Rumbo a Colombia a caballo de un dinosaurio de papel

NEUQUEN (AN).- El origami o papiroflexia, esta particular rama del arte, tiene una muestra cercana, inmediata para la gran mayoría de los pibes. Esta disciplina es muy fuerte en Japón, pero nació en China y -por caso- casi todos lo practicamos sin saber qué hacíamos: cuando lanzamos al aire el primer avioncito, o bien al botar barquitos de papel; o -también- cuando le vimos formas y propiedades a cualquier pieza amorfa y indefinible para ojos ajenos.

María Isabel Díaz Pérez, maestra de manualidades en Neuquén, explica que la papiroflexia consiste en la elaboración de piezas de papel con pliegos, sin cortes ni pegotes. Dentro de esa pauta hay diez mil variantes posibles y surgen todas las criaturas y piezas imaginables.

"Hay de todo, yo me defino como un ortodoxa de esta actividad, todo muy tradicional", agrega.

La mujer cuenta las horas y los días para presentar su obra dorada: un dinosaurio hecho en sesenta pliegos que, espera, se transforme en un emblema de la Patagonia María Isabel cuenta que el dino de cuatro patas nació el último 11 de septiembre en un momento de inspiración que no puede explicar con palabras.

El bicho, que es capaz de alzarse sobre las dos patas traseras, se conforma en apenas diez minutos, arrancando desde papelitos comunes de quince por quince que van y vienen en pliegos en las manos de Díaz Pérez.

"Voy a viajar a Colombia a presentarlo, es un encuentro internacional donde habrá gente de todo el mundo. Es un momento especial para mí, es el final de un largo camino", sostuvo.

La reunión se desarrollará en Cali desde el 14 al 16 de noviembre, y allí artistas de todo el mundo llevarán sus creaciones, con los diagramas que guardan los secretos de las formas. Cuenta María Isabel que cada país tiene su emblema: Japón, las famosas "grullas", y España "la pajarita". "Mi sueño es que el dinosaurio sea un emblema de la Patagonia que muchos chicos aprendan a hacerlo".

La maestra lleva años difundiendo la actividad y cuenta que puertas adentro la comunidad japonesa tiene muy buenos origamistas. "Puede ser una terapia, un pasatiempo, y hasta una forma de conocer gente: si te sentás a doblar un papelito seguro que alguien se acercará a preguntar '¿qué hacés?'; por eso digo que es una forma de relacionarse".

María Isabel ha llevado los suyo a chicos y grandes, ha enseñado en una cárcel y también en centros de rehabilitación. Mientras, imagina su viaje a Colombia, a caballo de su dino de papel.