Por Nada Weigelt desde Los Angeles
Los vecinos de Frank Gehry alucinaron cuando hace 30 años se puso a reformar su casa en la californiana Santa Monica.
Con chapas onduladas, tela metálica y un puntiagudo cubo de cristal, este arquitecto de nacionalidad canadiense y estadounidense convirtió la vivienda unifamiliar en un palacio de vanguardia lleno de fantasía.
A sus 80 años, que cumple este sábado 28 de febrero, el lugar es ya un sitio de peregrinación para los amantes del arte, y Gehry uno de los arquitectos más influyentes e importantes del mundo, conocido como "el maestro de las casas que danzan". Las construcciones de Gehry se ven como si acabaran de pasar por un terremoto.
El Museo Guggenheim en Bilbao, la sala de conciertos de Disney en Los Angeles o el edificio Neue Zollhof en Düsseldorf se caracterizan por líneas inclinadas, habitaciones que se superponen y perspectivas rotas.
"No me gustan esas cajas de zapatos blancas", afirmó Gehry en una entrevista con dpa en noviembre pasado, durante la presentación de su reformada Art Gallery of Ontario (AGO), en Toronto.
"La neutralidad no es neutral, resta valor al arte".
El complejo museístico es la primera obra de Gehry en su Canadá natal. Nacido en 1929 como hijo de inmigrantes judíos, creció bajo el nombre de Ephraim Goldberg en una familia de clase media baja en Toronto.
"Mi abuela siempre abría un pequeño armario en la esquina y sacaba trozos de madera. Entonces se sentaba conmigo en el suelo y construíamos casas y ciudades y cosas así", relató. "
No sé por qué lo hacía, pero se ha convertido en mi vida". Con 17 años Gehry se fue a Estados Unidos, trabajó como camionero y limpiador de aviones y estudió arquitectura en Los Angeles y Harvard, hasta que en 1962 abrió su propio estudio. Fue un trabajo arduo, hasta que en 1991 recibió el encargo del Museo Guggenheim de Bilbao, que se construyó seis años después. Su diseño, que semeja un barco, con el espectacular techo de titanio plateado, lo convirtió en el gurú internacional de la vanguardia arquitectónica.
La "Casa Danzante" de Praga, el "American Center" de París y sobre todo la sala de conciertos de Disney en Los Angeles, inaugurada en 2003 tras una larga historia de dificultades, se convierten en otras señales distintivas de su trabajo. La sala es una de las más bellas del mundo, con su mezcla fascinante de acero pulido y cálida madera.
Los críticos lo acusan de repetirse, pero la mayoría de la gente está fascinada con la valentía, el amor a la vida y la fantasía desbordante que imprime a sus obras el ganador del Pritzker. Actualmente trabaja en el Museo de la Tolerancia en Jesrualén y en un enorme proyecto en Abu Dhabi.
"La cuestión fundamental es: ¿podré terminarlo antes de morir?", se preguntaba Gehry hace ya tres años. Su empresa de Los Angeles tiene 165 empleados. Además de edificios este arquitectos estrella diseña muebles ("Easy Edges", "Knoll International"), joyas y objetos domésticos.
En una empresa separada llamada Gehry Technologies ofrece un software especial de arquitectura que facilita la realización de los planos mediante el cálculo con modelos en tres dimensiones y que permite además el cálculo exacto de los costos.
"Y eso que yo no tengo ni idea de cómo se prende una computadora", bromea. ¿Puede haber sueños después de tanto éxito? "Siempre he querido construir un hospital, una iglesia o una sinagoga", admitió hace poco Gehry. "Pero no me postulo para ello. Espero a que llegue. Soy supersticioso en eso".
De la agencia DPA
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