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Ocurrió el 4 de septiembre en una sesión especial del Concejo Deliberante de la ciudad de Neuquén. Confieso que no tenía grandes expectativas en la cobertura del acto: la declaración de cuidadano ilustre de Felipe Sapag, el hombre que gobernó la provincia en cinco oportunidades. Sin embargo, tardé nada en reaccionar que los presentes estábamos ante un acontecimiento histórico porque, más allá de pasiones y odios, el viejo caudillo neuquino es parte de la historia, no de esta ciudad, no de la provincia, sino de la Argentina. Para bien y para mal. Y cada uno puede hacer su valoración con respecto a Sapag.
Ese día, este hombre que no ha pasado desapercibido por la vida, político al fin, aprovechó para evaluar el complejo escenario de nuestro días y recorrió una parte de su historia.
Me impactó fuerte la mención a sus hijos asesinados durante la dictadura y la claridad con que se ubicó más allá de la vida. También me impresionó la claridad conceptual que exhibe, a pesar de cargar con 93 años, y -sobre todo- me llamó la atención la forma con la cual se refirió a una cuestión que siempre ha sido por demás espinosa: su gobernación durante la dictadura militar de Juan Carlos Onganía.
Hablaba sobre la decisión de llevar adelante el Plan de la Salud de la provincia y todos los obstáculos que debió sortear durante su segundo gobierno.
"Estuve dos años y medio en el gobierno; después, un golpe militar me sacó del gobierno, pero me lo devolvió el general (Juan Carlos) Onganía al poco tiempo, así que de esa manera luego pudimos concretar el Plan de Salud, tan famoso, que fue reproducido no solamente en las demás provincias sino en toda América Latina".
Lo que sigue es parte de la disertación de Sapag el pasado 4 de septiembre. Su desgrabación es una gentileza de Michel Inostroza, del área de prensa del Concejo Deliberante.
"No teníamos futuro"
"Nuestra apuesta fue por la salud y la educación, porque entendía bien que no teníamos futuro, no teníamos futuro sin un pueblo educado, pero a un pueblo educado, que tenía hambre, que no tenía escuelas, un pueblo que no tenía la posibilidad de salud, no podía ser educado, así que había que empezar por la salud, y así lo hicimos. Yo recuerdo bien, que no solamente en una reunión, sino en varias reuniones que teníamos, yo les indicaba a los ministros y a nuestros diputados, que ahí teníamos que poner el esfuerzo, en la salud, que la salud tenía que llegar hasta el último rincón de la provincia y hasta el ultimo poblador que hubiera en esos lugares, parecía una pretensión increíble, porque a cualquiera se le ocurre, bueno, tenemos que hacer esto, pero recorriendo la provincia, hablándole a la gente, diciéndole y mostrando, porque donde encontrábamos un médico lo agarrábamos, lo llevamos y lo poníamos, aunque sea en un rancho, para que protegiera el lugar", sostuvo Sapag.
"Onganía me lo devolvió"
Luego detalló cómo fueron las acciones: "Trabajaron incansablemente en esto el ministro de Bienestar Social de aquella época, y médicos que, y tres médicos que teníamos, el doctor (Pietro) Gallo en Chos Malal y no recuerdo el nombre de otro médico que acompañaba al doctor Gallo en Andacollo, que hizo una tarea muy importante, bueno, y con el apoyo de médicos conseguimos, ya en el siguiente gobierno, porque yo estuve dos años y medio en el gobierno, después un golpe militar me sacó del gobierno, pero me lo devolvió el general (Juan Carlos) Ongania al poco tiempo, así que de esa manera luego pudimos concretar el plan de salud, tan famoso, que fue reproducido no solamente en las demás provincias sino en América latina, en casi todos los lugares ( aplausos), hizo que bajara la mortalidad infantil de 260 que había cuando yo ingrese al gobierno, de 125 que había cuando se inicia el Plan de Salud luego de cuatro años, y entonces simultáneamente la educación, la educación hicimos, terminamos con las escuelas rancho, que eran prácticamente todas del interior, se hizo escuelas dignas, se crearon escuelas secundarias en todos los lugares, en todos y hasta en el ultimo rincón de la provincia tenia que haber escuela secundaria para que el nivel de la población tuviera la cultura y la capacidad para ir adelante, y simultáneamente creamos la Universidad".
"De Nevares se equivocó"
"Crear la Universidad de Neuquén, visitamos a las autoridades que podían ayudarnos, porque no había profesores, entre ellas al obispo, a monseñor (Jaime) De Nevares. Monseñor De Nevares se enojó conmigo, me dice 'usted va a crear una escuela de comunistas' ¿porqué? digo yo, lo que quiero es la educación, no me dice, gobernador 'usted no tiene experiencia, yo vengo de Bahía Blanca, ahí únicamente se hacen, se fabrican extremistas', me dijo. Bueno, igual seguimos con la idea, pero no pasaron, pasaron 20 años, ¿si?, y la Universidad Nacional del Comahue resuelve declarar al obispo, doctor honoris causa, y el obispo en esa reunión honoris causa, reconoció que él se había opuesto a la creación de la universidad, reconoció también que el obispo alguna vez se puede equivocar. Esa vez se equivocó. |
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