raro ése.

Una familia atípica. Tenía discusiones con Carlos, porque Carlos siempre fue un tipo que justamente.... una de las charlas que teníamos siempre con Carlos era que yo le decía mi papá es militar pero tu familia tiene una postura más militar que la de mi familia, porque siguen defendiendo estas cuestiones que hasta hoy, en la democracia, digamos, se sostiene que el pasado era mejor. Mi papá nunca me dijo eso. Mi papá dijo esto nunca más tiene que pasar.

La familia de Carlos tuvo una posición distinta después del asesinato.

Yo realmente lo digo así, estoy muy orgullosa de que mi papá haya marchado ayer, fue muy importante para mí. Mi mamá también porque creo que antes del golpe de estado no debe haber marchado nunca. Aprendí de los dos también muchas cosas. Les importa terriblemente todo lo mío. No hay vez que mi papá, me debe estar escuchando, no me haya dicho: Sandra, hablaste muy bien, hablaste muy bien. Es más, cuando en un momento dije: voy a tener que leer porque hablar no voy a poder, tanta gente, me voy a poner muy nerviosa, bueno, aclaralo, aclará que no vas a poder hablar. Y dice que mientras me escuchaba decía mirá, mirá, qué bueno que se acordó de lo que le dije (risas).

Y escribiste.

Y escribí, sí, porque era muy difícil. Yo sé que hablando puedo decir muchas cosas pero cuando hay tanta gente uno se olvida de todas las cosas que quiere decir, entonces...

Te distrae tanta gente.

Sí, es muy difícil, hay que tener mucha cintura en eso y solamente los que tienen cancha en los discursos políticos lo pueden hacer. Uno no, más con lo que evoca la fecha. Uno no deja de pensar que la noche anterior, la madrugada, las charlas, las últimas palabras, la última noche que dormiste con él, cuántas cosas que... yo creo que lo bueno de haber visto muchos compañeros, también está ese dolor de como quisiéramos que el tiempo volviera atrás y todo no hubiera ocurrido, uno tiene el sentimiento en carne viva. Acá se les ve en los ojos, anoche debe haber sido la más larga porque lo sentimos así, yo los veo a los compañeros, irse del hospital, todas esas horas, yo a esa gente, a todos los respeto mucho, que han tenido la fortaleza, ya te digo, de... mismo otras compañeras como Lili Papa, Ruth.

Son compañeras de hace muchos años ustedes.

Sí, porque todos estuvimos en el viejo MAS, el MAS de los 80, distinto al MAS de hoy, lo voy a aclarar.

Pero se conocen desde entonces. Y vos tuviste tiempo en todo este... porque te veo como en un vértigo. ¿Tuviste tiempo de reunirte a solas con vos misma, quedarte con tu dolor y hacer tu duelo, tranquila?

No. Esto va a llevar tiempo, esto va a ser un duelo largo y tiene mucho costo esto en lo personal. Justamente hoy me encontré con Sabrina Mayorga, de Bellas Artes, ella fue una persona muy importante para mí y... porque ella me alentó después de diez años, me alentó a que volviera y estudiara Bellas Artes. Yo se lo voy a agradecer eternamente porque fue en un momento en el que yo aprendí eso, a construirme desde adentro, me faltaba en mi vida mucho de eso, así como Carlos quería ser docente para llegar a su plenitud, yo quería llegar al arte para mi plenitud. Y en eso fuimos muy compañeros porque nos rotamos, nos bancamos, el tema del estudio, los chicos, y todo eso. Yo creo que tengo eso, la fortaleza de eso que construí, que hoy no puedo pintar, no puedo dibujar, no puedo dar clase, no puedo tener una pareja,. Son muchas cosas que uno no puede y eso es un costo grande. No puedo tener una vida más privada, más íntima, más propia, ¿no? Pero me hago mis lugarcitos. Hoy justo Sabrina me decía hacete tu lugar, hacete tu lugar, y bueno. Pero es que tampoco uno sabe manejar esto de lo público, que es terrible, es atroz. Yo lo digo así. Me puse a pensar en otras personas públicas más intrascendentes para la humanidad, yo digo cómo hacen para bancarse todo esto, cosas que te agobian, hay gente que le encanta, yo no entiendo ¿no? Que veo que te lleva a un cansancio propio ¿no? Yo estoy forzada en este lugar, yo no quiero ser pública, menos con esta razón. Yo quisiera volver a ser la... tengo mucha nostalgia a veces por esa Sandra que por ahí no conocían o sí conocían muchos, pero que realmente se sentía plena, feliz, bueno, qué sé yo. Yo sé que hoy estoy así, construyéndome en otra persona, inevitablemente esto fue una metamorfosis obligada.

Como juntando los añicos ¿no? Reconstruyéndote... tenemos que hacer la pausa obligatoriamente. Hay muchas cosas que vi anoche, vos también, me comentabas, en el documental que hizo Tristán Bauer y que se difundió por Encuentro, sobre todo unas frases que anoté, que dijiste, como “es un honor ser docente, aunque uno pueda padecerlo”.

(Asiente) A veces...

Dijiste, a propósito de la torta que había hecho Carlos, “te los querés llevar a tu casa a los pibes” y una frase sobre la que me vas a contestar después que tiene que ver con tu proyecto personal, “después del juicio voy a hacer una nueva vida con mis hijas”. Después me comentás.

Bueno.


--------------------------------P A U S A ---------------------------------------------


Anoche vimos en un documental que grabó, me parece que rapidito, Tristán Bauer, vino ¿cuándo, Sandra?

Estuvo 24 horas acá.

Estuvo en el CPEM 69, en la casa tuya, grabó a algunos compañeros de Carlos y por supuesto, a Sandra, y ella habló de cosas... yo quería recordar tu infancia, tus hermanos, pero como nos queda poco tiempo, ya hablaste de tus papás, me interesa lo de la docencia. Vos dijiste en un momento de esa entrevista que Carlos Fuentealba, cuando le preguntaste por qué te eligió, por qué se fijó en vos, te gustaron mis ojos, mi pelo (risas), y él dijo que te había elegido por maestra.

Mmm, sí.

Y lo importante es cómo los atraviesa a los dos la docencia, de qué forma signó la vida de los dos. A Bauer le dijiste que era un honor ser docente y hablaste de tu amor por los chicos. ¿Vos sos docente de Plástica?

Sí, soy profesora de primaria, maestra de primaria, siempre di las materias que más me gustaban, Lengua y Ciencias Sociales, y después decidí, tengo un título que es docente especializada en Juego y Recreación, que tiene que ver con lo que ya me estaba acercando a lo que me gustó siempre, que es el arte y , bueno, hace poquito me recibí de profesora en Artes Visuales. Había comenzado en el 2007 el cuarto año para hacer el superior, porque realmente... Los compañeros en Bellas Artes me decían pero si ya tenés cargo, ya sos docente, ya tenés todo, qué sé yo, hecha una carrera, por qué estudiás esto. Yo digo: porque me gusta. Y cada vez que yo decía tenemos un examen y despotricaba igual que ellos, la profesora esto, la profesora aquello, ellos decían bueno ¿y vos por qué estás acá? Porque me gusta (risas). Era una cosa de ida y vuelta.

Pero ¿cómo es eso de que te eligió porque eras maestra, de veras es así realmente?

Yo creo que sí. Como él estudió, se recibió de Técnico Químico y después empezó a tener un compromiso político, a ser militante, empieza a trabajar dentro del sindicato de la UOCRA, como parte de su militancia. Cuando me conoce a mí, dentro de nuestra agrupación que en ese momento se llamaba Alternativa Docente, donde conocí a Ruth, donde conocí a Lili, a Jorge, a Virginia, militantes que hoy están acá en la Cocapre (Comisión Carlos Presente), que ya no pertenecemos a ningún partido político pero que nos reconocemos con ideas de izquierda, que sostenemos un montón de posiciones, que justamente esto nos lleva a decir bueno, tenemos como otro tipo de unidad ¿no? Yo creo que a Carlos le gustaba que yo fuera maestra porque él aspiraba a eso para su propia vida. Que fue difícil como te imaginarás, entre pareja, decir a mí me gusta que seas esto porque yo quiero serlo ¿no? Nos llevó muchos años, es más, hasta nos llevó a una crisis, de decir yo te quiero a vos pero, yo se le decía así a Carlos, yo te quiero a vos pero te quiero completo, y si a vos tanto te gusta esto, no podemos seguir más en la vida pensando si nos falta la guita para esto, si tenés que ir a laburar 25 horas o... no, hacé lo que más te guste porque si no, no vamos a poder seguir viviendo juntos. A vos te falta algo que lo querés para vos. Ahí fue cuando se recibió de profe y, bueno, que yo creo que fue el golpe personal para mí más duro porque fue muy sacrificado el que él estudiara para los dos, como fue muy sacrificado que yo estudiara Bellas Artes. Eso lo saben mucho los que han estado cerquita nuestro porque hasta nos parece una injusticia en ese punto a nuestras propias vidas ¿no? No sólo el hecho de lo que ayer hablábamos, lo que ya todo el mundo conoce, sino el plano personal, por eso lo que tiene que ver conmigo, el poder levantarme y reconstruirme, voy a tener que hacerme un tiempo, como dijo Sabrina, para de ahora en más hacerlo, porque creo que ya estoy en una cuenta en ese punto, y digo, regresiva (risas) tengo que ponerme a hacer cosas para mí, a dedicarme un tiempito a mí, exclusivo, aunque pueda seguir con todas las otras cosas ¿no? También es real que como mamá estoy ocupándome mucho de la contención psicológica y afectiva de las chicas, porque, bueno, al ellas resistirse a la atención psicológica, ellas confían en mí, entonces al confiar en mí, está todo apoyado en mí, y es mucho, es mucho para mí. Eso me lo dijo mi psicólogo, Pablo, que es una maravilla, lo que ha hecho, lo que ha puesto profesionalmente para sostenerme en todos los momentos...

¿Sos de llamarlo a cualquier hora?

No, no. Pablo, te puedo llamar, y no lo he llamado muchas veces. Pablo Zeiger, sí, es muy bueno porque nosotros charlamos no solamente de lo que me pasa a mí sino que sentamos a muchos ahí en el diván (risas), a muchos, y hablamos de todo.

Es una sesión colectiva.

Claro, sí, sí.

¿Y quiénes están en el diván?

Uh, hay muchos, si te cuento todos los que van (risas) no lo van a creer. No, sí, sí. Porque evidentemente las personas que hemos tenido formación política es muy difícil encontrar respuestas a todo, cosas que vos creías que eran para un lado, te sorprenden cuando van para el otro. Cosas que te decepcionan, cosas en las que vos confiabas y también te decepcionan, cosas que mirabas de costadito y resulta que se pusieron al frente. Todo ese impacto es muy difícil para mí el poder acomodar, ordenar las cosas.

¿Pensás en personas en particular cuando decís decepción, gente que cambió de posición?

Sí (pícara), pero te digo que preferiría no dar nombres (se ríe).

No, tampoco te los estoy pidiendo, pero las decepciones vienen por ese lado, quiero decir, cuando hablás de política...

Sí, viste que hubo cuestiones que yo dije así desde lo político y desde lo humano ¿no? Cómo a veces unas cosas que parecían tener una postura desde un lugar, se unen con las posturas que estarían en el otro. Eso ha sido realmente muy shockeante para mí. Por ahí mucha gente ya lo tenía claro, en algunas cuestiones, pero suponete, hay una realidad, estoy en esta situación de lo público, involuntariamente, yo cada día que pasa rechazo el estar en este lugar. Y si me tengo que subir al palco, solamente puedo hacer esto, te lo digo sinceramente, es porque yo amaba a esta persona de una forma increíble. Y solamente puede ser eso, la fuerza de un amor, como digo yo, compatiblemente ideológico, donde vos podías ser resensible, mirando un escarabajo como lo mirábamos ese día, con esa mano, que también está ahí, en la Sala Emilio Saraco (N. de R.: donde hay una exposición homenaje), todo lo que había en relación a ese hecho, al escarabajo, y también como hay otra foto que nunca salió, que es una foto que yo tengo en un CD, cuando yo le alcanzaba los baldes a él para terminar nuestra pieza, que no pudimos nunca disfrutar juntos. Cómo uno, ese compañero de vida y de militancia te dejó la posta y vos sabés que la tenés que tomar, con el peso que tiene. Yo más de una vez me he enojado y he dicho ¿por qué a mí esto, por qué? ¿por qué fue así? Porque perder a un compañero en otra circunstancia... pero esto tiene una carga inmensa en relación a todo, un desafío terrible. Hubo un muchacho, creo que el nombre es Daniel, que en la muestra me dijo, con los ojos llenos de lágrimas me dijo, no nos conocíamos antes pero vos no te imaginás lo que vos has cambiado desde aquel momento hasta ahora. Algunos ya me conocían y por ahí sabían que yo tenía estas cosas, que por ahí ahora las he potenciado, pero a muchos... se sorprenden que en este corto tiempo, en este año, pero es la forma, la forma que yo pude tirarme un salvavidas, empezar a que todo esto no te hunda. Esto te hunde, te consume, te lleva, sí o sí, te digo, a empastillarte, te lleva a tener ganas de suicidarte, no es que se va eso ¿eh? Eso está ahí, porque la muerte está muy presente, se te vuelve como algo propio. Yo, los primeros días fue terrible. Cómo el efecto, digamos, de la muerte, se te vuelve un arma propia ¿no? Como sabés contra quién peleás, no los podés ir a matar así, drásticamente, entonces vos qué hacés, porque hasta eso, sos humanamente, sos humano, no podés hacer eso, no te lo permitís, entonces cómo te juega la muerte, en lo contrario, en matarte vos. Que sería como una cosa más fácil.

Eso dicen, que el suicidio es en realidad un homicidio frustrado.

Tal cual, tal cual, la impotencia de eso ¿no? Sí, yo creo... esto se te hace muy carne y es muy difícil. Yo pasé, la primera noche que volví a mi casa, pasé una situación de ésas. Donde había una mujercita, chiquitita, una amiga, Fernanda, Silvia no estaba durmiendo en ese momento conmigo en mi casa porque hubo un grupo que me contuvo esa noche, pero la llamamos en la mitad de la noche para decirle que yo necesitaba muchas cosas. Se mataba de risa Silvia porque yo llamé para que ubicara un médico en especial y pedía colchones (se ríe) por qué colchones, imaginate, te llaman y te piden eso. Y yo decía porque se va a tener que quedar mucha gente acá para cuidarme porque yo no me puedo cuidar sola. Y más, esa noche yo decía llévenme al hospital y Pablo, la pareja de Fernanda que estaban en mi casa, me decían por qué, te sentís mal, y yo decía no, no me puedo controlar, entonces era...

¿Qué tenías, furia?

No, estaba buscando la forma de suicidarme, y en silencio, cuando se durmieron las nenas y cuando se durmieron ellos, es terrible.

¿En este momento vos sentís que no podés gobernar tu vida, que las circunstancias te superan, desde el año pasado hasta ahora? ¿O sentís que podés?

(Piensa) Tengo momentos que no, tengo momentos que no ¿eh? Me tomo mi tiempo así, me refugio, me aíslo, cierro la ventana de mi casa, el postigo, atiendo el teléfono cuando puedo, cuando quiero, tengo, sí, en eso tengo un control. Lo que pasa es que a veces, ahora, ponele, no puedo poner un límite así, marcado, igual me estoy yendo, voy a cumplir con algo que también tengo pendiente. Vos sabés que allá en el Tromen, en el Lanín, los loncos se reunieron en actividades mapuches sobre esto que tiene que ver con la grieta del Lanín. Ellos dicen que es el grito del Lanín, por cosas que están pasando malas y que ellos tienen que responder a eso dentro de su filosofía ¿no? Y Fidel Colipán, con quien hemos tenido pocos contactos, como él dice, hablamos poco pero nos entendemos mucho, me invitó a ir al cierre de sus actividades. Pero qué pasa. Yo le dije, mirá, el Lanín para mí es resimbólico, por Carlos, de los momentos más hermosos, mas felices. Y Fidel me dijo mirá, mire compañera, porque él me dice así, mire compañera, yo no tengo mucha confianza, me la voy a tomar en este caso, me dijo, en ese lugar donde vos amaste tanto, donde fuiste más feliz, donde pasaste los mejores momentos con tus hijos, es el lugar donde espiritualmente vas a empezar a curarte. Y me hice el desafío, que creo que es uno de los más grandes, y voy a ir. Y me va a acompañar mi amiga Silvia.

¿Cuándo es eso?

El domingo.

Mañana.

¡Mañana! Ya ni... (se ríe)

Sandra ¿este año anduviste siempre por Neuquén, viajaste...?

No, fuimos al Domuyo, con Silvia estuvimos allá con un grupo importante, fuimos a Las Grutas a fin de año, eh, sí, siempre hubo gente cercana que yo podía acudir fácilmente, de hecho fue así. Camila estuvo muy mal el 26 de diciembre, al otro día de Navidad, que justo habíamos llegado de Las Grutas y a ella le agarró la peor de las crisis, que lloró mucho, mucho, más de tres horas, que tuve que llevarla al hospital ¿no? Y por suerte nunca hubo otra como ésa pero hubo varias. Y en general pasa cuando estamos las tres solas solas. Cae una, cae la otra, tenemos que hacer una red de intercambio. Aprendimos a contenernos una a la otra. Cuando una cae, la otra levanta y ayuda. Hay un rol así muy rotativo. Yo digo, la verdad, qué sanas que estábamos para poder estar haciendo esto ¿no?

Realmente, es admirable, es admirable. Tenían mucho amor, (ella asiente) tienen todavía, muy nutridas. Ponemos una musiquita, Sandra, enseguida seguimos charlando los minutos que nos quedan.


---------------------------------(Pausa musical. Misia, Adivinha)-------------------------------


Escuchábamos a Misia, del disco Dramabox,. Y hablábamos con Sandra de la música que nos gusta y ella... ¿no podés escuchar más música, no tenés ganas?

Eh... no, al principio no podía escuchar ninguna música, ninguna canción, nada, pero después me pasó que hay algunas que no puedo escuchar, ahora ya estoy... porque obviamente, todo me recuerda a ti, es un poco... y cada canción parece que uno la relacionó con la vida, con esa persona, con los hijos, qué sé yo. Este programa que vos viste ayer en Encuentro, bueno, creo que la combinación de esto, la música es lo mismo ¿no? Vos combinás la imagen con lo que hablás y también combinás la música con la vida, con las vivencias. Y eso en un plano, como es lo artístico, como la pintura, el dibujo, la música es igual, tiene ese código que te va directo...

Al corazón.

Al corazón. Yo creo que hoy, más allá de que yo no me pueda reconocer, no estoy como perdida en lo que soy. Pablo, mi psicólogo, qué dijo,. No te preocupes por el cuatro (de abril), vos parate desde el lugar de quién sos vos. Y fue, fue como que así, de golpe, sí, yo soy tal. No te puedo explicar bien quién soy todavía (risas) pero sí que soy algo, sé quién soy. Pero hay otra Sandra, hay otra Sandra, sí, sí.

¿Y la palabra viuda cómo te cae?

Muy mal, muy mal me cae la palabra viuda. En realidad sí soy viuda, sí, pero a mí no me gusta. Es más, por suerte los medios, la mayoría me han preguntado cómo querés que te presentemos. Como la compañera de Carlos Fuentealba. En realidad estaría bueno decir que fui la compañera de Carlos, eso es así, es pasado. Yo también ayer cuando hablaba del amor concreto, es así, el amor es como una fuerza que uno tiene, que construye, que hasta cuando te separás, vos por años seguís teniendo ese amor, que no lo tenés físico, que implica pérdida y que después, cuántas veces lo hemos hablado con todas mis amigas que se han separado, de haber tenido esas vivencias ¿no? Mismo cuando yo me separé. Yo estuve separada unos meses de Carlos en el 2000, que fue cuando él estaba trabajando de empleado de comercio y de golpe yo le dije por qué seguís trabajando en eso que no te gusta y es un peso para todos nosotros. Y dice, es por la plata, tenemos que pagar la cuota del auto, qué sé yo. Yo dije basta, no importa, después vemos lo que podemos pagar. Y nos endeudamos mucho, pero él tomaba la decisión, fue casi una condición para volvernos a amar, para mí mi pareja más tuvo que ver porque yo a él lo reelegí. Yo estuve casi ocho meses separada de Carlos y después volvimos y volvimos a estar los siete años más felices de nuestra vida, porque fue así. Fue el desafío de separarnos, volver a estar juntos y estar bien, y sabíamos que si no estábamos bien, se terminaba, no íbamos a volver a juntarnos, pero, bueno, hay gente que permite que estos desafíos de separarse y volver y estar son parte de la vida y en eso Carlos fue, como digo yo, un revolucionario. Porque hay que bancárselo. Y también en relación a toda la postura de Carlos. Yo me acuerdo que en el puente Ruth (Zurbriggen, militante feminista de la Colectiva La Revuelta) se puede acordar, cuando ella pintaba las remeras, las charlas que tenía con Carlos, donde él obviamente tenía sus cuestiones de género, como muchos, no se hacía sentir así, en forma pesada, él era muy carismático y tenías que tener cuidado porque te convencía fácil también para llevarte a su postura. Y bueno, eso, él me decía, las compañeras, las chicas de La Revuelta, él las quería mucho, las tenía así como... y él decía si hay que cuidarlas las vamos a cuidar. Él era protector ¿no? él tenía eso. Y bueno, a nosotras nos costó, a nosotras tres eso, que una vez Camila me dijo ojalá papá no hubiera sido tan así, porque el primer shock fue ése, ese manto con que nos protegía él, pero que a la vez fuimos muy independientes porque si no, no hubiéramos podido sostener... Si hubiéramos dependido tanto de él en todos los aspectos, hubiera sido terrible. Carlos cambió mucho cuando empezó a ser docente, me lo dijo Camila, él empezó a tener otra forma de ser, más sensible. Por eso sigo sosteniendo, el ser docente, tiene que ver, en el caso nuestro particular, era una elección de vida, una forma de muchas cosas.

Sandra, la última ¿cuál es la nueva vida, la que te espera después del juicio, con la que soñás, fantaseás, deseás para vos y para tus hijas?

Por ahora puedo solamente, como dije en la terapia, decir bueno, me propongo todo esto, poniéndome hasta un límite. Cuando digo nueva vida no es negar quién soy, quién fui, no lo voy a negar tampoco nunca, todo lo contrario, por mí persistirá por siempre Carlos, desde lo más profundo, ojalá lo tuviera de verdad les digo (se emociona mucho) pero sé que también el desafío es ése, recomponer mi vida desde todos los aspectos que implica una mujer. Me lo pidió Camila, mi propia hija: mamá vos tenés que hacer tu vida porque nosotras nos vamos a ir y vos tenés que hacer tu vida. Mi hija, que tiene quince años y que adoraba con toda su alma a su papá (muy emocionada), y Ari también (N.de R: Ariadna, la hija menor), con sus chiquititos diez años que tiene, también ha empezado a entender que nosotras tenemos que seguir viviendo, tratando de encontrar esa nueva vida porque hoy, como te digo, no tiene una forma, solamente está la sensación de que por suerte hay futuro. Porque hasta el momento se nos detuvo la vida y el punto de ayer (marcha por un año del asesinato de Fuentealba) también fue un punto de inflexión para nosotras. Ahora empieza otra etapa ¿no? Yo les dije, chicas, probablemente tengamos que buscar una casita para armar nosotras, no dejar esta casa del todo, poder venir de vez en cuando. Hay, ya, empezar un cambio en esto. Y creo que va a ser lo que me va a fortalecer, a sostener todo lo otro político, lo... es así ¿no?

Qué mujeres tan sanas, saludables. Sandra, muchas gracias, gracias por haber venido, perdoname la insistencia, tantas llamadas.

No, Mónica, para mí fue un placer realmente. Hay programas en los que uno se siente muy bien, donde larga todo, está bueno. Quiero que te sientas también bien vos, que a mí me hace bien, hablar y decir. Y ojalá que toda la gente que escucha, que vive situaciones así de pérdida, las mujeres que están solas, las hijas que perdieron a su papá, es lo más doloroso que te puede pasar en la vida, o a su mamá, sepan que hay formas en las que uno sale adelante, sale adelante. Es tratando de siempre hacer lo que uno quiere, aunque sea imposible, que era el mensaje que dio Carlos a todas las personas que lo conocieron.

La vida tiene una fuerza irresistible.

Sí.
 
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