La historieta argentina es apreciada en Francia al punto que los editores contratan a dibujantes del país sudamericano, y además influencia a autores europeos como lo ha hecho con creadores ya fallecidos como el francés René Goscinny o el italiano Hugo Pratt. No sólo personajes de historieta argentina han tenido carreras internacionales como la célebre Mafalda de Quino, sino que detrás de algunos héroes de álbumes franceses o belgas se esconde a veces la pluma de un argentino.
Es el caso por ejemplo de Carlos Meglia, contactado por la editorial Soleil para producir la historieta "Cañari", en colaboración con el guionista francés Didier Crisse, con quien trabaja actualmente en la realización del tercer tomo de esta serie. "Las editoriales francesas buscan los servicios de artistas argentinos porque son los únicos en el mundo, con los italianos, capaces de dibujar cualquier estilo, sea ciencia ficción, aventura o humor, sin especializarse", explicó Meglia a la AFP. Junto con otro argentino, el guionista Carlos Trillo, Meglia publicó también en Italia "Cybersix", retomado en Francia por la editorial Vents d'Ouest. Otros artistas argentinos han tomado la delantera al ofrecer sus proyectos directamente a las editoriales francesas, entre ellos Javier 'J.J.' Rovella, quien se considera un fanático del estilo "a la francesa".
Durante un año, envió maquetas de sus proyectos a la revista Spirou Magazine hasta que logró convencerlos de publicarlo. Su personaje 'Juan El Elefante' (Jean L'Éléphant) se consigue actualmente en los kioscos de Francia. La historieta argentina ha influenciado también algunos autores europeos, no menores, a instancias de René Goscinny, quien pasó su juventud en Buenos Aires. "René tuvo un punto de partida y ese punto de partida fue sin dudas la historieta argentina", explicó el dibujante César Da Col, consultado por la AFP. Según el relato de este especialista del cómic, en 1928, Dante Quinterno creó el personaje de Patoruzú, un indio de raza tehuelche, que vivía en la Patagonia y contaba con una fuerza extraordinaria, natural y heredada, pero también ayudada por la ingesta de un caldo de fémur de buey Apis. Ese mismo año, Goscinny tenía dos años y llegaba a Buenos Aires con su familia y muy rápidamente se interesó por la historieta. Unos 30 años más tarde, apareció 'Asterix el galo', un irreductible que, tal como Patoruzú, bebe una poción mágica para obtener una fuerza sobrehumana.
Los paralelismos no quedan ahí.
El hermano menor de Patoruzú, Upa, posee como Obélix una fuerza increíble, un físico imponente y un apetito feroz. Además, el nombre de otra serie escrita por Goscinny, 'Oumpah-pah', es "un eco del personaje de Upa", según Didier Pasamonik, especialista belga del Cómic. Aunque Goscinny afirmaba haber leído sobre todo historietas francesas durante su infancia en Argentina, César Da Col considera inevitable que el autor haya estado influenciado por su tiempo y por sus lecturas infantiles.
"Es imposible que un niño que vivió en Argentina entre 1928 y 1946 no haya leído a Patoruzú", aseguró Da Col. El italiano Hugo Pratt, creador del mítico Corto Maltese, también emigró a Buenos Aires pero a los 22 años. Pratt vivió varios años en Buenos Aires, donde además fue docente en la Escuela Panamericana de Arte, al lado del renombrado dibujante argentino Alberto Breccia. Según Didier Pasamonik, fue en Argentina donde Pratt adquirió la maestría en el arte del cómic en blanco y negro.
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