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30 » Dec 2008 De mi ánimo a mi olvido, por ANGELES MASTRETTA

Del blog de Angeles Mastretta: me gustó porque pinta el espíritu que muchos cultivamos por estos días de celebración. Que lo disfruten. Y un fuerte abrazo.





De mi ánimo a mi olvido
Escrito por: Ángeles Mastretta el 27 Dic 2008

Todas las familias hacen ruido, pero la nuestra podría ganar casi cualquier concurso que tuviera como fin darle un premio a la buena mezcla de emociones cruzadas por decibeles. ¡Qué manera de gritar la de los hermanos Mastretta Guzmán con todo y sus cónyuges y sus hijos! De tanto saberlo, en los últimos tiempos se nos ha ocurrido comer en el jardín. Así es como hasta los perros han logrado aceptar que es mejor el aire libre con tal de que nuestro vocerío se apacigue entre los pinos y los fresnos que nos rodean. Sin embargo, ayer, cuando el naranja de la tarde se tiñó de rojizo y de viento, hubo que entrar a la casa con todo y nuestros cantos. Antes habíamos puesto muchas veladoras entre los pensamientos del jardín y cantado "Mambrú se fue a la guerra" en una versión a la que yo, en la infancia y sobre los desvelos de mis hijos, le agregué dos estrofas que hacer que Mambrú vuelva de la guerra y busque la paz.
Siempre hacemos una rifa con dados. Hemos vuelto el asunto una tradición con cuyas anédotas podríamos hacer un historial divertido. Creo que si nos sentáramos a hablarlo encontraríamos que nuestras versiones de cada encuentro no siempre coinciden en los detalles, pero sin duda sí en la certeza de que llevamos años divirtiéndonos con este juego idéntico que siempre termina distino. En la versión de mi hijo Mateo él nunca se ha sacado ni uno sólo de los dibujos precisos y perfectos que hace su tío, el célebre y celebrado diseñador industrial Daniel Mastretta. Lo que yo veo es que la pared de su cuarto tiene nueve espectaculares automóviles dibujados por el tío. No sé quién se los sacaría en la rifa, pero son suyos. Siempre han sido los dibujos de Daniel y las pinturas de Verónica, (algunas muestras de ambos pueden verse en internet si ustedes los buscan por su nombre), los premios más codiciados de nuestra lotería. Sólo que ayer dispusimos que nadie llevara regalos porque aún nos faltan por repartir varias cosas queridas y dejadas, no abandonadas, en la casa de mi madre. Así que nos disponíamos a semejante rifa cuando Andrés Mastretta Jiménez, hijo del diseñador y la chef,puso sobre la mesa el juego que hizo pensando en cómo entretenernos el atardecer. Y nos dieron las seis y las siete, las ocho y las nueve y las diez, litigando en torno al ir y venir de unos cochecitos de carreras que, conducidos, en cada turno, por la mano distinta de cada uno de los miembros de cada familia, debían cruzar la meta para obtener el derecho al turno para elegir uno de los cinco objetos con que se abrió la repartición. Teníamos más de veinticinco: grandes, chicos, medianos, viejos, nuevos, memorables o nimios. No pasamos de los primeros cinco. Por ley, por herencia y por necios, mis hermanos toman tan en serio las carreras de coches, que hasta las de mesa los llevan a gritar como si estuvieran en un autódromo y les fuera la vida en la premiación. Se adueña de ellos el espíritu de Taruffi o el de Bonetto y todos, ellos y sus descendientes, enloquecen jugando carreritas. Y me conmueven. Así los dejé anoche. Jugando a ver quién ganaba. Los Aguilar Mastretta tuvimos que volver a la ciudad de México.
Sin duda, hay más cosas bajo el cielo de las que sueña nuestra imaginación. Y, a veces, basta que la vida nos guiñe un ojo, para que se abra una tregua en lo imposible. Pasó la Navidad con sus castañas y su risa, sus velas y su amparo. No sabemos qué será de mañana, pero la luminosa noche del veinticuatro bajo los volcanes, y la tarde de ayer bajo la euforia no pasarán de mi ánimo a mi olvido.

Punto: Un abrazo especial y agradecido para los blogueros que este año comparten su primera orfandad.

Punto y aparte: Un abrazo muy especial para quienes ahora mismo tienen hijos o seres amados a quienes miran estremecidos por tal cosa como un crisis de epilepsia. Aquí, como pueden ver, hay compañía para ustedes.

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Categoria: IMPRESIONES del editor

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