Graves denuncias contra el hospital cipoleño

Se abrieron dos causas por presunta mala praxis. Una por un nene de dos años que estuvo en coma y sigue grave en Neuquén, y otra por una mujer que ingresó con angina y murió.

"La internaron por una angina y salió en un cajón", dijo el marido de la mujer fallecida.

CIPOLLETTI (AC).- La Justicia investiga dos casos de presunta mala praxis en el hospital cipoleño. Uno de ellos se inició por un chiquito de dos años que sufrió quemaduras y habría recibido medicamentos inadecuados que lo dejaron en estado de coma. El otro, es por una mujer que entró con un cuadro de angina y murió apenas 24 horas después. Los familiares aseguran que tenía "golpes" y creen que "le dieron mal los remedios".

"Vino la Justicia y se llevó toda la documentación", se limitó a responder el director del nosocomio Walberto Diaz cuando fue consultado ayer por "Río Negro".

La primera denuncia se radicó el pasado 4 de octubre, según trascendió ayer. Fue un día después de que un nene de dos años ingresara con quemaduras en su rostro y cuello provocadas por agua caliente. Una médica le habría suministrado morfina y otro medicamento que habrían generado la descompensación del chiquito.

El paciente fue derivado primero a Roca y luego a Neuquén, donde aún se encuentra internado, grave. Salió del estado de coma pero su vida sigue en riesgo.

Los familiares del nene prefirieron no realizar declaraciones ayer. "No queremos hablar todavía", expresaron. Sí confirmaron que la Justicia está investigando el hecho.

El otro caso es más reciente y complejo. El pasado 14, Amalia Urra (27) fue a la escuela del barrio Arévalo a ver a su hijita de cinco años que participaba en un número por el acto del Día de la Raza. Allí se descompuso. Las maestras tuvieron que hacer malabares para que una ambulancia fuera al establecimiento. "No puedo respirar", aseguran que Amalia le dijo a la enfermera o médica que fue en una unidad móvil de una institución privada, porque no pudieron comunicarse con el hospital. "Estás respirando bien", repiten que le decía la profesional. La revisaron y le dijeron que tenía "angina". El traslado fue caótico. "¿Quién lo va a pagar?", afirman que preguntó la gente de la ambulancia. Tuvieron que llamar a un taxi para llevarla al hospital.

Allí empezó otra etapa inexplicable para los familiares de la joven madre. "Queremos saber qué pasó", repetían ayer. Amalia Urra murió apenas 24 horas después.

"Para mí le han cambiado los medicamentos", dijo Oscar Benitez, marido de la mujer fallecida. Los parientes de la paciente aseguraron que cuando vieron el cuerpo notaron que Amalia tenía algunos "moretones", sobre todo del lado derecho, " en la cara, la oreja y el brazo, y le faltaba un diente". "Queremos saber qué pasó en el hospital, por qué estaba golpeada", dijo Benitez.

El hombre contó que el día 14, cuando su mujer se internó, la llevaron a terapia intensiva "no porque estuviera grave sino porque no había otro lugar en el hospital". El estuvo con ella hasta alrededor de la medianoche. "Estaba bien. Le compré galletitas, una gaseosa. Me dijeron que la iban a dejar en observación y que le daban el alta al otro día. Pero falleció", dijo con la voz entrecortada.

"Yo no sé qué pasó. Ella no estaba enferma. Lo único que tenía era un problema de tiroides", agregó. El hombre se quejó porque nadie le dio explicaciones, a pesar de su insistencia. "La internaron por una angina y salió en un cajón", dijo.

La odisea hasta que llegó la atención médica

CIPOLLETTI (AC).- Si las maestras no hubiesen tenido que hacer malabares para comunicarse por tener el teléfono codificado. Si el hospital hubiese atendido la llamada enseguida. Si el personal de la ambulancia de la empresa privada que fue a ver a la mujer cuando se descompensó la hubiese trasladado rápido al nosocomio. Si..

Amalia Urra falleció y esa es la realidad más dura en este momento para los familiares. Ahora será la Justicia la que deberá analizar qué responsabilidades tienen o no en este descenlace, quienes la atendieron en distintos momentos.

La muerte de la joven madre es inexplicable para los familiares y también para los docentes de la escuela primaria del barrio Arévalo, donde Urra se descompuso.

Norma Rodríguez, directora del establecimiento, le contó ayer a "Río Negro" que el 14, Urra fue al colegio a ver a su hijita de 5 años que participaba en un número preparado por el Jardín de Infantes. Allí se descompensó y algunas maestras la socorrieron. "La llevaron al baño, le dieron agua, le mojaron la cabeza". Cuando terminó el acto, Rodríguez se enteró qué había sucedido. "Llamamos urgente al hospital", aseguró la directora. Pero el sistema de números codificados del teléfono del colegio limitó las cosas, como tantas veces lo hizo (dijeron las maestras) cuando tienen que llamar en forma urgente por algún chico enfermo. Eran las 17,45. "No nos contestaba nadie", afirmó la docente.

Como no pudieron conectarse con el hospital una maestra ofreció su celular y llamaron a una privada, Cima.

-¿Qué le pasa? -dice Rodríguez que preguntó la enfermera o médica que iba en la ambulancia.

-Se descompuso. Está con muchos chuchos de frío y con temperatura -le respondieron.

La profesional empezó a revisarla. "No puedo respirar" -asegura la directora que manifestaba la joven mamá. "Podés respirar. Estás respirando bien", le decía la profesional.

La gente de la ambulancia les pidió a las maestras si tenían "una aspirina o geniol" para darle. "Como ella (Urra) decía que tenía dolor de garganta, (el médico) sacó un baja lengua y la vio a la distancia. Tiene colorado, es angina", diagnosticó. Una amiga se ofreció a llevar a Urra a la casa, pero el médico dijo que tenía que ir al hospital. La directora le pidió al personal de la ambulancia que lo hiciera. "¿Lo van a pagar ustedes?", les preguntaron. Finalmente tuvieron que llevarla en un taxi.