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15 » May 2009 |
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Demolieron el castillito de techo azul |
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El castillo de techo azul que iluminaba la esquina de la multipantalla sucumbió sin guardianes a la vista por los golpes de una máquina enorme y los mazazos de operarios de casco amarillo. El edificio de Flipper -muchas veces noticia por otros golpes, de exaltados saqueadores- comenzó ayer a cerrar una historia de 16 años para dar lugar a una torre de muchos departamentos, más acorde a los nuevos tiempos de una ciudad cada vez más distinta.
La juguetería que era un chiche se fue a otro lugar, pero no es lo mismo. Nunca lo es. Es que antes de Flipper, los dueños de la esquina eran dos fotógrafos profesionales que hicieron historia con La Ochava. Raúl Rodríguez -retirado ya- y Jacobo “Yaco” Aizemberg -fallecido hace algunos años- eran los encargados de fotografiar, revelar y copiar en blanco y negro. También tomaban las fotos de nenes con un teléfono haciendo que hablaban y las odiosas de los carnets y DNIs. Ellos, además, fueron reporteros de este diario. Eran épocas en que los rollos viajaban en colectivo de línea, para la edición del día siguiente.
La foto color y los minilab cambiaron todo y La Ochava cerró para siempre. La partida, decíamos, dio lugar al castillito de techo azul de los juegos y juguetes que -con los últimos mazazos- comenzó a parir la historia más fantástica, esa que se repite y mejora a partir de la memoria, y de recordar cada tanto. |
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12 » May 2009 |
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El derecho de morir bien |
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El médico Ariel Cherro es una máquina de lanzar información, con una enorme capacidad para dar en el blanco. Y a diferencia de algunos de sus colegas no le teme a los micrófonos y mucho menos a los periodistas. Hace unos días en Buenos Aires, tiró en redondo contra autoridades de Salud, reveló miserias y silencios puertas adentro del sistema y también contó cómo es el derecho a morir bien.
La siguiente es una entrevista que Cherro concedió a la red de diarios de Periodismo Social. Aquí habla de cómo se debe atender a los enfermos terminales y cómo se incumplen los derechos de quienes saben que van a morir. Los otros temas, prometió Cherro, serán documentados más adelante.
El entrevistado es miembro del Consejo de Cuidados Paliativos de la Sociedad Nacional de Medicina. Cuando se recibió de médico, como la mayoría de sus colegas, sabía poco y nada de esa especialidad, pero el destino lo llevó a hacer su residencia en el hospital Tornú. “Ahí funciona el equipo de cuidados paliativos más grande y consolidado del sistema público. Cuando vi lo que hacía, que de repente sí importaba lo que el paciente quería o lo que le angustiaba y que se trataban de solucionar los problemas que rodeaban a su familia me dije “esto es lo que quiero hacer’”, recuerda ahora.
Cherro aclara que no es que al común de los médicos no les importen esas cosas, sino que “nadie nos avisó que los pacientes se morían”, y explica que “uno empieza la carrera con el paradigma social de que el médico es valorado porque cura y su éxito está puesto ahí”, pero “nadie nos prepara para saber cómo aliviar al paciente que no tiene posibilidad de cura”.
-¿Por eso destacó en una carta pública el hecho de que Raúl Alfonsín haya muerto en la casa, acompañado por sus familiares y amigos?
-Sí. Hoy en día los cuidados paliativos están surgiendo como algo nuevo en la medicina, pero en realidad fueron el inicio de las medicinas: cuando no se podían curar la mayor parte de las enfermedades, lo que hacían los médicos era cuidar. Eso se fue perdiendo a medir que la medicina evolucionó. Nos creímos que podíamos curar todo y todo lo que tenía que ver con la vejez, las enfermedades incurables y la muerte han ido quedando de lado. Los cuidados paliativos resurgen para todos aquellos pacientes que no tienen chance de curación y hoy en día no tienen acceso a ellos, sea por falta de difusión o de desconocimiento de los propios médicos.
-¿En concreto, qué son los cuidados paliativos?
-Consiste en la atención a pacientes cuyas enfermedades ya no responden a tratamientos curativos; son pacientes que habitualmente se conocen como terminales. En cuidados paliativos se tratan los síntomas físicos, psicosociales y espirituales de una forma integrada.
-¿A la medicina le cuesta aceptar la muerte como un hecho natural?
-Totalmente. En el modelo tradicional de la medicina se ha llegado hoy en día a que la muerte es el fracaso; es un error, pero es así: el paciente que va a morir incomoda generalmente al médico. Cuando nos recibimos, terminamos la facultad con el concepto de que el éxito es curar y que ese el valor social del médico y la realidad es que muchos de los pacientes que vamos a ver, sino la mayoría, van a fallecer y por enfermedades que podemos aliviar, pero no curar. Hay una negación de la muerte desde la medicina y desde la sociedad en general.
-¿Cómo se prepara uno para asumir la muerte con naturalidad?
-Hablando más del tema de una forma conciente. Por eso, en el caso de Alfonsín, de quien se destacaron mucho sus valores y su coherencia, el hecho de conducir su propio destino en el final de su vida fue muy importante; a una personalidad de ese tipo si se la deja librada al azar, termina en una terapia intensiva.
-¿Hasta qué punto el común de las personas es libre, en los hechos, de decidir la forma de morir?
-Es un derecho, por ley, decidirlo, pero el tema es que haya un sistema preparado para brindar opciones, donde se discuta el tema abiertamente, se guíe a la familia y se le den opciones. La falta de acceso a los cuidados paliativos es importante. En muchos lugares todavía no existe quién haga cuidados paliativos.
-¿No es difícil hacer cumplir los derechos que uno tiene en hospitales públicos que en muchos casos están desbordados y no dan abasto para responder a la demanda?
-En la Capital Federal hay, por lo menos, ocho hospitales con servicios constituidos de cuidados paliativos a los que el paciente puede acceder. Es cierto, que a veces tenemos dificultades internas en lo que es la derivación.
-¿Dificultad con los médicos o por la resistencia de los pacientes y sus familias?
-Hoy en día, salvo en Rosario, no está considerado como una especialidad médica y por eso una de las herramientas centrales es la comunicación. Muchas veces la familia tiene la fantasía de que el paciente está maltratado y que deben buscar opciones porque el médico que lo atiende no sabe lo que hace. En el tratamiento la familia es tan importante como el paciente.
-También es importante el consejo del médico porque lo que está en cuestión es la vida de un familiar y el que debe tener la información necesaria para indicarle cuál es la mejor opción es el profesional que interviene.
--Cuando la familia y la persona van pudiendo escuchar y digerir la información les posibilita participar en las decisiones y decidir qué es lo que quieren. Lo fundamental en el caso de los médicos es explicar en un lenguaje común la situación de la enfermedad y las posibilidades de tratamiento y que después el paciente decida, obviamente dentro de lo que es razonable. Intentamos acompañar, no decidir por el paciente, sino respetar su autonomía en todo lo que sea posible.
-¿Usted desaconseja que un paciente con una enfermedad incurable concluya su vida en una terapia intensiva?
-Sí. Una terapia intensiva es apropiada cuando una persona tiene un evento agudo frente al cual uno puede hacer que lo supere y continúe con su vida; una enfermedad en su etapa final no responde a ningún tratamiento curativo y los tratamientos intensivos suelen ser cruentos.
-Pero morir en la propia casa de uno, debe tener un costo que no muchos pueden afrontar…
-Eso es muy cierto y es una de las limitantes. Está demostrado que el cuidado en domicilio ahorra costos: una persona que no recibe cuidados paliativos gasta siete veces más. Si las obras sociales y prepagos lo cubrieran todos, porque está incluido en el PMO desde el 2000, pero no siempre se aplica, no habría problemas.
-¿Cuál es la idea de vida digna hasta el final?
-Contacto con los seres queridos y cierre del balance de la vida de la persona, que pueda concretar sus asuntos pendientes, despedirse en paz de los suyos y sin sufrimiento evitable.
-¿Qué opina de la eutanasia?
-El concepto de cuidados paliativos se diría que es antagónico a la eutanasia. Muchas veces se llega a hablar de eutanasia porque los pacientes no tienen acceso a los cuidados paliativos y entonces la vida se hace intolerable; cada vez que se hace un pedido de eutanasia hay, en general, un sufrimiento muy grande no aliviado.
-Decía, de todos modos, que en relación con otros países en Argentina los cuidados paliativos están bastante desarrollados.
-Totalmente, pero el desarrollo es inequitativo porque están concentrados mucho en Capital Federal y Buenos Aires. A medida que uno se aleja, hay menos, pero hay equipos funcionando en La Pampa, Córdoba, Salta, Santa Fe y Mendoza.
ATENCION: También hay experiencias muy positivas en el hospital Castro Rendón y en el Zatti de Neuquén, como bien lo han hecho notar un par de lectores de Río Negro On Line. Estas líneas se sumaron luego de la publicación de la entrevista a Cherro.
*Ariel Cherro es secretario del Consejo de Cuidados Paliativos de la Sociedad Argentina de Medicina y Médico Clínico-Certificado en Cuidados Paliativos ante la Academia Nacional de Medicina.
En el hopital Tornú, Cherro trabaja ad honorem |
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07 » May 2009 |
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A cuidar los sapos |
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Bufo arenarum es el nombre científico con el que se identifica a un bicho decididamente feo y fácilmente identificable. Es el sapo común, hasta ahora profusamente multiplicado en todo el planeta y clásico habitante de las chacras valletanas, por nombrar uno de sus ambientes favoritos.
No es un ocurrencia de laboratorio: este vecino de inmensa belleza interior está en riesgo. Y ya no se deja ver tanto en los canales, charcos y acequias.
El tema es serio. Rápidamente la población de sapos se está reduciendo a niveles inimaginables, a la vez que los insectos -vitales en su dieta- se multiplican y se hacen más fuertes.
Una serie de estudios realizados en los laboratorios de química de la Universidad del Comahue (UNC) revelan que los pesticidas que se utilizan para combatir las plagas de los frutales afectan directamente a las crías de los sapos. Los renacuajos -expuestos a la acción de los plaguicidas en los laboratorios- no llegan a nacer o nacen desformados.
La información la escribí hace siete años. Ahora es peor y encima el dengue bajó hacia el sur, apoyado por las deforestaciones salvajes y el uso desaprensivo de los pesticidas.
La nota completa en http://www.rionegro.com.ar/arch200208/s12s17.html |
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05 » May 2009 |
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El Glifosato mete miedo |
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Hay una palabra que suena cada vez más fuerte y que apenas se investiga un poco mete miedo: Glifosato. Se trata de un potente herbicida que es clave para la extendida plantación sojera de la Argentina. En un pueblito de Córdoba, abrazado a las plantaciones, hubo 300 casos de cáncer sobre una población de 5.000 habitantes.
Ante este cuadro se ha conformado una organización que se denomina “Pueblos Fumigados” cuya proclama es “Paren de fumigar”.
Este jueves, en el Centro Cultural Guapachoza, en el Abasto de la Capital Federal, habrá un encuentro de asociaciones civiles, científicos y ambientalistas para debatir sobre el tema.
Lo que sigue es el comunicado que distribuyeron los organizadores.
Pueblos fumigados es una síntesis de la campaña “Paren de Fumigar” desarrollada por el Grupo de Reflexión Rural desde principios del 2005, a la que se han sumado otras organizaciones sociales y ambientales de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y especialmente de la Provincia de Santa Fe, en que participa el CEPRONAT, el Centro de protección a la Naturaleza. La campaña “Paren de Fumigar” nació a partir de conocer y respaldar a las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo, un grupo de mujeres que habitan un barrio periférico de la ciudad de Córdoba, zona urbana gravemente afectado por el uso indiscriminado de agrotóxicos y donde existen más de 300 casos de cáncer en una población de no más de 5.000 habitantes.
El trabajo se sustenta en los informes suministrados por los pobladores de algunas de las muchísimas localidades afectadas y en ellos se exponen los problemas originados por la acción directa o indirecta de los tóxicos de la agricultura. No es casual que la mayoría de las denuncias sean de las provincias de Córdoba y de Santa Fe, principales áreas productoras de soja transgénica, que ha provocado un aumento exponencial en el uso masivo de agrotóxicos.
En la actualidad, la Argentina posee 18 millones de hectáreas sembradas con soja transgénica y consume entre 180 y 200 millones de litros de glifosato por año, más precisamente Roundup Ready, herbicida que es componente insustituible del paquete tecnológico de esta agricultura industrial, que incluye la siembra directa y las semillas RR, Resistentes a Roundup. Las demandas contra estas tecnologías han llegado actualmente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, intentando impedir su uso en el territorio argentino.
Un trabajo del Grupo de Reflexión Rural (GRR) Disponible en el siguiente link: http://www.grr.org.ar/trabajos/Pueblos_Fumigados__GRR_.pdf. www.grr.org.ar Contactos: Jorge E. Rulli 011 154928-0885 / Bernardo 011 1567830932 |
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04 » May 2009 |
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Para que los sordos escuchen |
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El implante coclear es una solución para las personas sordas que, de ser operadas en la niñez, pueden llegar a escuchar. Es cierto que muchos sordos prefieren cargar con su problema y adaptarse con sus armas a los desafíos que plantea la sociedad, en toda su complejidad. Es más, hace un tiempo chicos sordos de la escuela especial 3 de Neuquén me dijeron que no quieren el aparato y que -en cambio- esperan la oportunidad de lograr trabajos "normales" para demostrar que pueden ser tan o más buenos que el más calificado. A la vez, me demostraron con letal contundencia cómo manejan los teléfonos celulares y los mensajes de texto, además de las computadoras y otras formas de comunicación relacionadas con las nuevas tecnologías.
En fin, todos tenemos el derecho de elegir. El problema es que si bien existe una ley que obliga al Estado a hacerse cargo del implante, éste no lo hace.
Lo que sigue es información producida por el diario "El Tribuno" de Salta y editado por Capítulo Infancia de Periodismo Social.
Argentina no cumple la ley para evitar la sordera infantil
No menos de 100 mil pesos argentinos cuesta hoy el módulo para un implante coclear, una práctica moderna y compleja para posibilitar que un niño sordo deje de serlo. Al tiempo que Argentina tiene una ley, que si se cumpliera evitaría a un gran porcentaje de pacientes llegar a esa instancia extrema.
Ese fue uno de los llamados de atención del 11º Congreso Argentino de Otorrinolaringología y Fonoaudiología Pediátrica, que desarrolló hace pocos días en la ciudad de Salta, con sede en el Centro de Convenciones de Limache. La otorrinolaringología, como se sabe, es la disciplina médica especializada en oídos, nariz y garganta.
En este ámbito, los especialistas consultados por El Tribuno se mostraron preocupados por el aumento de la demanda de implantes cocleares, una prótesis que posibilita oír a los sordos. Y en la gran mayoría de los casos el paciente recién accede tras ganar un juicio en tal sentido ante la Justicia.
El caso es que desde hace 8 años, por ley nacional, todos los niños que nacen en Argentina, en la parte pública y privada, deben acceder a una prueba diagnóstica para detectar precozmente alteraciones en la audición. El estudio se llama "de otoemisión acústica" o "potenciales evocados auditivos automáticos".
Jorge Dib, presidente del congreso y titular de estos especialistas en Salta, reconoció que "el estudio es obligatorio a todo recién nacido. La ley está, pero no se cumple". |
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