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En las últimas semanas el canal Bejarano (de Neuquén) se hizo popular: sonó en radios y se vio en diarios y monitores. Hubo noticias de contaminación, de taponamientos, de búsquedas implacables y –al fin- compromiso de soluciones.
Fueron necesarias la denuncias del Defensor del Pueblo para mover la estructura municipal y llevar hasta el Bejarano –que es un desagüe que muere en el río Limay- al mismísimo intendente de la ciudad de Neuquén.
Lo llamativo es que hay demasiados gestos de sorpresa cuando los puntos de contaminación eran obvios, evidentes, y exageradamente visibles.
Más allá de esta sabrosa pesca en la pecera, las autoridades deberán cumplir con su misión de castigar, sanear y controlar. No lo habían hecho hasta ahora, por lo menos en el Bejarano. |
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