Por Sabine Glaubitz, desde París
No todos salen perdiendo con la crisis económica, como es el caso de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de París (FIAC), que abrió hoy sus puertas.
La muestra apuesta por lo seguro y logra así imponerse a sus competidoras más vanguardistas en estos tiempos de vacas flacas. Hace dos años, la FIAC aún se celebraba a la sombra de la Fair Frieze londinense o la Art Cologne, en la ciudad alemana de Colonia.
"Muchos consideraban la FIAC demasiado convencional, burguesa, falta de juventud. Su estabilidad, solidez y valores seguros se han convertido hoy en día en puntos a favor", explica Jennifer Flay, directora artística de la feria.
La edición número 36 parece destinada al éxito. Flay ha debido rechazar la participación de galerías, ante el gran número de solicitudes.
Las elegidas, un total de 194 procedentes de 21 países, podrán exponer sus piezas en París a lo largo de los próximos cuatro días.
Las ganas de comprar ya eran palpables en vísperas de la apertura al público. Numerosos coleccionistas, comerciantes de arte y directores de museos se paseaban con interés por los pasillos de la muestra.
"Los franceses no son compradores rápidos, se toman su tiempo, pero si dicen que volverán, lo hacen", asegura la galerista alemana Daniela Steinfeld. Mantiene el optimismo de cara a este año, puesto que "París no es una feria que bata récords, pero los clientes están ahí".
A pesar de que la carpa blanca de Cour de Carré es el lugar de las galerías jóvenes, no hay rastro de propuestas provocadoras o vanguardistas.
La galerista parisina Eva Hober ha elegido por ejemplo Jérôme Zonder y sus piezas de puntos y pinzas a base de tinta y bolígrafo que evocan explosiones en forma de estrella. Una hora después de la apertura al público especializado, el pasado martes, y se habían vendido algunos de los trabajos valorados entre 3.500 y 12.000 euros. También allí Barbara Thumm se estrena en la FIAC con Valérie Favre und Jota Castr, artistas que ya han logrado exponer en conocidos museos franceses. Cada una de las jóvenes galerías elegidas recibe 4.500 euros (6.700 dólares) destinados al pago de los costes de su stand en la FIAC. Ante los elevados precios del alquiler, 13.000 euros por 30 metros cuadrados en el Gran Palais sin luz ni instalación, la ayuda es muy bien recibida.
"Los tiempos en los que el arte creado rápidamente y los artistas provocadores estaban de moda han pasado", asegura la directora de la FIAC. Los jóvenes galeristas buscan ahora oro tipo de arte, que no se basa únicamente en la provocación visual inmediata, asegura Flay.
Los veteranos de la muestra se concentran en el Gran Palais, donde también "Nächst St. Stephan" tiene su lugar. La conocida galería vienesa expone obras de Herbert Brandl y Katharina Grosse, una artista que apuesta por dar protagonismo al color con grandes pinceladas y pistolas de pintura. Sus obras oscilan entre los 52.000 y los 68.000 euros (78.000 y 102.000 dólares).
"La FIAC no es una feria de grandes extremos y eso es algo que nos gusta", asegura la galerista Rosemarie Schwarzwälder. En el Gran Palais se ven este año más clásicos modernos que nunca Ocho grandes galerías internacionales, entre las que figuran Acquavella de Nueva York, Thomas Amman de Zúrich y Malingue de París, se han unido para exponer conjuntamente en un espacio de 300 metros cuadrados obras maestras de genios del siglo XX como Picasso, Bacon y Fernand Léger.
También hay espacio para el artista contemporáneo más importante de Francia, Pierre Soulages.
Paralelamente a la retrospectiva que el Centro Pompidou le dedica estos días por su noventa cumpleaños, Soulages llega a la FIAC de la mano de la galería Karsten Greve, que también muestra obras de Louise Bourgeois, Cy Twombly y Lucio Fontana. Ni rastro de propuestas como las de Damien Hirst en la Art Fair Frieze londinense.
Las grandes estrellas mediáticas del arte que venden sus obras por millones de dólares nunca han sido la especialidad de la FIAC parisina. (DPA)
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www.fiac.com
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