Sábado 18 de octubre de 2003

Violento desalojo dejó a una familia en la calle

La Policía actuó por orden judicial. Los vecinos denunciaron malos tratos.

 

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La familia de Raúl Leiva en pleno en la acera, tras ser desalojados.

NEUQUEN (AN).- Una pareja y sus hijos de 6 y 11 años fueron desalojados violentamente ayer por la policía de la casa donde viven hace diez años, en el barrio Gran Neuquén Sur, en medio de una inusual demostración de fuerza pública que generó la animosidad de los vecinos contra los uniformados.

El desalojo, ordenado por el juez Enrique Videla Sánchez, es el segundo que protagoniza la familia en cuatro meses. El prime-ro fue pacífico, en el de ayer predominaron golpes, empujones y malos tratos, según relataron los vecinos que lo presenciaron.

"No nos explicamos la causa de tanta violencia, los Leiva son una familia buena, solidaria, siempre dispuesta a colaborar", dijo una vecina con un mate en la mano y la pava en la otra. "El año pasado, cuando asesinaron al vecino de la vuelta no hubo tanto despliegue policial. Yo creí que había otro muerto", acotó Alejandra, integrante de la comisión vecinal.

A la familia la integran Raúl Leiva, mecánico, de 36 años; Natalia Vilca, de 25; Emanuel de 11 y Exequiel de 6.

Cuando los efectivos ingresaron a la casa se encontraban dentro Estela Castillo, 56, madre de Natalia; Heraldo Villegas, un amigo con discapacidad física y una amiga que ayudaba a sacar la ropa de los placares.

Todos, excepto Emanuel, que a esa hora se encontraba en la escuela, exhiben algún signo físico de la contienda.

El desalojo se desató a las 8.30 con la concurrencia de ocho móviles, que cortaron la calle al tránsito y cercaron la casa ubica-da en Colibrí 1.510: "algunos vestían casco y escudos, otros estaban de civil, eran de la comisa-ría 16 y de la Metropolitana. Después llegó la policía de la 18, pe-ro ellos nos conocen y no nos hicieron nada", hilvanaron los vecinos arremolinados alrededor de los muebles desvencijados y motores arrojados a la calle.

"Cuando se fue Raúl a hablar con el juez, un policía me empe-zó a gritar que me apurara a sacar las cosas, me agarró del cabello y me arrastró", cuenta Natalia, quien tiene la muñeca y un dedo vendados, y exhibe quemaduras en el dorso de la mano por fricción con una superficie.

Heraldo Villegas cuenta que "yo le pedí a la policía que la dejaran, que no le hicieran nada y se la agarraron conmigo". Muestra hematomas en el cuerpo "por presión", según el certificado médico extendido por los facultativos que lo atendieron en el hospital Horacio Heller, y escoriaciones en tórax, espalda y hombros.

Los dos hermanos de Natalia acudieron a auxiliarla "y los metieron presos, no sabemos si han sido golpeados", acotaron los vecinos. Exequiel, el hijo más chico de la pareja, "dormía, dieron vuelta el colchón en el aire y lo tiraron al piso".

Los Leiva afirman que después del primer desalojo, volvieron a habitar la casa "cuando el Instituto Provincial de la Vivienda nos autorizó, mientras se regularizaba la titularidad de la casa, porque el tenedor original fue desadjudicado hace cinco años". De esa persona, agregan, recibieron la casa "en pago de una deuda por trabajos de mecánica".

"No entendemos por qué la reclama después de tanto tiempo, no entendemos por qué la policía nos trató como nos trató, si como aquella vez estábamos sacando las cosas de la casa de manera civilizada", agregó Natalia.

"Tratamos de evitar los incidentes"

NEUQUEN (AN)- El jefe de la comisaría 16, Nicolás Nievas, admitió que hubo incidentes durante el desalojo de la vivienda en la calle Colibrí al 1.500, pero aseguró que "se produjeron al final del procedimiento, y con sólo dos integrantes de la familia. Si llevamos mucho personal policial fue para disuadir, y de hecho no hubo otros problemas a pesar de que se reunieron más de cien vecinos".

Nievas explicó a "Río Negro" que "actuamos como auxiliares para hacer cumplir una orden del juzgado civil 1, de Enrique Videla Sánchez. En todo momento tratamos de evitar los incidentes, y a la familia desalojada le ofrecimos muchas alternativas".

Indicó que "le propusimos mudarlos a un hotel, o incluso instalarse en la comisaría. Ya tuvimos hace poco una familia en las mismas condiciones viviendo una semana en la unidad. Nuestra política es acercarnos a los vecinos".

Nievas agregó que "ellos no aceptaron, entonces procedimos al desalojo que se hizo con normalidad hasta que al final, dos de los integrantes de la familia se pusieron muy agresivos y por eso se los demoró unas horas" Afirmó que "no hubo disparos al aire, ni enfrentamientos, ni golpes".

El comisario reconoció que "recibimos insultos y cuestionamientos. Por ejemplo la gente dice que cuando hay un robo no van tantos policías. Pero en este caso era una actividad programada, y se pidió apoyo de otras unidades".

"Nosotros tratamos de acercarnos a la gente, los hijos de los policías van a las mismas escue-las que los hijos de los vecinos. Somos la única comisaría que tiene un abogado para atender casos de violencia familiar. Este fue un hecho excepcional", completó.

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