27 » Mar 2008 Esa fascinante profundidad del arte de Frida Kahlo

Por Myriam Alvarez, desde Filadelfia

La mexicana Frida Kahlo es conocida en Estados Unidos principalmente por sus autorretratos.
Sin embargo, el público estadounidense está descubriendo diferentes aspectos de su arte gracias a una de las exhibiciones más importantes dedicadas a la artista en los últimos 15 años. Más de 150.000 personas asistieron a la muestra, con motivo del centenario de su nacimiento, en el Museo de Arte de Filadelfia desde su inauguración en febrero pasado.
El evento permanecerá abierto hasta el 18 de mayo y luego se trasladará a San Francisco, antes de regresar a su lugar de origen en México. L
a mayoría de las pinturas pertenecen al Museo Dolores Olmedo de Ciudad de México y a la colección de Jacques y Natasha Gelman, de Cuernavaca.
Algunas están siendo exhibidas por primera vez en Estados Unidos, entre ellas "La dos Fridas", la pintura más grande de Kahlo, realizada para una muestra de artistas surrealistas en 1940.
"La muestra ha sido como una revelación para muchas personas", dijo a dpa Michael Taylor, curador de la exhibición. "Frida es famosa pero pocos han tenido la oportunidad de ver su obra en persona y analizarla. Además, entre las fotografías y las pinturas uno puede realmente tener una idea de quién era ella como persona y como artista".
Durante muchos años, Frida fue conocida simplemente como la esposa de Diego Rivera y su talento no fue reconocido de inmediato.
"Pero esta exhibición prueba que es una verdadera artista y está a la altura de otros de su generación que disfrutaron de la fama en vida, cuando ella recién fue reconocida mucho más tarde, incluso después de su muerte", afirmó el experto. "En la actualidad, Kahlo es considerada la artista mexicana más importante de los últimos 50 años y su influencia puede ser vista en el trabajo de pintores jóvenes", subrayó el curador.
Mientras artistas de su generación como Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Ozorio pintaban obras monumentales que reflejaban su compromiso político y social y las tendencias ideológicas nacionalistas y socialistas de la época, Frida se dedicó a plasmar su vida interior en sus obras.
Obligada a permanecer postrada en una cama tras un accidente que sufrió a los 18 años, Frida comenzó a pintar como una forma de mantenerse ocupada. Por esa razón, comienza a pintar sus autorretratos.
Un año más tarde, a los 19, se casó con Rivera a quien conoció cuando era una estudiante de medicina.
A causa de las secuelas del accidente, que le causó múltiples fracturas de columna y pelvis, su cuerpo nunca logró recuperarse por completo y Frida vivió el resto de su vida con dolores crónicos e incapacitada para tener hijos.
"Sus pinturas siempre fueron pequeñas y reflejan diferentes aspectos de su vida. Frida nunca pintó murales como los de Rivera, pero dejó más de 200 pinturas", añadió Taylor.
"Es muy importante ver su trabajo en el contexto histórico de su vida. Ver la diferencia y rareza de su estilo artístico en comparación a otros artistas mexicanos de la época la hace aún más fascinante", agregó.
Frida, de madre con ascendencia española e indígena y de padre judío alemán, dominaba el inglés y el alemán y siempre sintió la influencia de las dos culturas: la europea y la folklórica.
Durante los años 30, Frida desarrolló un sentimiento antiestadounidense, en especial durante los años de la depresión económica, porque sentía que no se estaba haciendo lo necesario para ayudar a los más pobres.
De esta época data su obra "Mi vestido cuelga ahí", realizada durante su estadía en Nueva York cuando Rivera fue contratado para pintar un mural en el Rockefeller Center. La artista siempre se sintió identificada con los más desprotegidos.
"Siempre quiso hablar por las personas que fueron víctimas de alguna situación injusta, como su accidente. Creo que esto tiene resonancia con la actual situación migratoria que viven los mexicanos en Estados Unidos", expresó el curador. Frida realizó su pintura "Unos cuantos piquetitos" un año después de descubrir el romance entre Rivera y su hermana Cristina.
Había leído en el periódico sobre un hombre que apuñaló a su novia 27 veces y durante el juicio le dijo al juez: sólo le hice unos cuantos piquetitos.
La pintura muestra a la mujer ensangrentada y a su agresor. "Creo que la intención de Frida no sólo fue querer darle una voz a la víctima, pero al mismo tiempo reflejar su propio dolor a causa de los amoríos de Rivera.
Estos resultaban como puñaladas en su corazón", afirmó Taylor.
Kahlo y Rivera se reconciliaron tras la infidelidad con Cristina, pero continuaron manteniendo relaciones amorosas con otras personas.
Frida mantuvo romances con el escultor Isamu Noguchi y el revolucionario bolchevique Leon Trotsky. Sin embargo, el sentimiento de soledad prevalece en sus obras, en conexión con su dolor de no poder ser madre.
"Perdí tres hijos. Mis pinturas ocuparon su lugar", dijo Frida.
Los últimos años de su vida fueron sumamente dolorosos, con varias operaciones de columna, largas estadías en el hospital y finalmente la amputación de una pierna.
Su trabajo de la segunda mitad de los años 40 y hasta su muerte, en 1954, refleja su preocupación con la vida y la muerte y su inestable relación con Rivera. Sus últimas obras son más eufóricas (Frida consumía altas dosis de medicamentos para el dolor) y muestran la pérdida de control. Poco antes de morir, el 13 de julio de 1954, la artista escribió: "Espero que sea alegre la partida y espero no volver jamás". (DPA)

Categoria: Galería de Arte