28 » Nov 2024
Diario Río Negro
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Rodolfo Chávez
Editor Responsable
 
  06 » Aug 2009
La teta es el mejor remedio
 


En la semana de la lactancia, algunas consejillos y recomendaciones de profesionales que coinciden en que nada hay mejor la leche materna.
Es un material producido por la subsecretaría de Salud de Neuquén.

LACTANCIA Y GRIPE A



"Amamantar salva vidas, también en las emergencias." Este es el lema elegido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la Semana de la Lactancia Materna, que se conmemora en el mundo entre el 1 al 7 de Agosto de cada año y que busca alentar a que las madres sigan amamantando aún en situaciones de emergencia y catástrofe.

La semana de la lactancia materna nos encuentra en situación de emergencia por la pandemia de gripe A H1N1 y es importante dejar claro que las mujeres afectadas que estén amamantando no deben suspender la lactancia, incluso si están tomando la medicación antiviral indicada.

“Las principales precauciones que deben tomar las madres engripadas son lavarse las manos con agua y jabón y colocarse un barbijo al darle de mamar al bebé. Además la leche materna otorga no sólo nutrientes sino también anticuerpos que defienden al bebé contra muchas infecciones, desde la bronquiolitis y la neumonía hasta diarreas, entre otras enfermedades que van desde el asma al síndrome de muerte súbita” afirman los profesionales de la salud integrantes del COES.

¿Cómo amamantar al bebé si tengo Gripe?
La leche materna es lo mejor para que el bebé adquiera defensas ante diversas enfermedades. Esto es muy importante para los bebés pequeños cuyas defensas todavía están en desarrollo. Por eso, si usted está enferma, no deje de alimentarlo con su leche. Usted esta fabricando anticuerpos que serán útiles para su bebé. Si tiene síntomas de gripe consulte inmediatamente al médico y tome la medicación y las recomendaciones que le indique:
1) Use barbijo, si es posible doble, tapando boca y nariz.
2) Lávese cuidadosamente las manos con agua y jabón, antes de ponerlo al pecho
3) Use ropa limpia, o una sábana limpia sobre sus ropas, donde se apoya el bebé.
4) Trate de que una persona sana, familiar o amiga cambie y cuide al bebé.
Al cumplir 48 hs. de tratamiento o 7 días de enfermedad usted ya no contagia y podrá recuperar el tiempo de contacto con su bebé y habrá logrado defenderlo con su leche.

UNICEF Argentina explicó, en un comunicado, que durante este año se está realizando una campaña mundial donde se subraya que en ciertas situaciones dramáticas de emergencias y catástrofes, el simple acto de amamantar salva vidas. En el caso de la pandemia que hoy atraviesa Argentina por la gripe A, es importante informar a las madres afectadas que mantengan las normas de higiene y comportamiento ante la gripe, y continúen con la lactancia del recién nacido.


La importancia de la lactancia en situaciones de emergencia

La niñez es la más vulnerable en las emergencias.

La mortalidad infantil puede elevarse hasta 70 veces más por diarreas, enfermedades respiratorias y desnutrición.

La lactancia materna es una intervención que salva vidas y su protección es mayor para los lactantes y niños/as pequeños/as. Aun en situaciones que no son de emergencia, los niños/as menores de dos años que no reciben leche materna, tienen seis veces más probabilidades de morir.

Las emergencias pueden pasar en cualquier parte del mundo.

Durante las emergencias, las madres necesitan del apoyo activo para continuar o restablecer la lactancia materna.

Estar alerta en las emergencias es vital.

Apoyar la lactancia materna en períodos fuera de emergencias fortalece la capacidad de las madres para desenvolverse mejor durante una emergencia.

En las emergencias las madres que brindan lactancia materna dan a sus hijos/as una alimentación limpia, segura, sostenible, que aporta agua y protegen activamente a sus hijos/as de las infecciones. La leche en polvo artificial no ofrece una protección inmunológica y daña el mecanismo de defensa intestinal; de hecho se producen infecciones con mayor facilidad. Constituye un mayor riesgo por la dependencia de la calidad y provisión de la leche, del agua y combustible necesarios para su preparación y la dificultad de higiene de los biberones.

Legislación licencia por maternidad
Las empleadas estatales de la provincia de Neuquén tienen 120 días de licencia por maternidad, en lugar de los 90 que se les otorgaba anteriormente. Y podrán pedir ese beneficio 30 días antes del parto y hasta tres meses después del nacimiento. Además, les brinda a los padres la posibilidad de asistir a su compañera y a su hijo por mayor tiempo, ya que de 48 horas de licencia por paternidad se pasa a 10 días. Incluso se prevé que ante un nacimiento en fecha anticipada o nacimiento múltiple la licencia para las madres podrá llegar hasta los 150 días. La nueva norma lleva el número 2592 y modifica los artículos 73, 75 y 78 del Estatuto del Personal Civil de la Administración Pública de la Provincia de Neuquén.

En www.dardemamar.com se puede encontrar bibliografía complementaria, legislación vigente, y consultorio virtual. Un sitio desarrollado por la Dra. Alejandra Mercado, integrante del Comité de Lactancia Materna de la Subsecretaría de Salud de Neuquén.
 
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  29 » Jul 2009
Demasiada cloaca
 


Como el río Limay tiene un caudal muy alto y la planta depuradora (que no depura) de la calle Tronador está saturada y colapasada, cientos de miles de litros líquidos cloacales inundan buena parte de las calles de los barrios Belgrano y Confluencia de la ciudad de Neuquén. Desde hace 15 años que la planta está colapsada y más de una vez se ha anunciado su reparación, ampliación y/o activación. Una vergüenza. Lo peor es que este miércoles podría inundarse la zona del bajo de Neuquén, alertó el subsecretario de Servicios Urbanos de la municipalidad de Neuquén, Julián Villar.
 
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  27 » Jul 2009
Alta rotación
  Fragmentos del Libro “Alta rotación, el trabajo precario de los jóvenes”
Autora: Laura Meradi

DETALLE
A lo largo de un año, Laura Meradi, una escritora de veinticinco años de edad, se propuso realizar trabajos poco calificados, mal pagos y en condiciones laborales precarias para vivir en carne propia lo que soportan a diario miles de jóvenes en la Argentina. Armó un curriculum acorde y en ningún momento les contó sus verdaderas intenciones a empleadores y compañeros, desempeñándose casi como una espía. Alta Rotación es la crónica de un sistema laboral perverso y enloquecedor y de jóvenes que rotan de un trabajo a otro escapando de su situación precaria. Gente joven que ingresa al mundo laboral desde el lugar menos envidiable y que sin embargo no pierde su capacidad para luchar, enojarse, seducir o llevar a cabo pequeñas venganzas contra el sistema.



Fragmento del capítulo “Las disponibles” del libro Alta rotación, el trabajo precario de los jóvenes (autora Laura Meradi)

A las doce del mediodía tengo entrevista en la otra agencia para vendedora del local de ropa para chicos. Camino hasta Corrientes, hago tiempo, encuentro el edificio y toco timbre.Entro a una oficina de varios metros cuadrados ubicada en un cuarto piso, con alfombra celeste. Frente a la puerta hay un mostrador amplio y una chica rubia que atiende a los postulantes. Detrás de ella, sobre la pared del fondo, un cartel con el nombre de la empresa: «Provee» y abajo, en letra chica, «personal temporario». «Provee» podría ser un nombre dedicado a los postulantes: la empresa provee empleo. Pero la letra chica es para sus clientes, otras empresas: «Provee personal temporario». Nadie, entonces, va a conseguir un trabajo fijo en una empresa que provee a otras empresas de personal temporario. Pero todos tenemos esperanzas, que son lo último que se pierde. Al costado del mostrador hay unas veinte sillas negras con pupitre. Casi todas las sillas están ocupadas por futuro personal temporario. Algunos esperan ser entrevistados para un call center, otros para un hipermercado, y casi todas las chicas esperamos para lo mismo: el local de ropa para chicos. Después de media hora aparece Andrea:
–Las chicas que están para el local de ropa para chicos, vengan por acá.
La seguimos ocho chicas de 20 a 25 años. Cuando abandonamos las sillas, la rubia que atiende el mostrador aparece con un Lisoform y desinfecta el lugar a medida que avanzamos y abandonamos la sala. Nos gatilla desinfectante en la espalda.
Entramos a otra sala, separada de la anterior por un tabique de durlock. Es una sala de tres paredes: en cada pared hay una hilera de sillas, y la cuarta pared la forma la entrevistadora, sentada en una única silla ubicada frente a nosotras. Nos sentamos
ocupando las hileras de las tres paredes, de modo que formamos un semicírculo y nos vemos la cara entre todas. Andrea nos cuenta brevemente de qué trata el trabajo: Cheeky está buscando refuerzos para la época de las fiestas. El trabajo sería del 10
de diciembre al 6 de enero; el turno de 36 horas semanales se paga 900 pesos, y el turno de 42 horas: 1063. El franco semanal puede caer de lunes a jueves: ni viernes, ni sábados ni domingos. Los fines de semana se trabaja obligatoriamente. Antes de
continuar con la entrevista, Andrea pregunta si tenemos alguna duda. Una chica, la más gordita y morocha del grupo, dice:
–¿Se puede elegir el turno de la mañana?
–No, eso lo ve la empresa. En general están buscando chicas
que se queden hasta las diez de la noche.
–Ah –dice la más gordita–, lo que pasa es que yo a las siete de la tarde entro a la facultad.
Para el 10 de diciembre seguramente nadie siga asistiendo a la facultad, pero Andrea no piensa en eso. Andrea está entrenada para captar futuros problemas, entonces dice:
–Bueno, entonces andáte ahora, así no perdés más tiempo.
La chica nos mira un segundo, como si alguna de nosotras fuera a decir algo. Después mira hacia el centro de su cuerpo, al ombligo, y dice:
–Bueno…
Se levanta de la silla, se estira la remera con las manos para taparse los rollos de la cintura y busca rápido en el piso su cartera. Mira a la nada, a un punto inexistente suspendido en el aire, y sale de la sala, desconcertada. La entrevista continúa. Andrea dice:
–Bueno, se ponen de a dos y se presentan entre sí. Después cada una me va a presentar a su compañera. Hay un murmullo general, algunas se ríen de los nervios. Pero nos ponemos de a dos inmediatamente. Andrea se va, nos deja solas mientras hacemos la tarea. Mi compañera se llama Laura como yo y tiene 22 años. Trabajó en McDonald’s mientras cursaba quinto año, en una almacén, en una remisería, en un Todo x dos pesos y como vigilante en Casa Cuna. Le pregunto por el estudio. Me dice que no, que no estudia, que le gustaría estudiar el profesorado de Letras pero que no le da el tiempo. Me cuenta que trabajó en Casa Cuna durante un año, de seis de la tarde a seis de la mañana, pero que el horario nocturno la estaba matando.
–Trabajaba doce horas diarias, pero lo bueno es que tenía el
franco fijo los domingos.
Le pregunto qué hacía ahí, qué era lo que tenía que vigilar.
–Y…, son todos chicos… No pueden entrar hombres al cuarto fuera de horario de visita, por ejemplo. Tienen que estar siempre con la mamá. A veces venía un padre borracho a las tres de la mañana y yo lo tenía que parar. Se enojaban, quizá se ponían violentos, pero yo tenía el teléfono ahí así que enseguida llamaba al policía de la puerta.
Vuelve Andrea y nos pide que empecemos, de derecha a izquierda.
La primera de la derecha, la primera en ingresar a la sala, la primera en seguir a la entrevistadora, la primera en sentarse junto a la cuarta pared, es la que empieza. Tiene el pelo corto y la cara endurecida, los hombros tensos y encorvados hacia adelante. Se acomoda en la silla antes de comenzar. Mira de reojo a su compañera y abre apenas la boca para decir:
–Ella tiene muchos problemas.
Su compañera la mira con miedo, le hace que no con la cabeza, que no diga así. Pero la chica de pelo corto saca la mirada de reojo de los ojos de miedo de su compañera y continúa, dirigiéndose a la entrevistadora:
–Ella estudia. Por eso tuvo problemas en sus experiencias anteriores. Porque estudia, entonces siempre terminaba renunciando. Después de que todas nos terminamos de presentar, Andrea se va. Hace algunas cuentas y vuelve. A las primeras que se lleva son a la chica de pelo corto y a su compañera. Al rato vuelve sin las chicas y se lleva otra más. Laura me mira, me acerca la boca al oído, dice:
–Son las que dijeron que estudiaban, ¿no?
Andrea vuelve al rato, otra vez sola. Nos dice que nosotras tres, las tres que sobrevivimos en ese decorado de durlock, somos las que pasamos a la próxima entrevista.

Fragmento del capítulo “Las disponibles” del libro Alta rotación, el trabajo precario de los jóvenes (autora Laura Meradi)

Caminamos por los interiores alfombrados de Cheeky hasta llegar a una sala de reuniones. Nos sentamos en una mesa redonda de madera. La entrevistadora nos pide los papeles: currículum vitae con foto, constancia de CUIT, título secundario, fotocopia
de primera y segunda hoja del documento. Nos dice:
–Bueno, se ponen de a dos y se presentan entre sí. Después
cada una me va a presentar a su compañera.
Es lo mismo que nos dijeron en la agencia: el mismo sistema de descarte. Mi compañera se llama Natalia. Terminó de dar las últimas materias de la secundaria la semana pasada, trabajó limpiando casas junto a su mamá y en un local de venta de celulares. Cuando le toca presentarme a mí, echa los ojos para atrás y dice que no se acuerda. La entrevistadora, entonces, me pregunta a mí: cuento que trabajé en un local de ropa durante un año, que dejé porque la dueña era amiga de mi hermana y quería buscar un trabajo que dependiera sólo de mí. Que entonces ahí me puse a trabajar en Italcred y después en el call center, pero que esas experiencias no me convencieron y quise volver a trabajar de vendedora de ropa, que es donde me siento cómoda. Me pregunta si estudio: le digo que alguna vez empecé Letras, pero que estudiar no es para mí. Me pregunta por mi disponibilidad horaria y le digo que es completa. Me pregunta con quién vivo: con mi hermano. De qué trabaja: en una gráfica. Me pregunta por mis padres y le digo que viven en zona sur. Ella es ama de casa y él es un trabajador. Después le toca el turno a las otras chicas. Me llama la atención que todas digan la verdad. Una chica que habla rapidísimo y sin parar dice que estudia periodismo deportivo, que está contenta porque se está por recibir, que trabajó en un cotillón pero que se fue porque la jefa estaba peleada con la encargada y el clima era muy tenso, que le encanta hablar, que es muy inquieta, que cuando en el cotillón no había nada para hacer ella se ponía nerviosa y acomodaba todo otra vez. La última en presentarse es la chica de ojos verdes. La presenta su compañera, y ella apenas añade, con timidez, algún detalle de su historia. Su compañera cuenta que la chica más linda de la mesa se llama Lucía, que está de novia hace cuatro años y que necesita trabajar para irse a vivir con su novio. Dice:
–Se quiere casar.
Y Lucía sonríe de vergüenza y dice:
–Bueno, no sé, alguna vez…
Su compañera continúa: Lucía tiene 20 años, nunca trabajó porque cuando terminó el colegio se puso a estudiar diseño de indumentaria, que es lo que le gusta. Pero tenía que viajar desde Quilmes hasta Ciudad Universitaria, mucho esfuerzo y mucha plata. Dejó la facultad y se anotó en un taller de corte y confección. Pero sus compañeras iban muy avanzadas y ella ni siquiera sabía hacer un molde. Dejó eso también. Se puso a buscar trabajo para irse a vivir con el novio y el año que viene, si dios quiere, va a empezar un terciario de diseño de moda en Quilmes. Veo la cara de la entrevistadora: no le interesa nada de la vida de Lucía. No le interesa que le cuente ni sobre su novio ni sobre los problemas del taller de corte y confección. Se hace la que la escucha, y en cuanto se hace un silencio nos dice:
–Bueno, una fortaleza y una debilidad.
Empieza por mí, digo:
–Una fortaleza, la sociabilidad. Una debilidad, que soy un poco ansiosa.
Cuando le toca definirse a Lucía, dice:
–Una fortaleza, la sinceridad. Una debilidad, la sinceridad.
Volvemos a cruzar los pasillos de alfombra y llegamos al hall. La chica sencilla llama a la segunda tanda. Cuando paso al lado de Rosario le digo:
–Chau, suerte.
Camino con Lucía hasta la Panamericana. Me dice:
–Qué suerte, a vos te van a tomar seguro porque tenés un montón de experiencia.
Me quedo callada un segundo, no sé qué decir:
–Bueno, es lógico, yo tengo cinco años más que vos.
–Sí, pero yo no sé cómo empezar.
Por un momento estoy a punto de decirle toda la verdad: que lo mío es todo una mentira. Pero me contengo y le digo:
–Inventáte alguna experiencia laboral, mentí.
–No puedo mentir, ¿no viste que dije que mi problema era ser demasiando sincera?
Mientras caminamos por Panamericana buscando la parada de colectivos, le doy las claves de todo lo que vengo observando obsesivamente. Le digo:
–Se aprende, ¿no tenés algún conocido que tenga un negocio? Mentí, decí que trabajaste ahí. Te aseguro que no están escuchando nada de lo que les decís. Sólo tienen antena para captar cuestiones problema, que son las que no tenés que nombrar. No digas que tenés problemas de horarios (eso lo arreglás después). No digas que tenés novio, porque ellos se imaginan que te vas a pelear todos los días y que vas a ir siempre deprimida a trabajar. Y punto número uno: no digas nunca que estudiás o que querés estudiar. Para ellos es un problema.


Fragmento del capítulo “Mystery Shopper”, del libro Alta Rotación, el trabajo precario de los jóvenes (autora Laura Meradi)

El lunes llego diez minutos tarde al McDonald’s de avenida Santa Fe. Un chico me lleva detrás del mostrador, bajamos una escalera y avanzamos por un túnel hasta un cuarto que queda al fondo. Es un sótano decorado como el aula de una escuela: pequeña y sin ventanas, llena de afiches de colores donde se anuncian las promociones del mes, los precios, cómo se hace cada hamburguesa. Contra la pared de la cartelera hay
una fila de seis mesas. Algo así como veinte chicos esperan que venga la gerenta para firmar el contrato. Me siento en una punta, frente a una chica que vino con la mamá. Entra Gabriela, la que nos tomó las dos primeras entrevistas. Nos señala con el dedo y dice:
–Vos cuántos años tenés.
–18…
–Acá. Vos cuántos años tenés.
–16…
–Acá. Vos cuántos años tenés.
–Yo tengo 26.
–Sí, ya sé. Me acuerdo de vos. Acá.
Nos divide por mayor y por menor de edad. Los mayores en las mesas de la derecha, los menores en las mesas de la izquierda. Reparte un sobre naranja con el logo de McDonald’s. Adentro hay tres libritos, también naranjas. Uno es gordo y dice Guía Crew División Sur de América Latina. Otro es un poco más delgado y dice: Normas generales de salud y seguridad División Sur de América Latina. El tercero es apenas un tríptico finito, y esa es la Guía Crew de Argentina. Gabriela nos pide que guardemos todo lo otro y nos quedemos sólo con el tríptico. Se hace la que lee y nos hace seguir la lectura con ella, pero lo tiene estudiado de memoria y pasa por encima de las palabras.
–Bueno, chicos. Ustedes a partir de ahora van a ser Crew. Esto es el Crew Room. Acá es donde van a tomarse los Crew Breaks. Hay un montón de jerga exclusiva de McDonald’s que ustedes van a ir aprendiéndose con el tiempo. Todos los Crew Room de todos los locales son absolutamente iguales. Acá es donde pueden descansar en el break. Si trabajan siete horas van a tener veinte minutos de descanso. Piden el break, comen, descansan y vuelven a subir. Si trabajan menos de seis horas no tienen break pero pueden venir un rato antes: se cambian, miran un poco de televisión, se lavan las manos y suben a fichar. Para fichar tienen que estar listos, con el uniforme puesto y completo. Ustedes pueden fichar hasta cinco minutos antes y cinco minutos después de su horario de entrada. Si fichan antes de los cinco minutos de entrada cuenta como tarde, y si fichan después de los cinco minutos, también. Los horarios los van a tener cada semana anunciados en la cartelera del Crew Room. Es muy importante que miren la cartelera porque no sólo van a estar sus horarios, sino las fichadas de entrada y salida, día por día. Si ustedes quieren pedir un día porque tienen
turno con el médico o un examen, lo tienen que anotar en el cuaderno de horarios mínimo con dos semanas de anticipación. El gerente evalúa el caso y les avisa si les da el día o no. El uniforme. El uniforme tiene que estar completo y siempre
limpio. La gorra, chicos. Es muy importante que cuiden la gorra. Si ustedes pierden la gorra, es un problema. Por qué. Porque ustedes no pueden salir al área de servicio sin la gorra. Entonces cuando vienen al break se sacan la gorra, la apoyan al costado de la mesa o la cuelgan del respaldo de la silla. Cuando vuelven al puesto, antes de salir del Crew Room, se vuelven a poner la gorra. Si se olvidan la gorra y alguien les roba
la gorra, están en problemas. Porque entonces vamos a tener que conseguirles otra gorra. Encontrarles una gorra nos puede llevar media hora y ustedes pierden el presentismo y esa media hora no se les va a pagar. Calzado. El calzado tiene que
ser antideslizante porque los chicos están continuamente pasando el lampazo y el piso siempre está mojado. Las medias tienen que ser de toalla. Las chicas tienen prohibido traer medias de lycra, porque ustedes van a estar constantemente caminando entre aceite hirviendo y si les salta una gota en la media de lycra les quema la pierna inmediatamente. La media de toalla absorbe más. Pantalón y camisa. Los bolsillos del pantalón y de la camisa están cosidos, chicos. Y están cosidos a propósito. No los pueden descoser ni hacer ningún otro bolsillo. Se los dan cosidos y ustedes los dejan cosidos. El pelo: las chicas siempre el pelo recogido en una cola o la clásica trenza larga, se la pasan por el agujero de la gorra. Los chicos con el pelo corto, las patillas no le pueden llegar más abajo del lóbulo de la oreja y el largo no puede tocar el cuello de la camisa. Accesorios: ni aros, ni pearcings ni collares ni anillos ni pulseras
porque ustedes van a estar en continuo contacto con la comida y se les puede caer un aro adentro. Las uñas cortas y limpias. Los chicos no pueden tener barba ni bigotes. Las chicas no pueden estar maquilladas. Si ustedes se pintan los labios o se ponen base en la cara con el calor se les va a empezar a derretir, y si se tocan con la mano van a enchastrarse toda la cara. La comida, chicos. Todo lo que coman tienen que anotarlo
en el Registro de Comida. Si trabajan de seis a siete horas les corresponde una hamburguesa grande, unas papas pequeñas y una gaseosa mediana. Si trabajan menos de seis horas: hamburguesa pequeña. Riesgos de trabajo. Ustedes se queman, se
caen, se cortan o se les cae algo encima e inmediatamente tienen que avisar al gerente de turno. El gerente va a evaluar el caso y va a llamar a la Aseguradora de Riesgos de Trabajo. La aseguradora les va a pedir que se trasladen a la sala de emergencias
que casi siempre es la misma donde se hicieron los estudios para ingresar. Se van hasta allá, los revisan, si no tienen nada los vuelven a mandar y si no los mandan a su casa con un certificado de reposo que ustedes van a tener que entregar al gerente cuando se reincorporen a trabajar. El día no se les va a descontar, pero tengan en cuenta que van a perder el presentismo. Lo mismo si les sucede algo cuando están llegando a sus
casas. La aseguradora cubre accidentes In itinere. Esto quiere decir que si ustedes salen de McDonald’s, se toman un colectivo hasta Scalabrini Ortiz y de ahí otro colectivo hasta Munro, y cuando van en el colectivo que va de Munro hasta su casa se
caen y se rompen un pie, tienen que llamar inmediatamente a la aseguradora y la aseguradora de riesgos de trabajo se los va a cubrir. Pero si ustedes salen de McDonald’s, se toman un colectivo hasta Scalabrini Ortiz y antes de tomarse el que va a
Munro se juntan con un amigo a comer una pizza, y después se toman el otro colectivo hasta sus casas y ahí se caen y se rompen un pie, la aseguradora no se los va a cubrir. Porque el seguro se corta en el momento en que ustedes detienen o alteran
por alguna causa el itinerario del trabajo hacia sus casas. Días y formas de pago. A ustedes les van a pagar por quincena, chicos. Y van a estar cobrando el cuarto día hábil siguiente al cierre de la quincena. Es decir, si ustedes tienen que cobrar la primera quincena del mes, y el día 15 cae jueves, ustedes van a estar cobrando recién el miércoles de la otra semana, porque el sábado y domingo cuentan como días no hábiles
aunque los hayan trabajado. ¿Tienen alguna pregunta?


Fragmento del capítulo “Mystery Shopper”, del libro Alta Rotación, el trabajo precario de los jóvenes (autora Laura Meradi)

–Laura –me gritan–, llegó Carda.
Media hora antes de que termine mi turno llega el proveedor de McCafé. Miles de cajas con tortas, brownies, tostados y muffins sobre el mostrador de McDonald’s.
–¿Y con esto qué hago?
–Tenés que acomodar todas las cajas en Ushuaia*. Apuráte, sacáme rápido esto de acá.
Voy y vengo mil veces, con la campera de peluche, cargando cajas de tortas congeladas que me tapan la vista. Acomodo en Ushuaia como puedo. Me voy colgando de los estantes y voy metiendo cajas en los huecos que aparecen de pronto. Me duelen las manos, la nariz, se me empiezan a congelar los ojos. Acomodo veinte cajas que deben sumar más de 50 kilos entre los estantes que ya están repletos de cajas, a diez grados bajo cero de temperatura. Tengo que terminar la tarea asignada antes de congelarme. Es de vida o muerte. Tengo un tiempo de vida útil, como las tortas. Me cuelgo como un mono, voy y vengo del estante al piso para recoger las cajas y para hacerlo urgente, porque cuanto más rápido lo haga más rápido salgo de ahí. Me quedo afuera, un segundo, restregándome las manos en el pantalón. Camila grita:
–Verónica, llegó Cliba.
Y cuando voy a la puerta a ayudar a Lucía con las bolsas, Camila me frena:
–Esperá, cuando saquen todas las bolsas dales esto.
Después de que entran miles de manos por debajo de la cortina arrasando con las bolsas de basura, le entrego a los de Cliba dos gaseosas y cuatro hamburguesas. Siempre, todas las noches, se preparan dos gaseosas y cuatro hamburguesas para los de Cliba. Para que no pidan. Estamos agachados, mirándonos apenas por debajo de la cortina. El hombre no quiere agarrar el sorbete con el guante con el que junta toda la basura de la ciudad, y nos quedamos unos segundos así, intentando pasarnos la posta de mano en mano. Alguien me pide algo de comer por debajo de la cortina, se agacha para hablarme. Lucía me dice:
–No, cerrá.
Me pongo nerviosa porque el hombre sigue pidiéndome, se lleva la mano vacía y sucia a la boca, por si no lo escucho, para que lo entienda con un gesto. Lucía me dice que no, que cierre, como si fuera peligroso. Yo quiero pararme rápido para cerrar
la cortina pero me caigo de culo a la grasa. Me doblo las muñecas y me golpeo las rodillas. Lucía trata de alzarme por la espalda, rodeándome la cintura con los brazos, como si fuera una bolsa. Efectivamente me levanta, me separa unos centímetros del piso, pero mis pies caminan en falso rozando la grasa del piso y vuelvo a caer, de boca. El hombre aprovecha el contacto visual que hacemos por debajo de la cortina y me vuelve a hacer el gesto de la mano vacía yendo hacia la boca abierta, también vacía. Me arrastro unos metros hasta la isla. Me sujeto con fuerza de la máquina de helados hasta que logro levantarme, dolorida. El hombre que me miraba por debajo de la cortina también se para y me mira por la ventana. Repite el gesto, mueve los labios, dice que quiere comer. La miro a Lucía, le pregunto:
–¿Se puede?
Ella me hace que no con la cabeza. No me lo dice con maldad, lo dice con tristeza. Yo miro al hombre. Le hago que no, moviendo la cabeza, imitando el gesto de tristeza de Lucía, y sin soltarme de la máquina de helados, temblando todavía, atravieso la isla con un brazo hasta alcanzar el botón rojo. Aprieto y la cortina metálica empieza a bajar. Lento, tan lento que todos los hombres que están del otro lado alcanzarían a entrar y quedar con nosotros encerrados del lado de la comida. Pero no entran. Algo se los impide. La cortina cierra y adentro sólo quedamos Lucía, Adrián, Sebastián, Verónica y yo. Verónica está encargada de todo el local. Encerrada en el pequeño cuarto de gerencia cuenta la plata que se recaudó en el día.

*Usuhaia: nombre que con el que se conoce en McDonald´s a la cámara congeladora.
 
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  22 » Jul 2009
El adiós de Favaloro
  Desde hace un tiempo circula la carta póstuma del brillante cardiocirujano argentino. Fue liberada por el juez que investigó su muerte y ha sido avalada por muchos de sus seres cercanos. Tiene absoluta vigencia y nos hace reflexionar.


(Del Dr.. René Favaloro/ julio 29-2000 - 14,30 horas)

Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic , está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces.. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Guemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles.
Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo.

En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes.. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.
La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).

Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.

Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.

A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.

Este era nuestro único contacto.

A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular.
Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado.

La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.

¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!

Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica.

Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país.

Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente).

Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda.

El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno.

Los mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del cirujano.

Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más! ¿De dónde proviene este infundio?. Muy simple: el pacientes es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. 'Pero cómo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?'. 'Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe'. El cirujano 'de real valor' además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!

Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las 'indicaciones' de su cardiólogo. '¿Doctor, usted sigue operando?' y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre.

Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional.

Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna 'lecture' de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el 'sistema' y el dinero es lo que más les interesa.

La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter eco, camara y etc., etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., están incluidos..

No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle 'la operación económica' y entregará el sobre correspondiente!.

La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir 'no hay camas disponibles'.

Nuestro juramento médico lo impide.

Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses.. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.

En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben.

Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.

Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no hay respuesta.

¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente?

Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.

La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic , le decía al Dr.. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!

Sin duda la lucha ha sido muy desigual.

El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.

Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al 'sistema'.

Sí al retorno, sí al ana-ana.

'Pondremos gente a organizar todo'. Hay 'especialistas' que saben como hacerlo. 'Debés dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabés nada, que no estás enterado'. 'Debés comprenderlo si querés salvar a la Fundación'

¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!

En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.

Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: 'a mí no me ha derrotado nadie'. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo.

'¡La leyenda, la leyenda!'

Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.

Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.

Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.

No puedo cambiar.

No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
No se hable de debilidad o valentía.

El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, hable de debilidad o valentía.

El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.

Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.

Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.

En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.

En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara.

A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.

Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.

Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.

Un abrazo a todos
René Favaloro
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  20 » Jul 2009
Explotación infantil en el fútbol
 


En Cochambamba, Bolivia, debutó un nene de 12 años en un equipo de primera division de ese país. En la primera pelota que tocó el capitán del equipo rival le entró de atrás y lo dejó al borde del llanto por un patadón. El nene se aguantó hasta el final luego de un enfrentamiento
¿Adivinen quién es el DT de la criatura? Su papá
¿No estamos ante un caso de explotación infantil?
Lo que sigue es parte de la crónica que publicó el diario deportivo Olé.

En el Aurora debutó un chico de 12 años, a una semana de cumplir los 13. Tremendo. Con un detalle determinante: el técnico del equipo de Cochabamba es su padre, Julio César Baldivieso, ex jugador de la selección y de Newell's.

Mauricio entró a los 39 minutos del segundo tiempo, cuando su equipo ya perdía 1-0 con La Paz FC (resultado final). Cinco minutos después fue víctima de un fuerte foul de Henry Alaca, que le dio por atrás en el tobillo derecho. Mauricio sintió el golpe y quedó al borde del llanto. Por la violencia de la infracción, se armó una fuerte discusión entre los jugadores. Incluso, el argentino Silvio Dulsich, arquero de Aurora, fue a reprocharle mal a Alaca. El partido estuvo parado cuatro minutos por los empujones. El niño aguantó hasta el final.

Dentro de la prensa boliviana hubo varias críticas hacia la actitud de Baldivieso (p). Se opinó que se apresuró y se dejó llevar por el cariño hacia su hijo. El entrenador se defendió: "Estoy orgulloso, tiene mucho talento", dijo. También reaccionó contra Alaca: "Fue criminal". Y se quejó contra el árbitro José Jordán porque no amonestó al infractor.

De La Paz le respondieron. "El fútbol es para hombres. Es una gran irresponsabilidad poner a un niño en Primera", replicó el capitán Rómulo Alaca.

Mauricio ya tenía experiencia en el ascenso, en el torneo de la Asociación de Cochabamba. Su registro es récord de precocidad desde la creación de la Liga Boliviana, en 1977. En América, superó a Fernando García, quien en el 2001 debutó con 13 años y 11 meses con el Juan Aurich de Perú.

 
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