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La pensión de las Lolitas
Nota publicada en Página 12
El 70 por ciento de los hombres mayores de 65 se casa con mujeres más de 30 años más jóvenes. Esto aumenta los años de pago de pensiones por viudez. El sistema estaba calculado para ser pagado en un promedio de 15 años y ahora llega a 35. Culpan al Viagra.
En la sala del juzgado de paz de Rondinha el silencio avanzó sobre la parejita de novios. Muchas amigas, muchos amigos. El juez que miraba de soslayo y con picardía. En el centro, los novios. El, de elegante ambo de lino; ella con una fogosa solera (se la veía despampanante). El, Wagner, de 74. Ella, Nirinha, gulp, de 28. Los comentarios había que oírlos. Había un corrillo de apuestas: pagaba 10 a uno si el novio pasaba la octava semana e iba bajando hasta el dos a uno si superaba los seis meses, lo máximo que le daban al enamorado futuro marido. En el libro de actas, la secretaria del juez ya había marcado la correspondiente crucesinha, tal como venían pidiendo las autoridades del sistema de Jubilaciones y Pensiones estaduales, que hicieran en todos los juzgados de paz. La crucesinha vendría a sumar a la encuesta sobre el horizonte negro del sistema de Jubilaciones y Pensiones estaduales.
Los números desatan el alerta, más que alerta, alarma, pánico entre las autoridades. La cantidad de Wagneres casados con Nirinhas y fallecidos al poco tiempo empieza a incrementarse, a ser multitud. La consecuencia tal vez no esté a la vista, pero se notará en poco tiempo. Las Nirinhas o como quiera que se llamen gozarán con justo derecho de una pensión por viudez promedio de 35 años, que más que duplicará el tiempo de pago de la pensión por viudez, que antes rondaba en los 15 años promedio.
“Todo el sistema de previsión social fue planeado para que la mujer cobre la pensión de su marido durante unos quince años, pero con el aumento de la esperanza de vida y los nuevos casamientos, el beneficio puede durar un promedio de 35 años o más”, reveló el brasileño Paulo Tafner, del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA, estatal) y autor de un estudio de semejante envergadura.
Según los datos que fue relevando el estudio con la crucesinha, el 64 por ciento de los cincuentones separados vuelve a casarse con mujeres más jóvenes, y el porcentaje salta al 69 por ciento (cifra casual) entre los hombres de entre 60 y 64 años, que muestran una señalada preferencia por las mujeres 30 años más jóvenes, indica el estudio, que precisa que apenas un tercio de las mujeres separadas encuentra una nueva pareja.
¿Por qué no lo encuentran? Porque la mercadería se la están llevando las más chicas, jóvenes, briosas, y con más perspectiva de futuro de pensión.
En las tierras de Wagner y Nirinha el nombre que intentan darle los estudiosos de la administración pública es el de “efecto Viagra”, el de “antes no sucedía” y demás, y que pretende justificar el aumento de este tipo de casamientos en la función enderezadora del sildenafil, la droga del Viagra. Concepto erróneo si los hay, que ya empieza a de-satar justificados reclamos en ruas y praias. “Cómo que Viagra, yo me aguanto lo que venga”, respondió al borde de la indignación Wagner mientras saludaba a los amigos y alguno le consultaba por las apuestas, y Nirinha lo miraba embelesada y Lolita, y recibía miradas de envidia y antropofágicas. |
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