En un aporte a la confusión generalizada que parece haber provocado la adopción de las Reglas de Heredia por parte del Tribunal Superior de Justicia, evoco este post de mayo del año pasado con un fallo que confirmó la publicidad de las sentencias completas, ante un planteo que le efectuaron al sitio Diario Judicial.
El comunicado ya mencionaba “la supresión de datos sensibles de conformidad con las Reglas de Heredia”. Y el post provocó un primer debate sobre el tema.
Para terminar con esta sobreabundancia autorreferencial, recuerdo que uno de los objetivos que se propuso el blog para 2009 fue pedir a los poderes del Estado más transparencia, más acceso a la información, más difusión.
Actualización/aclaración. La postura del blog es: la mejor reglamentación para el acceso a y la difusión de la información pública es la que no existe.
"¿Qué conserva de público un acto de gobierno que sólo pueden presenciar algunas docenas de personas? El velo impuesto por Sus Señorías atenta contra el derecho a la información de la ciudadanía. No se permite conocer el rostro de un acusado, personaje conspicuo por demás. No hay razones válidas que justifiquen esa sustracción a la mirada ciudadana, sólo sofismas".
Es uno de los párrafos de esta nota que escribió Mario Wainfeld, abogado y periodista, a raíz de que el tribunal echó al fotógrafo que intentó captar el rostro del general Jorge Olivera Róvere, imputado por 120 secuestros y cuatro homicidios en 1976.
El Tribunal Superior de Justicia publicó hoy por primera vez un acuerdo en Internet, gratis y al alcance de cualquiera que tenga acceso a una computadora con conexión a la red.
Quién sabe por ahora con cuánto de convicción y cuánto de necesidad, Barack Obama ha convertido el viejo dicho en su frase de cabecera.
Así lo menciona, entre muchas otras publicadas en los últimos días, esta nota del diario ABC de España.
Transcribo un párrafo: “Este cambio sustancial en Washington ha empezado con la anulación de la polémica orden ejecutiva en virtud de la cual la Administración Bush otorgó en noviembre del 2001 a ex presidentes, e incluso a sus herederos, el privilegio de mantener el secreto de sus documentos oficiales más allá de los doce años contemplados por la legislación de EE.UU. Al anunciar su cambio de rumbo, Obama ha recalcado su objetivo de terminar con tanta arbitrariedad a la hora de retener información pública”.
También estarán disponible en páginas web los gastos, licitaciones y proyectos de ley para que la ciudadanía opine, como se detalla en el post siguiente con enlace a una excelente nota de la revista Ñ.
Quizá la teoría del derrame de la que hablan los economistas pueda aplicarse también a esta brisa de transparencia que se dice comenzó a soplar en el norte. (¿Contagio anticipado?: Unos post más abajo encontarán la información de que el Tribunal Superior de Justicia decidió, por fin, publicar en Internet sus acuerdos administrativos, al alcance de todo el que quiera verlos).
Tuti Gadano se hizo eco de estos temas en esta nota y en esta otra sobre la falta de reglamentación del artículo constitucional que libera el acceso a las fuentes de información y sobre la reticencia a liberar información sobre algunos temas del pasado reciente, como por ejemplo los contratos del gobierno neuquino con Damovo.
Como aporte al debate me hicieron llegar esta Declaración de Principios Sobre el Derecho de Acceso a la Información del Comité Jurídico Interamericano. Su artículo primero dice:
“Toda información es accesible en principio. El acceso a la información es un derecho humano fundamental que establece que toda persona puede acceder a la información en posesión de órganos públicos, sujeto solo a un régimen limitado de excepciones, acordes con una sociedad democrática y proporcionales al interés que los justifica. Los Estados deben asegurar el respeto al derecho de acceso a la información, adoptando la legislación apropiada y poniendo en práctica los medios necesarios para su implementación”.
Aquí está el texto completo. Mini manual de uso (y bienaventurados quienes lo consideren superfluo): con un click sobre el nombre (en este caso, “accesoinfo”), el documento queda disponible para descargar, leer en pantalla, cambiar tipografía, etc. También se puede hacer un click sobre el pequeño cuadrado del extremo derecho (que parece un televisor) y lograr efectos parecidos.
Bonus track: Algunos maestros de periodismo aconsejan matizar la información dura con otra más blanda o liviana. Bien, el Casancrem de este post está a cargo de esta maravilla que permiten las nuevas tecnologías: como con los mapas de Google, se puede maniobrar sobre esta fotografía del acto de asunción de Barack Obama para alejar y acercar las imágenes hasta apreciar las pestañas de los que asistieron al acto.
Son más de 200 fotos tomadas desde uno de los palcos de prensa y montadas para crear el efecto.
Si quieren jugar un poco: encuentren a los francotiradores que protegieron al presidente.
La prensa lo definió como el primer e-president, aunque nadie está demasiado seguro de lo que significa. Será por su famoso uso de la Blackberry (el día de su asunción había carteles que decían “comprendemos tu dolor” porque al parecer ya no podrá utilizarla), será por su ingenioso método de obtención de fondos, será porque al lado de McCain pareció más moderno y más aplicado al uso de las nuevas metologías. Será porque todo lo vinculado a Internet vende, y hay que buscarle el e–costado a las notas.
La cuestión es que sólo a partir de ahora se tendrá un atisbo de si la democracia virtual, o digital, o directa, es posible.
Obama prometió mantener el vínculo directo con los ciudadanos estadounidenses y aprovechar las ventajas de la tecnología para testear en tiempo real qué es lo que piensan sobre determinados temas.
Uno de los mejores análisis que leí estos días sobre las posibilidades concretas y las dificultades para llevar a la práctica lo que dijo en campaña es esta nota de Sonia Jalfin en la Revista Ñ de Clarín.
Un párrafo, a manera de gancho:
“El gobierno electrónico busca hacer más eficientes las relaciones entre gobernantes y gobernados, facilitando trámites online y transparentando información; pero no altera el modelo de comunicación unidireccional, del gobierno hacia el usuario. La democracia electrónica, en cambio, prefiere hablar de ciudadanos, a quienes involucra en la toma de decisiones para así ampliar la legitimidad democrática. Las novedades implementadas por Obama responden al modelo de eficiencia organizativa del gobierno electrónico. Pero, a la vez, confían en la participación como herramienta de cambio. Los próximos cuatro años dirán si ambos modelos pueden convivir”.