Sábado 25 de octubre de 2003

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Dos certezas tras la renuncia de López a la Corte

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Cerca del fin de la "mayoría automática" menemista

BUENOS AIRES (ABA).- En medio del fragor de la "guerra" con las empresas privadas que manejan el agua y la electricidad, el gobierno "celebró" la renuncia de Guillermo López (a partir del primero de diciembre), el tercer juez de la denominada "mayoría automática" de la Corte Suprema, por su reconocida adhesión a las políticas del ex presidente Carlos Menem.

A diferencia de la frustrada táctica de Eduardo Duhalde de embestir contra el conjunto del máximo tribunal del país, Néstor Kirchner optó por vérselas con uno a la vez, con aliados circunstanciales que ostenta en el Congreso. Así consiguió la dimisión del titular del cuerpo, el riojano Julio Nazareno y la suspensión del "cerebro", Eduardo Moliné O'Connor, quien quedará afuera de la Corte si los senadores consiguen los dos tercios de los votos.

"Querían la renovación. Esto hará a la historia", señaló Kirchner a poco de conocerse el paso a costado de López. Como Antonio Boggiano, el hombre vinculado con la Iglesia, se "acomodó" al nuevo tiempo K, ahora llegó el turno del "mohicano menemista" Adolfo Vázquez.

Si bien Vázquez en apariencia es un hueso duro de roer (el año pasado desafió al Congreso y pidió ser investigado), el jefe de gabinete Alberto Fernández, comentó que el amigo de Menem y Horacio Massaccesi "se tiene que dar cuenta que no puede durar un minuto más en la Corte".

En la reunión del martes pasado, Vázquez protestó a viva voz y acusó a algunos de sus colegas de "estar armando una operación en su contra". Hubo explicaciones y negativas, hasta que Vázquez dejó de gritar y le susurró a uno de los conjueces: "Quieren hacerme asomar la cabeza para que sea guillotinado".

Con respecto al resto de los jueces, Carlos Fayt, el actual presidente, es un equilibrista que se jubilaría en los próximos meses al cumplir 20 años en el tribunal. Sería lo que el profetiza: la salida por la puerta grande. Enrique Petracchi y Augusto Belluscio no formaron parte de la "mayoría automática" y Juan Carlos Maqueda, fue incorporado por presión de Duhalde, cuando renunció Gustavo Bossert.

La semana próxima llegará Eugenio Zaffaroni. No tendrá comité de recepción. Desde el interior de la Corte advirtieron que "el convicto debe quedar afuera", en referencia a su colaborador Jacobo Grossman, quien purgó una condena por secuestro extorsivo.

Un juez, al que apodan "el machista" no digiere la personalidad de Zaffaroni y en los pasillos comentó que le costará sentarse alrededor de una misma mesa con "esa persona tan especial".

En el gobierno dan por seguro que en diciembre una mujer se sumará a la Corte, que hoy es de transición. La que más posibilidades tiene es la porteña Carmen Argibay, apadrinada por el constitucionalista Daniel Sabsay, autor del proyecto para tener un cuerpo tribunalicio "más transparente".

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