Espejismos

Nada es lo que parece.

Los conflictos no traen el apocalipsis. Las soluciones no son la panacea.

A la mayoría de los municipales roquenses no les pasó por la mente la idea de tomar el edificio comunal el jueves pasado para que les aumentaran el sueldo, como pregonaron sus dirigentes gremiales El gobierno no "entendió el justo reclamo" y dispuso una suba. En el mejor de los casos el beneficio equivale al costo de la canasta familiar durante cuatro días.

Pantomima. Sobreactuación. Ilusionismo. Cómo llamar a la negociación que agitó el ritmo interno del municipio en los últimos días.

Lo cierto es que desde noviembre los roquenses deberán aportar miles de pesos más para pagar los salarios municipales y sus cargas previsionales.

La primera pregunta que surge es si las cuentas del Estado local tienen la suficiente holgura como para priorizar los haberes públicos ante otras necesidades.

¿Quién responde?

¿Los gremios? Sus dirigentes repitieron el papel asumido varias veces en el pasado: alta presión durante los días previos a una elección, amenaza de parálisis en los servicios básicos y advertencias sobre medidas "cada vez más duras".

Lo hicieron en agosto y consiguieron la definición de un esquema de recategorización Lo hicieron la semana pasada y lograron unos pesos extras para los niveles más bajos del escalafón.

Las "migajas" que aceptaron revelan que en realidad sus únicas intenciones no eran las de conseguir una recomposición salarial. Había que montar el escenario, actuar y pasar la gorra. Si entraban 100, bien. Pero si entraban 20, bien también.

El principal dilema a resolver lo tiene el Estado y sus administradores No hay razones para dudar que el aumento en la recaudación permitirá afrontar el incremento dispuesto, pero no puede dejar de observarse que la decisión del gabinete de Ricardo Sarandría fue "patada larga" y pelota fuera de la zona comprometida.

Los funcionarios del Ejecutivo apenas ensayaron una resistencia el miércoles pasado y un día después se presentaron con una la oferta superadora que exigían los sindicatos.

"Apretón de manos, pipa de la paz, y a transitar el último mes y medio de gestión con tranquilidad" habrá pensado el jefe comunal, que cuando deba mirar hacia atrás en el tiempo seguramente se jactará de haber dejado la intendencia con las cuentas medianamente ordenadas y los sueldos mejorados para la mitad del personal. Sin dudas un castillo de naipes, porque su sucesor no tendrá la posibilidad siquiera para decidir qué hacer con la totalidad de los fondos extras que dispondrá la comuna en 2004 a partir de los aumentos en recaudación o regalías.

Sarandría le ahorró el trabajo. Aumento para 350 empleados y puertas abiertas para que el resto crea legitimadas sus aspiraciones de recibir también una mejora. "Si trabajamos las mismas horas, yo tengo más responsabilidades, ¿por qué a mí no me pagan más?", podría ser un justo planteo de los que ahora no resultaron beneficiados. Ni pensar en volver atrás sobre lo actuado la semana pasada. Sería iniciar la gestión con el pie izquierdo en la vital relación con los agentes.

Hay que resaltar que la apresurada resolución al conflicto con los agentes no tendría relevancia si se tratara del único legado que recibirá quien gane las elecciones el próximo domingo.

Ocurre que los frentes en los que deberá batallar la gestión 2003 - 2007 no son pocos: obra pública, servicios y forestación son algunos de los aspectos deficitarios actualmente.

Las buenas intenciones difundidas en la campaña necesitarán luego de una inyección monetaria para concretar los proyectos.

Qué explicación habrá cuando los fondos no alcancen: seguramente, y por lo bajo, que el costo salarial es elevado y se lleva buena parte del presupuesto.

A esa altura la cortina de humo de la semana pasada habrá cumplido su meta La vorágine cotidiana hará de Sarandría y sus funcionarios un recuerdo lejano y el municipio roquense estará parado en el mismo lugar de siempre: enfrentando muchos problemas con poca plata Hugo Alonso

halonso@rionegro.com.ar

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