Sábado 25 de octubre de 2003

INFOGRAMA

Adiós al Concorde

El último despegue de "el señor de los cielos"

Después de 27 años, el Concorde dejó de volar. Hubo tres vuelos en la ceremonia de despedida. Viajaron famosos como Ecclestone y Joan Collins.

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Tres aviones volaron por última vez para la ceremonia

Siempre hubo personas que no se dejaron impresionar por el Concorde. John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973), el autor de "El señor de los anillos", solía escribir en el sobre de su cheque impositivo: "Ni un penique para el Concorde!". Los vecinos del aeropuerto protestaron durante décadas contra el ruido. Y los ecologistas se quejaban por el astronómico consumo de combustible. Ahora, todos ellos pueden estar contentos. Ayer, viernes 24 de octubre, el Concorde voló por última vez.

El avión Concorde, considerado el avance tecnológico aerodinámico más importante del siglo XX, puso fin a los vuelos supersónicos al aterrizar ayer en el aeropuerto de Heathrow de Londres, donde fue recibido por miles de personas. El Concorde fue creado en la década de 1960 por la compañía francesa Aerospatiale y la British Aircraft Corporation (BAC) y la decisión de que finalicen los vuelos se tomó luego del accidente en París de un Concorde de Air France, donde murieron 113 personas (109 pasajeros más 4 personas en tierra).

Los vuelos comerciales del Concorde comenzaron el 21 de enero de 1976 (ver infografía), y ahora la British Airways deberá decidir sobre los siete aviones restantes, aunque se especula que habrá una subasta donde los fanáticos del Concorde podrán comprar reliquias del avión.

Tres Concorde participaron ayer de la ceremonia de despedida de los vuelos supersónicos y transatlánticos, al llegar a Heathrow el primero desde Edimburgo y el último desde Nueva York, con cinco minutos de diferencia. El Concorde procedente de Nueva York llevaba a bordo al jefe de la Fórmula 1 Bernie Ecclestone y la actriz Joan Collins, entre otras, en tanto que el proveniente de Edimburgo iba con los ganadores de un concurso especial de British Airways.

La ceremonia para despedir al Concorde se trasladó también a orillas del río Támesis, donde una numerosa concurrencia vio despegar el avión en el cielo de la capital londidense y brindó su último saludo. Dentro de las tres aeronaves se festejó el acontecimiento, ya que los pasajeros fueron convidados con caviar, salmón y champagne Bernie Ecclestone, quien viajó en el primer vuelo del Concorde en 1976 y estuvo también en el último, dijo: "Fue maravilloso aunque no creo que lo veamos de nuevo, al menos mientras yo viva". (AR/Télam/Reuters)

El juguete de los ricos

A mediados del siglo XX, los creadores anglo-franceses del Concorde esperaban que este avión fuera el estándar de una nueva generación de aviones de pasajeros, pero los altos costos de operación y el ensordecedor ruido de sus motores, que disgustaba a los defensores del medio ambiente, lo convirtieron en poco más que un juguete exclusivo para los superastros.

Para el traslado de celebridades, el Concorde fue el símbolo extremo de estatus, un taxi transatlántico que los llevaba de Nueva York a Londres.

Estrellas del la música se alimentaron de sus excesos hedonistas, bebiendo champán y comiendo langosta a bordo de la reina de los viajes del Jet Set, viajando al doble de la velocidad del sonido. Paul McCartney una vez tomó su guitarra y animó a un grupo de sombríos ejecutivos con viejas canciones de los Beatles. Phil Collins realizó en 1985 el concierto de caridad "Live Aid" en Londres, volando en el Concorde y tocando de nuevo horas más tarde en Philadelphia Se trataba de un avión que no era para cualquiera, ya que sus pasajes costaban de 10.000 dólares en adelante.

Pese a este precio, aunque por fuera la nave tuviera un aspecto futurista, por dentro el ambiente era más bien nostálgico. El espacio para las piernas equivalía al de la clase económica de otro avión Pero, de todas maneras, no se trataba de comodidad, sino de otra cosa: tiempo. El Concorde volaba a 2.150 kilómetros por hora. O sea, en tres horas y 35 minutos se llegaba de Londres a Nueva York. Su velocidad era tan alta, que por recalentamiento durante el vuelo la nave se alargaba hasta 25 centímetros.

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