26 » Feb 2010 La casa de chacra, en Roca, versión ultramoderna



Todavía se sigue comentando y mucho la producción de la casa de chacra, ubicada acá en Roca, Río Negro, publicada en la edición del suplemento eh! del "Río Negro" del domingo 14 de febrero último.
Es más, hoy al mediodía, una amiga de Valle Medio, en un stop en el almuerzo, me preguntaba "¿qué edad tiene la arquitecta dueña de casa?". ¿Por qué te importa? "Me pareció una casa muy juvenil... no me imagino a alguien muy adulto viviendo todos los días en medio de tanto calor vibrante...". ¿Te gustó a vos? "Me fascinó: me pareció alegre, distinto...".


Los colores vibrantes, en distintas texturas, con insólitas combinaciones... Todo es posible en la cabeza de su mentora y dueña de casa, Luján Martínez, arquitecta y diseñadora.



La pizarra que encontramos en la cocina. Los textos delata los humores y amores del momento, ¿no?[/img]



La barra que separa la cocina del comedor. Para la compu o las copas, a la hora de estar con amigos.


Si no viste la nota en el eh!, andá al área de suples de www.rionegro.com.ar
Te va a gustar.
Y si conocés otra casa de chacra con un estilo distinto y que te gusta, avisanos.
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17 » Sep 2009 EL LADO OCULTO DE LA TORRE EIFFEL




Por JENNY BARCHFIELD desde PARIS

Un modelo de simplicidad en el exterior, la dama de hierro que simboliza París es una complicada pieza de ingeniería dentro de su elegante figura en forma de A. Bombas especiales, calentadores y bombillas de larga vida mantienen a la Torre Eiffel funcionando y resplandeciente -pese a sus 119 años a cuestas -, al tiempo que enormes ruedas dentadas, engranajes y cables giran, golpean, rechinan y ronronean en las profundidades de la estructura, en lugares a los que no tienen acceso los turistas. Cuidar el corazón del monumento es una tarea enorme, a veces peligrosa, que nadie ve, pero que mantiene la torre luciendo como nueva.
Más de 500 personas - desde soldadores y plomeros hasta guardias de seguridad y cocineros- trabajan en la estructura. "Es una ciudad aquí adentro, llena de vida y formas vivientes muy específicas'' dijo Yves Camaret, director técnico de la compañía que administra la torre, al guiar a la The Associated Press en un recorrido por sus áreas vetadas al público. Sótanos profundos entre las patas de la torre albergan los enormes motores hidráulicos que mueven los dos ascensores de visitantes.





Descender la escalera de caracol hacia el foso es como ingresar al set de "Tiempos Modernos'', la película de Charles Chaplin de 1936 sobre una sociedad industrial. Gigantescas ruedas dentadas giran lentamente, engranajes pintados con colores vibrantes se mueven constantemente y cables de metal con la circunferencia de un plato de postres se desenroscan y retroceden como anacondas.
Un tanque de 3.800 litros lleno de agua, que alguna vez fue bombeada desde el vecino Sena, provee el contrapeso necesario para subir a los aproximadamente 18.000 visitantes diarios al descanso del segundo nivel, a unos 115 metros de altura.
La miríada de piezas ruidosas del motor necesitan frecuente lubricación, y son inspeccionadas a diario. Incluso una breve avería en uno de los ascensores puede causar un crecimiento al doble en las colas de visitantes. La compañía administradora consiguió ganancias netas de 1,82 millones de dólares en el 2007. El dinero va a las cuentas de los accionistas, que incluyen la municipalidad de París.





La torre atrae unos 7 millones de visitantes anuales, lo que le hace una de las principales atracciones turísticas en el mundo y blanco potencial para terroristas, aunque hasta ahora solamente ha sucedido en el cine, en la película de 1980 ``Superman II''. ``Es un símbolo, y por tanto es un blanco'', dijo Camaret.
El equipo de seguridad de la torre es amplio, dice, sin dar detalles. Los guardias tienen además que estar alerta a los suicidios. Hay un promedio de uno por año, dijo Camaret. El último fue un hombre a inicios del año pasado. Diseñados por el arquitecto de la torre, Gustave Eiffel, los elevadores fueron instalados en 1899 -10 años después de la apertura. Junto con elevadores más modernos que suben hasta la terraza de observaciones en la cima, a 275 metros de altura, recorren más de 99.775 kilómetros subiendo y bajando cada año. Todo ese rechinar deja sus marcas. En estos momentos se está realizando una restauración para remplazar todas las piezas de uno de los viejos motores hidráulicos.






En Francia y Alemania se están fundiendo copias exactas de cada uno de los engranajes, ruedas dentadas y tornillos originales, por 28 millones de dólares, según Eric Trahand, del equipo de mantenimiento de la torre. Descontando los visitantes, todo lo demás sube y baja en modernos elevadores eléctricos.
Desde chucherías a la venta en la tienda de recuerdos hasta baguettes y champán servidos en los restaurantes -el Jules Verne, del prestigioso chef Alain Ducasse y el más informal Altitude 95 -, todo es examinado con rayos X. Es entonces empacado en contenedores cerrados, para el viaje al cielo. Bombas subterráneas envían el agua a lavamanos e inodoros en el tope.
Decenas de kilómetros de tuberías están integrados a la estructura del monumento, lo que las expone a las inclemencias de los elementos.
Minicalentadores impiden que se congele el agua cuando baja el mercurio, para garantizar que sigan funcionando los lavabos en el peor de los inviernos. Un equipo de 30 pintores trabajando a tiempo completo durante 18 meses remoza la torre con una fresca capa de su tradicional tono de bronce. Incluso cambiar una bombilla se convierte en algo complicado.
Para cambiar uno de los 360 reflectores, técnicos especialmente entrenados emplean equipo de montañismo para escalar las vigas cruzadas. Trabajando en parejas por razones de seguridad, están atados con cuerdas de nylon a la estructura todo el tiempo, con las herramientas atadas al cinto para evitar accidentes.
"Si usted deja caer algo, incluso algo tan pequeño como un destornillador, puede matar a alguien'', dijo el electricista Henri Pellier, que ha trabajado en la torre durante 14 años. Ni Pellier ni su compañero Eric Auzolles tenían ninguna experiencia escalando antes de ser contratados, y fueron entrenados por expertos montañistas. "Para mí, escalar es un placer'', dijo Auzolles mientras se colocaba los arreos amarillos y un casco.
"Es como estar en la cima de una montaña ... Lo único que nos falta es el sol y la nieve''. A veces puede tomar hasta una hora para remplazar una sola bombilla. Por suerte, los 20.000 miniflashes que hacer brillar la torre cada hora a lo largo de la noche tienen 10 años de vida.

MAS INFO
www.tour-eiffel.fr/teiffel/uk
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19 » May 2009 LA MAS BELLA, PENELOPE

En Cannes, rutilante, la española.







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19 » May 2009 PARIS HILTON, EN EL FESTIVAL DE CANNES









Fotos: agencia AP
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13 » Jul 2007 Una pared que va rotando



Una pared que va rotando
Richard Wilson -un respetado y conocido escultor inglés- un día tuvo la genial idea de abrir un hueco en una pared exterior de un edificio. Pero no es un hueco cualquiera: es un hueco que al girar mueve consigo todo lo que en el se encuentra, sean ventanas o material de concreto. La obra se encuentra en Liverpool y se denomina Turning The Place Over. Fue construida en el edificio Wine Lodge, y la idea de Wilson fue lograr una suerte de voyeurismo encubierto, en el cual los transeúntes pueden espiar hacia el interior del edificio mientras pasan cerca de el.
Dado que el edificio -que estaba abandonado- se encuentra cerca de la estación de Moorfields y esta es una de las más concurridas, es un hecho que Turning The Place Over será visto por mucha gente. Desarrollar el proyecto costó 680.000 euros, y luego de 8 meses de trabajo ya está listo para comenzar a gira
De 8 metros de diámetro, Turning The Place Over girará hasta mediados de 2008, y es considerado por artistas británicos como la obra de arte público más atrevida en la historia inglesa.
¿El motivo principal de esta obra? Es que Liverpool será en el 2008 una de las capitales europeas de la cultura.



Hopper, en Rusia
Visitantes en la exhibición del actor y artista Dennis Hopper en el museo Hermitage de St. Petersburg, Russia. Dennis Hopper nació el 17 de mayo de 1936 en Dodge City, Kansas, EEUU.
A finales de los 70 se vió envuelto en numerosos escándalos y acusaciones de perversión de menores, tráfico a pequeña escala, escándalo público y agresiones callejeras, de lo que ha quedado como testimonio el documental sobre el rodaje de Apocalypse Now con de apenas puede balbucear sus frases.
A principios de los ochenta, confesaba que bebía seis litros de ron y consumía quince gramos de cocaína cada dos o tres días. Al día siguiente de caminar sobre el ala de un avión comercial poco antes de despegar, fue internado en una clínica para toxicómanos de Century City. Para el cine ya se le consideraba desauciado, hasta que Bert Schneider le rescató para Terciopelo azul y Hoosiers: más que ídolos, por la que recibió un Oscar como actor secundario, papeles en los que reaparece un Hooper limpio y renacido. Desde entonces sus actuaciones como actor de reparto son intachables.
Su vida sentimental también ha contribuido a la leyenda, sus tres divorcios se han encargado de ello. Consumado pintor y fotógrafo, expone sus obras por todo el mundo, es propietario de una de las colecciones privadas de arte contemporáneo más importante de los EEUU.







Un dino última versión
Nueva York siempre sorprende. Absolutamente. Como esta dino, obra escultórica de Gary Mesa Gaido.





Parabólicas asaltan el cielo


Un grupo de artistas de Amsterdam decidieron pintar, en una serie de torres en un mismo barrio, todas las parabólicas de tv para garantizar más color a la ciudad. Una buena idea para imitar.
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