Martes 14 de octubre de 2003

ANALISIS

Una democracia que que no da respuestas

Sánchez de Lozada no renuncia y la protesta aumenta

El presidente boliviano acusó de golpistas a dirigentes, pero suspende el plan gasífero. La ola de protestas se trasladó a la capital, con saqueos. Los muertos suman ya 41.

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Las protestas se mantienen, con un gobierno debilitado y los disturbios extendiéndose en todo el país.

LA PAZ (AFP/DPA) - Unos tres civiles murieron ayer en El Alto y otros dos en La Paz, adonde se desató una dura represión policial y miles de manifestantes saqueaban e incendiaban anoche comercios mientras avanzaban hacia barrios residenciales, en otro capítulo de la convulsión social que pide la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, cada vez más aislado en el poder.

Los dramáticos incidentes, que han dejado un número indeterminado de heridos tienen lugar después de que el presidente se negara a renunciar y mientras la oposición encabezada por el diputado socialista Evo Morales afirmara que la protesta "sólo cesará con su renuncia".

El gobernante denunció una conspiración de la oposición liderada por Morales y el jerarca de los campesinos aymaras, Felipe Quispe, en una rueda de prensa .

"Yo no voy a renunciar. He tomado muy en serio el mandato que he recibido del pueblo y el juramento que hice ante Dios, la patria y los sagrados evangelios", sentenció el mandatario liberal de 73 años.

"No es posible que se reemplace la democracia con una dictadura sindical. No es posible que se destruya algo que ha sido construido por el pueblo de Bolivia, para crear un nuevo autoritarismo, una nueva dictadura que va a enfrentar región con región, clase con clase, etnia con etnia", dijo en alusión a la supuesta conspiración indígena.

Sánchez de Lozada se encontraba cada vez más aislado tras la renuncia de cuatro ministros y el distanciamiento de su vicepresidente, Carlos Mesa, por el manejo de la crisis.

La convulsión social empezó hace tres semanas contra la exportación de gas natural hacia EE.UU. considerada desventajosa por los líderes sindicales y campesinos, ya que estiman que apenas el 18% de la riqueza quedará en Bolivia La represión policial dejó 41 muertos y al menos un centenar de heridos en tres semanas de protestas en Bolivia, según un recuento extraoficial . La sangrienta jornada del domingo dejó 26 muertos de bala y 90 heridos en El Alto, vecina a La Paz.

En un intento por bajar la tensión social, el presidente anunció la madrugada de ayer que el gobierno no exportará gas natural a nuevos mercados mientras no se realicen consultas y debates sobre el energético con la sociedad civil hasta el próximo 31 de diciembre.

Los disturbios se trasladaron ayer a La Paz, en donde dos hombres murieron por heridas de bala en pleno centro, según confirmó la policía.

Los manifestantes incendiaron una galería comercial, cerca de la neurálgica avenida Mariscal Santa Cruz, en el corazón capitalino, escenario de violentos choques con policías Los manifestantes, que entonan a coro el himno patrio y enarbolan símbolos nacionales, arremetieron contra policías que retroceden ante la muchedumbre, mientras en las calles paceñas se encienden fogatas y neumáticos y levantan barricadas con piedras que extraen de las calles.

Tras agotar su munición de gases lacrimógenos y balas de goma, el batallón de policías de tránsito, se replegó a su estación, en la avenida Mariscal Santa Cruz y sus efectivos esgrimieron pañuelos blancos en señal de paz Un grupo de manifestantes intentó saquear la casa del ex presidente Jaime Paz Zamora, aliado de Sánchez de Lozada, en el exclusivo suburbio de Cota Cota. La intervención policial logró dispersar la turba que llegó hasta el tejado de la casa del ex gobernante y rompió las vidrieras. Anoche, detonaciones de fulminantes de dinamita se confunden con disparos de armas de fuego y de bombas lacrimógenas que estallan por doquier en la caótica ciudad.

Deserciones en el gobierno

El presidente Sánchez de Lozada se encuentra cada vez más aislado tras la renuncia de cuatro ministros y el distanciamiento de su vicepresidente, Carlos Mesa, por el manejo de la crisis social.

El vicepresidente y presidente del Congreso, Carlos Mesa, que rompió ayer con Sánchez de Lozada, en desacuerdo por su manejo de la crisis social, aunque no renunció a su investidura. "No apoyo al gobierno en esta acción, no puedo aceptar como ciudadano ni como hombre de principios que la respuesta sea la muerte ante la presión popular y no creo que el diálogo que ha propuesto el gobierno sea suficiente", manifestó Mesa.

Más tarde, se sumaron la renuncia de tres ministros de la populista Nueva Fuerza Republicana (NFR), aliada al gobierno, y la dimisión del titular de Desarrollo Económico, Jorge Torres, de las filas del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR). Otros tres ministros del MIR, entre ellos el canciller Carlos Saavedra, no se habían pronunciado aún.

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