Por mayoría, los diputados decidieron no rechazar todo lo que hizo el Consejo de la Magistratura respecto del concurso para elegir tres jueces destinados a la Cámara de San Martín. Entrevistará a los tres ganadores, aunque ya se sabe que a uno de ellos no le prestará acuerdo. La pregunta por sí o por no es de cajón:
¡Qué susto deben tener los integrantes del Consejo de la Magistratura! Los diputados estuvieron más de tres horas criticándolos, parecía que se los iban a comer crudos, encima había un despacho de mayoría que proponía rechazarles todo su trabajo, para que aprendan, para que vean que los representantes del pueblo no aprueban cualquier cosa, pero cuando hubo que votar... no pasó nada. Los tres pliegos de los ganadores del concurso para la Cámara de San Martín siguen ahí, como el día que llegaron, hace más de dos meses.
Empezó Inaudi, apenas pasaditas las 12 del mediodía. A esa hora, el despacho de la mayoría era de la mayoría, y el de la minoría, de la minoría. Por primera vez la oposición le había ganado una votación al oficialismo en comisión, gracias al inesperado aporte de Rachid y Carlos Sánchez.
El despacho de mayoría proponía rechazar todos los pliegos que enviara el Consejo de la Magistratura vinculados con ese concurso; el de minoría proponía habilitar el tratamiento de los pliegos en el recinto. El MPN ya había anticipado que les prestaría acuerdo a los dos primeros (María Julia Barrese y Andrés Arla) y rechazaría el tercero (Juan José Gago).
Inaudi despellejó el concurso para la Cámara de San Martín y dijo que era la oportunidad de mandarle un mensaje claro al Consejo de la Magistratura.
Atacó el punto flaco que todos conocen de ese concurso: el cero que Olivera les puso a Demiz y Sagües en la entrevista personal, y el redondeo hacia arriba de Felipe Cía en el puntaje de Gago por sus antecedentes. Inaudi dijo que lo hicieron con la calculadora en la mano para dejar a Gago en tercer lugar. (Soledad Martínez diría después que lo hicieron para bajar a Sagües al cuarto).
Inaudi reivindicó su participación en la elaboración del Consejo (fue asesor de Prieto en la convención constituyente) pero pidió mejorarlo. Por ejemplo, que la entrevista personal se haga al comienzo del concurso y no al final.
José Russo defendió el proyecto que a esa hora (pasadas las 13) era de la minoría. Admitió que el concurso "presenta ingredientes objetables respecto de quien salió en tercer lugar" porque hubo "palpable abuso en los puntajes de los antecedentes y entrevistas personales".
Pero en seguida su argumento buscó el camino de la legalidad. Dijo que es ajeno a la dinámica republicana que un poder desconozca en abstracto a otro, y que eso ni más ni menos significaría rechazar todos los pliegos.
"El papel de la Legislatura no es confrontar con el Consejo de la Magistratura sino ser copartícipe en las designaciones de jueces", dijo.
Hasta ahí, las posturas conocidas.
En eso pidió la palabra Rachid, que el martes había votado junto con la oposición por el rechazo de todos los pliegos.
Pero el jueves dijo que lo había pensado mejor, y eligió una metáfora bélica: "yo quería mandarle un misil al Consejo de la Magistratura, pero que no caiga en el edificio sino en el jardín".
Lluvia de chanes. "Hoy me pesa la responsabilidad institucional. Mi voto con respecto a la mayoría no es favorable", dijo al estilo Cobos.
Ahí se armó. El proyecto de la mayoría se había convertido en el de la minoría, y el de la minoría en el de la mayoría.
Hasta las tres y media de la tarde no quedó diputado sin hablar. La Concertación, Alternativa Neuquina, Une, hicieron fila para pegarle a Rachid primero y al Consejo de la Magistratura después, o al revés.
Y el MPN quedó, de pronto, como el gran defensor del Consejo de la Magistratura (con argumentos que he escuchado de boca de algunos consejeros, lo que me lleva a preguntarme si es verdad que el oficialismo está disconforme con ese órgano extrapoder).
En eso apareció Sánchez, el otro diputado que había acompañado a la mayoría que se había convertido en minoría. Dijo que se sentía mal por los agravios que había escuchado y pidió permiso para abstenerse de votar.
Para no alargarla (tanto como la alargaron los diputados): se pasó a votación y el MPN más Rachid y Baum ganaron 17 a 15.
Pero entonces surgió otra pregunta: ¿Qué ganaron?
Russo quería votar de inmediato los pliegos de Barrese, Arla y Gago. Pero Kogan le preguntó: "¿vamos a aprobar los pliegos de tres camaristas sin verles la cara? ¿No vamos a cumplir con la costumbre de entrevistarlos antes de decidir si les damos acuerdo, cosa que hicimos con magistrados de muy inferior categoría?"
Otra lluvia de chanes. Ninguno sabe bien qué hacer, y la vice Ana Pechen pide un cuarto intermedio para hacer "consultas legales".
El resultado: el expediente de los tres candidatos a camaristas queda reservado en presidencia, los van a invitar a la comisión, los van a entrevistar y después los van a votar (o no).
A esa altura el misil había quedado reducido a una bombita de agua.
Esta es la cabeza de la nota que estoy escribiendo para el diario de mañana:
La Legislatura citará para una entrevista personal a los tres ganadores del concurso para integrar la cámara de San Martín de los Andes, aunque ya tomó la decisión -por mayoría- de prestarles acuerdo sólo a los dos primeros y rechazar el tercero.
También habrá una crónica especial de la sesión de hoy en el blog.
Dentro de una semana jurará Labate, después será el turno de Lelia Graciela Martínez de Corvalán y luego de Oscar Massei. Antes de fin de año el TSJ volverá a tener cinco integrantes. Y sigue vigente esta encuesta:
En un fallo estableció que los decretos que emita el Presidente no podrán eludir una ley del Congreso
La Corte Suprema señaló, en una sentencia, que la atribución del Presidente de dictar decretos con contenido de leyes (decretos delegados) está sujeta a límites constitucionales y los jueces pueden controlar que esas normas no violen la ley que los autoriza.
La nota completa del diario La Nación está aquí. y el fallo, aquí mismo.