Por HANNS NEUERBOURG desde ZURICH
Le llaman ``El Egipcio'', pero Alberto Giacometti nunca estuvo en Egipto.
Una exposición en Zurich ahora le da ese nombre simplemente para centrarse en la intensa fascinación que el escultor suizo tenía por el arte egipcio.
La muestra resalta por primera vez el enorme impacto que anónimos artesanos egipcios que trabajaron hace milenios tuvieron en la obra de Giacometti, una de las figuras más prominentes del arte del siglo XX.
En el museo Kunsthaus, que tiene la colección más amplia de las obras del artista, unos 20 temas egipcios están colocados junto a casi 100 esculturas de Giacometti y muchos de sus dibujos.
El resultado es un diálogo artístico que trasciende miles de años y abre una perspectiva poco conocida en el estilo único del artista que rompió con el surrealismo temprano en su carrera.
La exposición, que se extiende hasta el 24 de mayo, permite a los visitantes descubrir asombrosas similitudes entre un arte tan ancestral y el estilo escultórico de Giacometti.
Giacometti tenía menos de 20 años cuando vio por primera vez muestras de arte egipcio en el Museo Arqueológico de Florencia en 1920. Eso le dejó más impresionado que nada en la "ciudad de Michelangelo''.
Luego de estudiar más piezas egipcias en el Museo del Vaticano, el suizo se sintió convencido de que ese arte era insuperable.
"Para mí, la estatua más hermosa no es griega ni romana, y ciertamente no del Renacimiento. Es egipcia'', le escribió a sus padres en una entusiasta carta desde Roma.
"Las esculturas egipcias tienen una excelencia, una uniformidad de líneas y formas, una técnica perfecta que no ha sido igualada desde entonces''.
La pieza más antigua en la muestra en Zurich es la estatua de granito de un escriba trabajando en un rollo de papiro, que fue tallada hace 3.500 años.
El dibujo de la estatua por Giamometti está fechado en 1935, unos 15 años después de que hiciese sus primeros bosquejos directos de la exposición en Florencia.
La estatua de una madre sentada, hecha con yeso en 1927, está entre las primeras esculturas de Giacometti en las que se nota la relación con el pasado distante.
Está colocada junto a la figura sentada de una reina egipcia que fue creada aproximadamente en el año 2.500 antes de nuestra era.
También en la muestra está su Carro de 1950, que se parece mucho a un bien preservado carro egipcio de batalla de dos ruedas que capturó su atención en Florencia 30 años antes. Pero el carro egipcio tuvo que permanecer en el museo florentino.
Para la mayoría de sus admiradores, Giacometti es probablemente más conocido por sus figuras alargadas de mujeres y hombres hechas en metal, con su aparente alienación.
Ese importante tema de su obra es familiar para los suizos, porque su obra "Tres hombres caminando'' aparece en el billete de 100 francos junto con un retrato del artista. En la exposición, una estatua de bronce de "Hombre caminando'', de 1,67 metros de estatura y hecha en 1970, está colocada junto a su versión egipcia, que tiene apenas el tamaño de un lápiz y es de madera.
Otro bronce de Giacometti, "Hombrecito sobre pedestal'', de unos ocho centímetros, está al lado de una figura egipcia de un hombre parado, de 36 centímetros.
Esas esculturas dieron a Giacometti fama internacional.
El suizo ganó el prestigioso Premio de Escultura en el Carnegie International en Pittsburgh en 1961 y el Premio de Oro de Escultura en la Bieal de Venecia de 1962. El año pasado, un bronce pintado de 2,74 metros de estatura y apropiadamente llamado "Mujer Alta II'' se vendió por 27,4 millones en una subasta en Christie's en Nueva York.
Texto y fotos de agencia AP
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