Domingo 26 de octubre de 2003

Neuquén, más limpia por el reciclado de residuos

La devaluación que vino tras la crisis del 2001 hizo que una gran cantidad de vecinos encontrara en los residuos una fuente de ingresos. Resultado: menos basura en la ciudad.

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Es habitual ver en estos últimos tiempos camiones con grúas retirando de las calles restos de chasis y vehículos para luego venderlos.

NEUQUEN (AN).- Con la devaluación posterior a la crisis de fines de 2001, los basurales reciben menos cantidad de residuos porque la gente tira menos, los cirujas juntan cartones y algunos plásticos, y las chacaritas "barren" con cuanta chapa, hierro viejo y cascos de auto encuentran en la calle, en los descampados y en la barda.

Este fenómeno tiene lugar porque los productos reciclables tienen valor y representan un ingreso extra para los recolectores.

En esta ciudad se ha vuelto habitual ver en el último año y medio grúas con enormes ganchos retirando de espacios públicos chasis y pesadas estructuras de vehículos para la comercialización.

Esta iniciativa privada tiene un efecto beneficioso para la ciudad pues los residuos voluminosos van siendo eliminados del paisaje urbano, y paralelamente la gente deja de tirar este tipo de desechos ante la posibilidad de obtener algún dinero a cambio, por poco que sea.

En el microcentro los cirujas recolectan el papel, cartón, vidrio y plástico que depositan los comerciantes frente a los negocios. Algunos les facilitan la tarea a los changarines clasificando por tipo de material los desechos que producen, para evitar el desparramo de residuos en la vereda.

Un informe oficial revela que al centro de disposición final ingresó un 15% menos de basura en relación a los últimos dos años, en coincidencia a la revalorización en el mercado de los productos susceptibles de ser reciclados.

En parte esta situación ha sido generada por la municipalidad al impulsar convenios con pequeñas y medianas empresas dedicadas a procesar materiales.

"Es increíble como este fenómeno mejora las posibilidades de mantener el ambiente de la ciudad en mejores condiciones", remarca el subsecretario de Gestión Ambiental, Carlos Roca, con datos estadísticos en la mano.

El responsable del documento es Rubén Botticelli, director general de Limpieza Urbana. "Es notable -dice en el informe- como una vez iniciado el proceso de recolección del material disperso, no vuelve a volcarse en forma indiscriminada y muy rápidamente se revierte la situación".

La municipalidad dio el ejemplo promocionando la recolección y el traslado de la cha

tarra hasta un reciclador que cuenta con una prensa que moldea el hierro en cubos y lo reenvía a centros de fundición de metales. A cambio, el depósito le entrega hierros nuevos de construcción que están siendo utilizados en la elaboración de fuentes de agua en las plazoletas de Río Desaguadero y Alderete y de calle Chrestía al 700.

Con este mecanismo la municipalidad procesó unas 70 toneladas de chatarra dispersa en la vía pública y en espacios abiertos. Los cirujas acercaron al centro reciclador otras 300 toneladas entre calefones y lavarropas en desuso y partes de todo tipo de vehículos.

Roca hizo del reciclado una política de Estado, impulsando convenios de cooperación con un centro que procesa chatarra, con otro que recicla las cubiertas inutilizadas de la flota municipal, y con un tercero que destruye la documentación oficial en soporte papel y en contrapartida recibe guantes y bolsas para usar en los operativos de limpieza urbana.

"La ciudad sale ganando porque este procedimiento instala una nueva cultura de ordenamiento y de limpieza de los espacios públicos", concluyó.

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