Por Sara Barderas , desde Madrid
A punto de cumplirse 200 años del inicio de la Guerra de la Independencia española, el Museo del Prado muestra uno de sus proyectos más relevantes de las últimas décadas: "Goya en tiempos de guerra", la exposición internacional más importante sobre el artista aragonés (1746-1828), testigo directo de aquel conflicto bélico, organizada por la pinacoteca desde que en 1996 conmemoró el 250 aniversario de su nacimiento.
La principal atracción de la muestra, que los reyes Juan Carlos y Sofía inaugurarán el próximo lunes y que se podrá visitar desde el martes 15 de abril hasta el 13 de julio, son sin duda los dos grandes lienzos del 2 y el 3 de mayo de 1808 en Madrid: "La lucha contra los mamelucos" y "Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío" (1814), que acaban de ser restaurados y limpiados. Les han retirado los barnices amarillentos y, protagonistas ahora de una sala de luz tenue, se aprecian tal y como el artista de Fuendetodos los concibió para que se vieran, con los colores calientes originales y con lo terrible y lo trágico que encierran. Pero aunque éstas dos se encuentran sin duda entre las obras más destacas y apreciadas del pintor, "Goya en tiempos de guerra" es más que los grandes lienzos dedicados al levantamiento del pueblo de Madrid contra el invasor francés y la dura represión del día después.
Y es que, se compone de casi 200 obras (90 pinturas, además de dibujos, aguafuertes y litografías) que abarcan el arco temporal que va de 1795 a 1819.
Más de 65 pertenecen a otras instituciones como el MOMA de Nueva York y la National Gallery de Londres, y a colecciones privadas.
Algunas no se habían visto jamás en España. Es "el diario artístico de Goya en el cambio de siglo en uno de los periodos más turbulentos de la historia de España", explicó hoy en su presentación el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza.
"No es un diario de guerra, y menos de un pintor patriótico", advirtió, ya que se centra en el pintor, en su evolución personal y artística, y no en la Guerra de la Independencia, aunque los años de la contienda constituyen el núcleo central. "Comienza cuando Goya ha salido nuevamente a la vida; sordo, convaleciente y débil, hace lo que haría cualquier ser humano: renacer, dejar a un lado la superficialidad y dedicarse a la libertad, al amor, a la vida", explicó una emocionada Manuela Mena, comisaria de la exposición. Descubre "a ese Goya nuevo, renacido" en 1793 de una grave enfermedad que casi lo lleva a la muerte.
La exposición trata de entender las circunstancias particulares del artista en un periodo histórico que supone para él la caída de la cultura e ideales en los que se había formado y que le lleva al desánimo.
Es el tiempo de la Revolución Francesa en el plano internacional y de grandes cambios políticos en España, escenario de tránsito del Antiguo Régimen al nuevo régimen liberal. Supone una amplia y profunda reflexión sobre más de dos décadas del pintor, testigo de acontecimientos fundamentales para la historia de su país.
"Goya es objetivo, es neutral, presenta la realidad, no critica, es un espejo", explica Mena.
La muestra se articula en cuatro secciones que reflejan una evolución del optimismo inicial y las ganas de independencia frente al poder a la aspereza y a un mundo cada vez más oscuro: Goya. Primer pintor de cámara (1795-1800), Goya ante el nuevo siglo (1800-1808), Goya en los años de la Guerra de la Independencia (1808-1814) y Fatales consecuencias de la sangrienta guerra de España (1814-1819).
Incluye obras conocidas por todos, como "La maja desnuda" (1795- 1800), las estampas de la colección los "Caprichos" (1799) o el enorme lienzo restaurado de "La familia de Carlos IV", y también otras nunca antes expuestas en España como el bello cuadro de "La marquesa de Montehermoso" (1810), que se erige con toda la luminosidad del vestido blanco y vaporoso de su joven protagonista en la pared central de una de las salas. Muestra también retratos, autorretratos, naturalezas muertas...
Y permite apreciar el interés que sintió Goya por las mujeres en lienzos como "Majas al balcón" (1810-1812) -tampoco visto antes en España- junto a su pareja "Maja y celestina al balcón" (1810-1812), entre tantos otros en los que el artista refleja a la mujer en múltiples facetas. "Es un artista al que le interesó todo del ser humano", sintetiza Mena, resumiendo la esencia de esta exposición que constituye uno de los actos más importantes enmarcados en las celebraciones del triple bicentenario de la Guerra de la Independencia, la independencia de los territorios americanos y la Constitución de Cádiz de 1812. (DPA)
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