Sin discursos oficiales y, sobre todo, sin el presidente Nicolas Sarkozy se inauguró hoy en París el Museo de la Inmigración.
Todo se hizo con la mayor discreción. Y es que el nuevo museo, un proyecto de 20 millones de euros (unos 28 millones de dólares), abrió sus puertas en la Porte Dorée del distrito 12 de la capital francesa en medio de un endurecimiento generalizado de las leyes de inmigración. Hace apenas una semana, el Senado aumentó claramente los obstáculos a los inmigrantes, a pesar de las persistentes protestas.
La lucha contra la inmigración ilegal fue uno de los temas centrales de la campaña electoral de Sarkozy. Su meta: Aumentar la cifra de deportaciones a 25.000 al año. Pero Francia también se considera un país de acogida de inmigrantes y así en la nueva casa hay expuestos numerosos documentos históricos, efectos personales, fotos y cartas que lo certifican. Para evitar cualquier acción de protesta de asociaciones de derechos humanos, la apertura de la Cité de l'Immigration, que abarca en total 16.000 metros cuadrados del ex museo de arte de África y de Oceanía, se celebró con un sencillo día de puertas abiertas. Sólo la ministra de Cultura Christine Albanel acudió tras dudarlo mucho. Brice Hortefeux, el ministro de Inmigración e Identidad Nacional, tenía reuniones más importantes en España. Al parecer, Hortefeux quería evitar toparse con un "comité de bienvenida" compuesto por grupos de derechos humanos e inmigrantes.
El político conservador es amigo de Sarkozy desde hace 30 años y es considerado un hombre de línea dura dentro del bloque conservador. La discreta inauguración de la Cité de l'Immigration en las cercanías del bosque urbano de Bois de Vincennes refleja su larga y controvertida historia. La idea del proyecto surgió hace veinte años y se remonta a diversas asociaciones, historiadores y sociólogos. "
Fracasábamos siempre a causa de la indiferencia de los políticos, para los que este tema era tabú, y la dirección de los museos franceses, que no entendía nuestro punto de partida y quería saber de qué colecciones disponíamos", dijo el historiador e iniciador del proyecto Gérard Noiriel.
Y su colega Pascal Blanchard comentó en su momento, sarcástico, que Francia dispone de 22 museos de zuecos, pero aún no tiene ninguno sobre la Inmigración, e hizo referencia al ejemplo de los estadounidenses y el famoso Museo Ellis Island en el puerto de Nueva York. En el 2002, finalmente, el entonces presidente conservador Jacques Chirac fue ganado para la causa y convirtió al ministro de Cultura Jacques Toubon en director del proyecto. Pero el domicilio elegido volvió a generar intensos debates. Y es que el Palais de la Porte Dorée, construido en 1931, albergó anteriormente al Museo de Arte de África y de Oceanía.
Como "tontería enorme" se calificó entonces la elección de esa sede. Pero Chirac se mantuvo firme y sostuvo que Francia debía hacerse cargo de su historia y sobre todo de la historia de la colonización francesa.
"Este museo debe hacerse con la consciencia de que los inmigrantes son parte de nuestra sociedad. Se trata de mostrar cómo la nación se desarrolla desde hace dos siglos gracias al aporte de los inmigrantes. Francia es una civilización que integró, acogió y mezcló todas estas culturas", dijo Jacques Toubon a dpa. Debe evitarse toda autoflagelación, pero también toda glorificación y adulación, añadió. Las exposiciones se centran en los diferentes períodos, desde 1820 hasta la actualidad. Se trata de las relaciones entre los inmigrantes y Francia, sobre todo de la administración estatal y la economía. Además, los inmigrantes, que tengan dudas sobre su origen, podrán revisar los archivos. Según las estadísticas, uno de cada cinco franceses tiene ancestros de origen extranjero.
Internet:
www.histoire-immigration.fr