Bussi quedó preso por la desaparición de un legislador

Un juez federal de Tucumán dejó detenido a Bussi tras escuchar la declaración del represor por la desaparición del ex legislador Vargas Aignasse, cuyo hijo Gerónimo fue su competidor en las elecciones a intendente de San Miguel de Tucumán.

TUCUMáN.- El intendente electo de San Miguel de Tucumán, el represor Antonio Domingo Bussi, quedó preso por disposición de la Justicia federal acusado de violaciones a los derechos humanos cuando ejerció el poder militar en los inicios de la última dictadura. La decisión fue tomada por el juez federal Jorge Parache, quien le tomó declaración indagatoria, acusado por la desaparición del ex legislador tucumano Guillermo Vargas Aignasse, en 1976.

Pero todo no termina allí. Cuentas bancarias sin declarar en paraísos fiscales, desapariciones comprobadas y el fusilamiento de presos políticos son otros de los renglones que se añaden a la foja personal del represor.

Tras permanecer durante horas en el juzgado de Parache, Bussi fue trasladado al Liceo Militar Gregorio Aráoz de Lamadrid en medio de incidentes con manifestantes de organizaciones de derechos humanos que le arrojaron huevos a él y su abogado. La orden de detención abrió todo tipo de conjeturas jurídicas sobre quién sucederá a la intendenta Marta de Ezcurra ante la posibilidad de que Bussi (jefe comunal electo) continúe bajo arresto durante un largo tiempo.

Bussi ingresó a primera hora de la mañana a los tribunales federales de la capital tucumana y tras seis horas de declaración, el magistrado dispuso su detención. El juez entiende que Bussi es responsable por la desaparición del ex senador Varga Aignasse y dispuso su detención tras declarar la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.

El desaparecido legislador era padre de Gerónimo Vargas Aignasse, quien compitió en las últimas elecciones para intendente y perdió frente al represor por sólo 17 votos Bussi, quien alguna vez se autodenominó ante sus subalternos del Colegio Militar como "El Carnicero", fue amo y señor de Tucumán durante los años más duros de la represión ilegal, donde comandó y supervisó personalmente 14 campos de concentración.

El represor, que aún detenta el cargo de general de división retirado, abandonó a temprana edad su domicilio para cursar sus estudios marciales. "El que se anime a entrar a mi sección terminará con la osamenta estampada en las paredes", era una de las frases preferidas del "carnicero" cuando cursaba los últimos años en el Colegio Militar.

El 24 de marzo de 1976 la junta militar lo designó gobernador de esa provincia, cargo en el que permaneció hasta diciembre de 1977 dejando un saldo de 806 desapariciones. (AFP y Télam)