Domingo 26 de octubre de 2003

La historia de ése a quien un relincho le pialó el alma

Omar Hernández es de Catriel y tiene una de las mejores tropillas del país.

 

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"El caballo es tan inteligente como el perro. Aprenden todo sin necesidad de castigo", afirma Hernández.

CATRIEL (ACA).- Una pasión puede dormir. Nunca morir. La muestra más cabal es lo que le pasa a Omar Hernández con los caballos. Nació y vivió buena parte de su infancia en estancias. A esa edad en que las enseñanzas, las palabras, los consejos y las costumbres se graban a fuego en el subconsciente, un relincho le pialó los sentimientos. Hoy, más allá de los 50, los trinos de los pájaros y el mugido lejano y perdido en la memoria de su infancia se enancaron a las ganas de vivir que lo apabullan, para marcarle el alma, que era orejana.

Hizo todo lo que soñó -correr en autos y destacarse, ser petrolero y muchas cosas más. Mira con soltura al cielo, simplemente para decir gracias Junto a otros amigos conforman la agrupación "Rincón gaucho Federal"con la que orgullosamente recorren el país mostrando sus cosas. Han viajado a Buenos Aires, Junín de los Andes y recientemente Cipolletti pudo disfrutar de la muestra de docilidad de dos tropillas de catorce caballos cada una.

Después de recorrer la chacra -donde cuida y amansa sus caballos- y ya en su oficina (tal vez de haber incorporado tanto los hábitos del objeto de su pasión) hace un poco de "retranca" para reconocer públicamente lo qu sabe "Este es tan modesto que no le va a decir que tiene la mejor tropilla del país y que fue premiada este año en Palermo", acota uno de sus amigos presentes en la charla, obligándolo a "largar prenda".

"Yo no la hice a esta tropilla -dice para justificarse- son todos bayos clina blanca" y al nombrarlo las inhibiciones y pudores se le hacen trizas porque se desboca su alma "El caballo es tan inteligente como el perro. Aprende todo lo que se le enseñe y sin necesidad de ningún castigo. Cuando el caballo no está enseñado sólo tiene miedos igual que nosotros. En la medida que se le vayan borrando esos miedos se convierte en el animal más dócil" explica.

Se ríe como un niño cuando cuenta que los caballos lo empujan con la cabeza para que vaya a buscar la ración con que los premia. El los visita todas las mañanas y por las tardes vuelve.

La chacra donde moran sus cuadrúpedos amores no está lejos de Catriel. Y es mágico salir del patagónico gris de un desierto mal domado y sumergirse en un oasis verde. Parece una postal de árboles y casas que presagian una calidez de cuentos. En el fondo, pero siempre importantes, la belleza salvaje de los "bayos clina blanca" que detrás de la mirada curiosa esconden una sonrisa sobradora.

"Explicale lo que es una tropilla entablada" dice Sol, otro amigo. Y es una excusa para llenarse los oídos de la sencilla sabiduría Hace una pausa. Observa la motivación del improvisado auditorio, suspira relajado y dice: "Esto viene de la época de Rosas, el único presidente gaucho que hemos tenido. Rosas es el referente nuestro en cuanto a tradición -acota tratando de despegar a los caballos del rigor de la historia que lo muestra tirano al restaurador- entablar es unir, juntar. El gaucho lo hace para defenderse en épocas en que no había alambrado. El caballo se adiestra para que siga a una yegua madrina. Entonces, donde está la yegua está la tropilla y ninguno se desprende de ahí. El gaucho andaba siempre en caballo fresco" cuenta con una envidiable gracia movilizadora.

Termina la entrevista, pero le sobran ganas Y hasta parece que el corazón ya no le late. Le galopa.

Cómo saber si está amansado

El grado de adiestramiento del equino se conoce por códigos que "los que saben" a propósito muestran "Cuando está salvaje, con el padrillo se llama manada. Cuando ha sido adiestrado y sigue a la madrina se llama tropilla. Cuando tiene la clina entera es potro. Cuando tiene penacho está ya en una fase de amanse, pero aún le falta. Cuando está sin penacho está amansado completamente. Pero hasta tanto no se cumpla estos pasos, no se le corta ni la cola ni las clinas" explica Hernández.

Sus acotaciones y datos son tantos como los recuerdos de la infancia que lo visitan con frecuencia. "Los indios amansaban en el agua. Ahí el caballo no puede corcovear. Y el problema del caballo son las cosquillas", dice.

Más adelante agrega detalles de cómo se elige una "madrina". "Uno la va viendo. La madrina es líder. Es la que -en el montón- primero levanta la cabeza. La primera que sale, la que va adelante. Es decir es la que tiene mejor carácter. Ya los dos o tres años se nota la que tiene condiciones de madrina". (ACA)

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