¿Consagró la Justicia neuquina la impunidad de las protestas gremiales? ¿O se demostró una vez más que es inútil llevar al ámbito de esta justicia de la provincia conflictos altamente politizados que deben resolverse de otra manera?
Reglas de Heredia mediante, los nombres de los protagonistas han sido reemplazados por sus iniciales. Pero los reconocerán fácilmente: revelo en este acto que O.L.M., o L.O.M., es Luis Martínez, ex secretario general de Sitramune, y H.Q. es Horacio Quiroga, ex intendente. Creo que con esos dos nombres es suficiente.
Habrán escuchado muchas opiniones sobre este caso.
Todos han hecho uso de este fallo según su conveniencia. Quiroga al decir que “quedó demostrado que la protesta no tiene límites en Neuquén”, Martínez al alardear de que “enfrentamos este juicio con hidalguía” (!)…
Es verdad, el fallo desconcierta.
Como desconcertó en su momento que absolvieran a los dirigentes estatales acusados de golpear a Hettinger, como desconcierta que a tantos años de los hechos no se haya juzgado a Sobisch por la cámara oculta o por la zona liberada o por el caso Fuentealba II, o que se hayan archivado las investigaciones por enriquecimiento ilícito de Luis Manganaro y Oscar Gutiérrez, quien se permite decir alegremente “soy un taxista” (ver aquí, al final de la nota) y acusar a la jueza federal de vivir en “una nube de gases” porque no falló como pretendía su partido, el MPN.
Como desconcierta saber que un ex vocal del TSJ habría votado en una causa en el cual habría tenido intereses concretos incompatibles con su intervención (ver el cuarto comentario en este post).
En fin, la lista de fallos desconcertantes podría ser mucho más larga. (Y no viene al caso, para la temática de este post, ocuparnos de las sentencias estruendosas en otros delitos como los homicidios y las violaciones).
El denominador común es que todos hablan, pocos leen las sentencias y, retomando, cada cual habla según su conveniencia y difunde un mensaje casi siempre interesado, a veces maliciosamente tergiversado.
Aclaro a esta altura que no estoy defendiendo el fallo de la Cámara. Podría sí decir que el Poder Judicial comunica tan pésimamente (y esto no es un cargo para la oficina de prensa) que permite que cada cual malinterprete las sentencias a su gusto. Me incluyo, por supuesto.
Admitamos que el camarista Emilio Castro, autor del voto principal, no goza de la mejor imagen en la sociedad. La mayoría hasta podría considerar que no es palabra autorizada para hacer las admoniciones que hace en la sentencia.
Aun con esas reservas, me pareció notar que este fallo está dirigido a muchas personas, con nombre y apellido. Personas que ocupan u ocuparon cargos importantes, personas que pudieron ocupar cargos más importantes aún. Que están adentro y afuera del Poder Judicial.
Como sea, creo que vale la pena darle una lectura. Aunque sea para poder refutar, o no, aportar, o no, a todo lo que se está diciendo por ahí acerca de este fallo.
Tengo teléfono fijo en mi casa y en mi trabajo. Tengo teléfono celular con el que puedo hacer/recibir llamadas, y además enviar/recibir mensajes de texto en cualquier parte que esté.
Tengo tres cuentas de correo electrónico en los que recibo alertas de los más variados e insólitos.
Tengo tres navegadores distintos, con favoritos sincronizados.
Tengo MSN y Yahoo Messenger. Tengo comentarios en los post de mi blog y en las notas que escribo para el diario y que levanta la edición el on line.
Y es poco, comparado con otras personas que conozco.
Cada vez que hago un recuento así me acuerdo de este maravilloso relato de Julio Cortázar, escrito en la época en que lo más absorbente que podía acecharnos era un reloj a cuerda.
“Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”. (Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj. Julio Cortázar)
Hace un tiempo me preguntaba en este post qué les pasa a los abogados que representan al Estado que pierden tantos juicios.
Hoy me encuentro con este comunicado de Ariel Kogan (diputado del PJ):
“La industrial del juicio desangra al Estado. El CPE, IPVU, ISSN concentran la mayor cantidad de fallos en contra.
“Más de 5 millones de pesos son los que se previeron en concepto de honorarios en el presupuesto de este año.
“Durante el debate del presupuesto en la Legislatura, el diputado Kogan reveló que las reservas presupuestarias para pagar los 101 juicios previstas en este presupuesto, alcanzan a $ 5.105.213,73 solamente en honorarios profesionales.
“El legislador explicó que “llamativamente, la mayoría de estos juicios corresponden a demandas llevadas adelante por unos pocos estudios jurídicos.
Kogan informó que “el Estado se desangra con la industria del juicio que tiene interesados adentro y afuera. Adentro, hay funcionarios que por incapacidad o adrede provocan situaciones para que el Estado sea demandado.
También adentro, la defensa jurídica del Estado, provoca estos alarmantes resultados. Mientras que afuera, hay abogados que encuentran un buen negocio en explotar estas situaciones, accionando contra el Estado”.
“Este es un tema muy complejo y pesado porque involucra millones de pesos con interesados dentro y fuera del Estado y la millonaria sangría que provoca a los dineros públicos queda oculta ante la sociedad”.
Hasta aquí el comunicado, que no menciona a ningún estudio jurídico pero es lo suficientemente transparente como para adivinar que se refiere al de un funcionario municipal.
Como decía Tato Bores: “si el juicio es de los amigos contra el Estado, siempre va a perder el Estado y van a ganar los amigos”
Las reflexiones que transcribo a continuación pertenecen al camarista Emilio Castro, y están incluidas en el punto 11 de la sentencia leída hoy, por la cual se absolvió a todos los empleados y dirigentes gremiales municipales acusados de amenazar al ex intendente Horacio Quiroga y de malversar bienes del municipio.
Realizo la transcripción debido a que es poco frecuente encontrar, en los fallos de nuestros tribunales, reflexiones de esta naturaleza.
“A modo de colofón: una vez un alto funcionario dijo que los jueces debían mirar al futuro. No aclaró nunca a qué se refería, porque un juez que acata el Derecho por sobre exigencias contingentes, mira al futuro. Pero acepto el reproche, sólo que en ese sentido: mirar lejos, mirar las consecuencias a distancia y en relación a los valores sociales superiores, no sólo en el momento, no sólo la contingencia.-
“Porque alguien podría suponer de estas absoluciones, que los desmanes y aberraciones ocurridos en Junio de 2005 son jurídica o moralmente indiferentes, que se puede ocupar edificios públicos, difamar, cometer toda clase obscenidades, impunemente. Que eso está bien si lo que se persigue es un fin justo.-
“No es así. Del hecho de que ninguno de los cargos que nos han convocado todo a lo largo de una semana sea delito, no debe concluirse que es lícito ocupar edificios públicos ni destruir o dañar bienes afectados al servicio público. Ni, en general, que sea lícito cometer desmanes para obtener algo a lo que alguien se considere con derecho.-
“Tampoco puede inferirse que avalamos los medios de lucha política o sindical, ni de ninguna clase, injuriosos, dañinos, inmorales; menos la inmundicia que se utilizó en el bochornoso episodio de Junio del 2005.-
“El fin no justifica los medios.-
“Todo esto lo reprobamos categóricamente.-
“Lo que ocurre es que nada de eso llegó a este juicio, y no podemos condenar (o absolver) más que lo que nos es propuesto a juicio.-
“Para equilibrar, que no queden malos entendidos: tampoco acepto que se pretenda hacer pagar todo este entuerto a dieciséis modestos operarios, ni a nadie, fabricando delitos imaginarios, cuya absurdidad es evidente.-
“Ni que se pretenda utilizar a la Administración de Justicia para dirimir conflictos político-partidarios”.
Y del acuerdo ordinario 4437, del 16 de setiembre, rescato por ahora el punto 12 que dice:
“1°) Disponer que a partir del 18 de setiembre del año en curso, cuando un Organismo Judicial (Cámara, Juzgado, Fiscalía o Defensoría de la provincia) requiera la colaboración de la Policía Provincial para realizar la notificación y/o citación de un ciudadano, deberá confeccionar un Oficio dirigido al Jefe de la Unidad policial correspondiente a la jurisdicción de la persona que debe ser notificada, y adjuntar a dicho oficio la diligencia – con copia-, debiendo confeccionarse una por cada ciudadano.
“2°) Hacer saber a los Magistrados y Funcionarios, que serán devueltas sin diligenciar aquellos requerimientos que no cumplan con tal recaudo”.
Creo que vale la pena leer el punto completo, porque en los considerandos está explicado el origen del problema.
A mí me sonó muy parecido a la crisis que tuvo la defensoría del Niño hace pocos años, cuando le agregaron como tarea la confección de las cédulas de notificación.
Es evidente que esa tarea resulta muy conflictiva. ¿Alguien quiere explicar cuál es el motivo?