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06 » Apr 2008 |
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Un día como hoy, hace 14 años, apareció el cadáver del soldado Omar Carrasco dentro del Grupo de Artillería de Zapala. El aniversario pasó tan inadvertido como el del 6 de marzo, cuando según la historia oficial lo mataron a golpes.
De lo mucho que se ha dicho sobre el caso, incluido en el libro Las Investigaciones del diario Río Negro, por estas horas conviene recordar una desafortunada decisión que se adoptó como estrategia: separar la investigación del asesinato por un lado y de su encubrimiento por el otro.
Los defensores de esta división del expediente dicen que por lo menos se llegó a condenar a tres personas como autores del asesinato (los encubridores fueron todos sobreseídos, si bien la decisión no está firme por un tecnicismo).
Los críticos, en cambio, remarcan que si se hubiera investigado con más intensidad a los encubridores, se habría llegado a los verdaderos autores.
Y conviene tenerlo presente en estos momentos cuando está a punto de ser juzgado el cabo primero José Darío Poblete como autor material del asesinato de Carlos Fuentealba, mientras en otro expediente avanza a paso lento la investigación de las responsabilidades funcionales, operativas y políticas del ex gobernador Jorge Sobisch y su Plana Mayor.
Hay distancias, claro, entre un caso y el otro. A diferencia de lo que sucedió con el subteniente Canevaro y los soldados Suárez y Salazar, condenados por la muerte de Carrasco, las pruebas contra Poblete son sólidas.
Pero Poblete -un policía con dos sentencias por apremios en su contra- actuó en un contexto. Es curioso que su abogado defensor sea quien levante esa premisa con más énfasis. ¿Estrategia? Puede ser, pero acusar a Sobisch de actuar como un enfermero no diplomado con cuchillo de carnicero no necesariamente beneficia a Poblete, pero sí pone el acento sobre otras responsabilidades que merecen ser investigadas con más profundidad.
Ahondar en la presunta responsabilidad del ex gobernador no es un tema menor y hay indicios que lo demuestran. ATEN quería ser querellante en la causa Fuentealba II para acusarlo formalmente y pedir que lo llamen a indagatoria. Su intento desató un escándalo de proporciones que podría costarle el puesto a un vocal del Tribunal Superior de Justicia.
Podrá alegarse que nada garantizaba que una única investigación arrojara mejores resultados. Pero fuera de la ucronía, lo que hay en concreto es un suboficial de lo más bajo de la jerarquía policial que ocupa en soledad el banquillo de los acusados.
G.B. |
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Categoría : Fuentealba - Poder Judicial | Comentarios [0]
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