20 » Apr 2010 Feliz, María Esther Galera expondrá sus fotos en Recoleta



María Esther Galera, artista plástica de Roca, está feliz.

Investigando en una nueva etapa de su trayectoria artística, la fotografía es su último descubrimiento que la lleva ahora a exponer en el Centro Cultural Recoleta, en Capital Federal, entre el 7 y el 30 de mayo, una producción de la que se siente más que orgullosa. "Monocorde" se titula la serie.



Ella misma cuenta de qué se trata este momento creativo que está viviendo:

"¿Cómo sucede este acontecimiento? Develando o descubriendo aquellas cosas, objetos o formas que pasan casi inadvertidas. Jugando con objetos que para muchos han perdido sentido y son abandonados, creyendo que ya no tienen vida.
No sé si yo los encuentro o ellos me encuentran a mí. Son como símbolos que algunas veces tan solo con un fragmento transmiten poesía.
Trato de descubrir esa poesía y crear nuevos significados y al revalorizarlos puedan ser apreciados nuevamente.
Mi tarea es ubicarlos en un espacio/ tiempo, con el desafío constante que me ofrece el momento en que tengo que darles una nueva identidad.
Vivo con ellos y a través de ellos me siento su cómplice, dialogando sobre el tiempo que nos atrapa y sus estados interiores
De este modo intento establecer un equilibrio entre los objetos, mis obsesiones y mis pensamientos".



Juan Carlos Romero, el curador de la muestra, comenta de esta producción fotográfica de María Esther:

"El mundo de los objetos siempre está disponible para que los artistas los conviertan en verdaderas enciclopedias que contengan todas la cicatrices del mundo. Que nos cuenten la época, su modo de uso, de donde provienen y quienes fueron los que los abandonaron.
La preciosa memoria, la forma de recordar mediante la imagen, la forma de congelar la historia y sellar un instante para siempre, el instante que ha sido recuperado de la muerte y que ya nunca mas se volverá a repetir, es una de las tareas que se han propuesto los artistas fotógrafos. Con razón creo que es una afortunada tarea, que al igual que los arqueólogos, nos descubren todo el tiempo un mundo evanescente que solo dejara una huella por la insistencia de sus obsesivas y empecinadas búsquedas.

María Esther Galera se encuentra entre esos personajes que durante mucho tiempo han salido a hurgar el mundo en la búsqueda de los objet trouve, tan caros a los vanguardistas del siglo pasado y para sus proyectos recorrió los lugares mas inhóspitos y ocultos y por que no mágicos de su lugar propio. Invento “cajas” organizadas en diversas direcciones: pegó, clavo y sujeto a un soporte rígido los más extraños elementos para contarnos tantas historias como espectadores se encuentren frente a ellas.
Es asi que a cada paso vamos sorprendiéndonos al ver en que mundo habita su imaginación y que con su poesía nos pone al desnudo las poéticas violencias del habla de esas “cosas” que ya han muerto para renacer en arte.
Tanta magia como la de los más antiguos brujos de la tribu.
En esta etapa Maria Esther con el titulo de Monocorde, otra vez sale por el mundo, mejor dicho por su mundo, por los espacios tantas veces recorridos no solo por ella, sino por sus antepasados sean o no sus familiares, esos antepasados que fueron dejando marcas, que le ceden el privilegio para que pueda llevarnos de la mano y que juntos podamos andar por las imágenes de ese teatro que une el presente con una vida pasada.
A la manera de Tadeusz Kantor reúna (reúne) esa dupla inevitable que la relación vida/muerte andando por esos rincones, casi siempre olvidados o los que con silenciosa humildad forman parte de la actividad cotidiana actual.
Una escenografía teatral, un lugar que parece organizado por el mejor realizador de la escena operística, por momentos el espectador siente que esta inmerso en las agobiantes cárceles de Piranessi o alguna narración de Roberto Arlt, eso y mucho más es lo que nos sugieren estas fotos.
Sin embargo y aun con todas las referencias y citas posibles del arte, esta es la obra de alguien que con toda sensibilidad, un afilada mirada y el bagaje adquirido en sus derivas, en las que pudo dejarse llevar por las solicitudes del “lugar”, hoy nos presenta estas obras que componen una verdadera obra de arte que es Monocorde".

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12 » Mar 2010 No pican pero impresionan por su tamaño




Un chico se acerca a un escarabajo tigre 60 veces más grande que su tamaño normal. No pica, sólo se trata de un modelo diseñado por Julia Stoes para museos de ciencias naturales en Austria, Suiza, Finlandia y Alemania.
En este caso la situación ocurre en el Mueritzeum Museum de Waren, Alemania.







(AP Photo/dapdFrank Hormann)
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11 » Mar 2010 Advierten...




Una exhibición inaugurada esta semana en el museo Quai Branly de París recibe al visitante con esta advertencia: "Esta exhibición de cerámica mochica muestra actos sexuales de carácter explícito''.
Pero el extraordinario testimonio gráfico de la civilización mochica, una cultura precolombina del Perú, no trata sobre el placer físico ni la procreación, dice el curador de la muestra.
Los actos sexuales evocan los ritos y sacrificios humanos que acompañaban la muerte de dignatarios. La historia que relatan sobre el poder de la elite que los practicaba tiene paralelismos con la vida moderna.
"Sexo, muerte y sacrificio en la religión mochica'', que permanecerá abierta hasta el 23 de mayo, trae a Europa por primera vez 134 cerámicas eróticas del Museo del Larco en Lima.





Los mochica vivían en la costa norte del Perú actual entre los siglos I y VIII de nuestra era. Este pueblo andino tenía un estado, construía ciudades, erigía monumentos complejos y tenía centros especializados en la producción de textiles, metales y cerámica.





Las piezas están en exhibición en el museo antropológico Quai Branly, cuyas muestras recientes incluyeron una indagación en el antiguo Teotihuacán de México y un homenaje a la literatura y cultura africanas.
Se le pide a quien visita la muestra mochica que vea más allá de la naturaleza gráfica de las piezas, tales como un enorme pene usado para verter líquidos o la mueca de una mujer a la que se obliga a realizar sexo oral.
Algunas de las piezas son violentas y perturbadoras, pero no a la manera de la pornografía o algunos artistas modernos.
No reflejan escenas de la vida cotidiana, explica el catálogo.
El curador Steve Bourget, un profesor de la Universidad de Texas que ha dedicado su carrera al estudio de los mochica, opina que se trataba de ritos o sacrificios: ceremonias sangrientas y despiadadas, pero controladas hasta en sus mínimos detalles.
Algunas piezas son casi reproducciones anatómicas: el artista mochica busca retratar claramente y con todo detalle la naturaleza de cada acto.

Fotos: AP
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11 » Mar 2010 Para sentirnos pequeños de nuevo



Jade Costello, un niño de cinco años de Dublin, intenta trepar a un sillón gigante en el primer Museo Leprechaun de Irlanda. Los leprechauns son criaturas que pertenecen al folclore y a la mitología irlandesa, y suelen asociarse con "fuertes de hadas".




El diseñador Tom O´Rahilly, quien también es director de este museo, sostiene que la idea de esta instalación es "recuperar la magia en un tiempo en que Irlanda empieza a ver las cosas de un modo distinto".
"Y lo que quisimos hacer acá es una narración", agrega. El visitante pasa de una habitación a otra donde "queremos que el adulto se sienta un gnomo". Eso significa sentirse pequeño, advierte entre muebles hasta cuatro veces más grande de lo común.

(AP Photo / Julien Behal, PA)
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05 » Mar 2010 Con las piernas abiertas



Escultura en el Museo Quartier, en Viena, del artista Dutchman Joep van Lieshout.

(AP Photo/Ronald Zak)
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