Domingo 5 de octubre de 2003

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Los almanaques de Molina Campos en colección

Costumbrista porteño

Al museo de San Francisco

A Florencio Molina Campos lo sucedió Mario Zavattaro, y luego fue Luis J. Medrano en 1961 y 1962 quien se hizo cargo de ilustrar los almanaques. Medrano fue el inventor de los "Grafodramas" que publicó diariamente La Nación entre 1941 y su muerte en 1974.

Fue un costumbrista que describió la vida cotidiana de los porteños: los ravioles domingueros en el patio de malvones; los conventillos y su vida rea; el casamiento de la hija del italiano con el criollo; el café de la esquina y "la milonga" de los sábados. No dejó de pintar el carnaval con sus comparsas y murgas, y definió la existencia y el crecimiento de la gran ciudad desde la mitad del siglo pasado.

Medrano había nacido en Buenos Aires en 1915 y se inició en la publicidad a los 17 años. Durante su labor en La Nación, también ilustró las noticias internacionales. En su estilo, fue un antecesor de Hermenegildo Sábat por la economía de líneas y la síntesis de la expresión de sus dibujos, y por la fuerza de la expresión. Su obra se inscribe en la tradición más arraigada del país en cuanto a la crítica política mediante la caricatura de las costumbres. Medrano también trabajó en publicidad y en otras revistas, las más importantes de la época -Leoplán, Atlántida, Vea y lea, Goles- y en los diarios La Nueva Provincia y El Cronista Comercial, en su primera época.

Florencio Molina Campos nació en agosto de 1891 en Buenos Aires y murió en Moreno en 1959. Se crió en una estancia bonaerense -en Tuyú-, donde comenzó a dibujar las costumbres de los peones rurales.

Se casó a los 28 años con María Hortensia Palacios, de quien se separó a los cuatro años. Tuvieron una hija, Hortensia María.

En esa época trabajó en obrajes de quebracho en Santiago del Estero y luego como empleado administrativo de la Sociedad Rural.

Impulsado por sus compañeros de trabajo realizó la primera exposición de sus "caricaturas" en la Feria Rural de Palermo, en 1926.

Meses después montó una muestra en Mar del Plata.

En 1930 Alpargatas le encargó doce ilustraciones para el almanaque del año siguiente, con tan buena repercusión que siguió por más de una década.

Continuamente viajaba por el interior visitando estancias y amigos, pero buscaba afanosamente "su lugar" para instalarse fuera de la ciudad. Y lo encontró en Moreno, provincia de Buenos Aires, donde construyó su rancho "Los estribos".

En 1942 realizó exposiciones en el Museo de Arte Moderno de San Francisco y en otras ciudades de los Estados Unidos Dos años después, Minneapolis Moline lo contrató para ilustrar sus calendarios, que aunque tendrían una distribución en el país del norte, Florencio no abandonó su temática del campo argentino, porque era a esos "queridos paisanos", como él los llamaba, a los que conocía y amaba profundamente.

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