|
Sutiles diferencias entre una violación y un escándalo sexual
Con mucha atención he seguido el caso del ex jefe del FMI Dominique Strauss Kahn. Sobre todo la referencia de los medios donde, por ejemplo, un reputado columnista afirma que el sujeto tendría un floreciente porvenir político "de haber sido menos perentoria su libido" al tiempo que sugiere, alegremente, que pudo tratarse de una trampa nortamericana para este tipo DSK cuya única culpa pareciera ser la de tener la sangre muy caliente. Entonces, sagaces, sus enemigos le tiraron una mujer a la habitación y éste no pudo menos que intentar violarla. Bah, si hubiera aceptado, esta chica de origen africano (se suele destacar ese dato) se hubiera ahorrado los golpes que esta pobre bestia se vio obligado a proporcionarle pues a ella no se le daba en gana tener un pene en su boca. Caradura, ventajera ella, que encima lo denunció. Y le hicieron caso, y el tipo terminó preso, y se terminó su carrera política, y debió renunciar a la presidencia del FMI. Esto asquea. Este tipo, Dominique Strauss Khan, es -como mínimo- un presunto delincuente sexual y su caso está mucho más allá de lo que puede sintetizarce como escándalo sexual, definición también utilizada para explicar el caso de Dominique. Por eso, su caso no puede ser comparado con el de Bill Clinton, ni con el de Tigger Woods, ni con el de Arnold Schwarzenegger, como han hecho muchos medios y muchos/muchas periodistas. Una cosa es un tener una amante o relacionarse con una becaria, matener una doble vida o seducir a la vecina y a todas las vecinas. Otra, muy distinta, es agredir sexualmente o violentar a una persona, golpearla, humillarla, obligarla a hacer lo que no quiere hacer. Eso es un delito y quien lo comete es un delincuente, pero cuesta usar ese término cuando se habla de semejante figura.
Rodolfo Chávez |
|