¿Cuánto puede revivir el cabello?

Sólo es posible reparar el cuero cabelludo.

BUENOS AIRES- "Dele nueva vida a su cabello, nútralo, repare esas puntas dañadas". Si por la publicidad fuera, quienes todavía tienen pelo en la cabeza no deberían tener problema alguno para dominarlo y lucirlo brillante, vivo y sano.

Sin embargo, la realidad es otra: el cabello, tal como lo vemos, está muerto, lo cual explica por qué podemos aplicarle altísimas temperaturas sin quemarnos, teñirlo con fuertes químicos y tironearlo para lucir peinados recogidos sin que nos duela en toda su extensión. Por esta misma razón no puede nutrirse -sí puede hacerlo en cambio el cuero cabelludo-, repararse en forma permanente ni, mucho menos, resucitar.

La buena noticia es que existe una larga lista de productos que logran efectos de reparación temporaria muy útiles a los fines de mejorar el aspecto de un pelo castigado.

En su estructura, el cabello es un filamento proteico que nace en los poros (folículos pilosos) localizados en la piel, y su función primaria es proteger la piel de los agentes externos.

Sus cualidades de estructura dependen, además de la herencia genética, de los hábitos integrales de la persona, en particular de la alimentación. Como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, las células que componen el filamento capilar reflejarán ni más ni menos que la calidad de aquello que las nutre, o sea lo que comemos.

Las deficiencias nutritivas pueden debilitar la estructura del pelo, causando roturas y un regeneramiento lento También puede contribuir con la pérdida de cabello, un problema que aqueja sobre todo a los hombres, pero que cada vez parece ser más común también entre las mujeres.

Todos estos problemas, si tienen su origen en una alimentación inadecuada, pueden ser corregidos a través de una dieta apropiada y equilibrada. Los principales elementos que necesita el pelo para crecer sano son la vitamina A, vitamina B, la biotina, vitamina C, cobre, hierro, zinc, proteínas, y agua.

En términos generales, estos nutrientes se obtienen de los productos de grano, verduras, frutas, lácteos bajos en grasa, carnes, pescados, legumbres y grasas insaturadas.

La caída temporal del pelo también puede evitarse o su tratamiento puede beneficiarse de una práctica regular de ejercicio físico, una ingesta de alcohol limitada y evitando el consumo de tabaco.

Cuando se trata de cabello castigado o tratado con químicos, champúes, acondicionadores y siliconas pueden resultar de gran ayuda. Dado que el cabello es poroso, los agentes acondicionadores presentes tanto en los champúes como en las cremas suavizantes, mascarillas y serums siliconados consiguen el efecto de "rellenar" estos poros, recubriendo el tallo capilar y cerrando las escamas que se producen en la cutícula -la capa protectora del cabello-, lo cual le otorga brillo, suavidad y maleabilidad al cabello.

El daño al cabello por factores externos puede producirse por agentes químicos como tinturas de mayor o menor duración, enrulados o alisados permanentes, los cuales para actuar con eficacia deben penetrar necesariamente por debajo de la cutícula, debilitándola, al tiempo que para cambiar el color o la forma natural del cabello deben romper uniones proteicas que constituyen el filamento, percudiendo su estructura.

Pero no sólo los productos cosméticos dañan el pelo: la fricción diaria es responsable en una medida mucho mayor de lo que muchas personas sospechan. Un cepillado o peinado enérgico, las hebillas, broches y bandas elásticas, la sal o el cloro que quedan un tiempo sobre el cabello después de nadar o hacer ejercicio físico, o incluso las almohadas o las caricias intensas conspiran contra una cabellera intacta.

Asimismo, el pelo es particularmente frágil cuando está mojado o húmedo, debido a que pierde momentáneamente su elasticidad. Por esta razón resulta más dócil a la hora de marcar un peinado con el secador, pero a la vez es el momento en que más daño sufre por determinados agentes externos.

Karina Stern (DPA)