Domingo 12 de octubre de 2003

El Papa sigue activo, pese a rumores

Ayer recibió a líderes de Timor Oriental y a fieles de Cerdeña. El Vaticano desmintió que deba someterse a diálisis.

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El Papa durante una de las audiencias que dio ayer.

CIUDAD DEL VATICANO (AFP) - El Papa Juan Pablo II parecía gozar de relativamente buena salud cuando se reunió ayer con el presidente de Timor Oriental, Xanana Gusmao, y luego pronunció un discurso ante unos 2.000 peregrinos de Cerdeña, un día después de que el Vaticano desmintiera enérgicamente las informaciones de que era sometido a una diálisis. El sumo pontífice de 83 años concedió una audiencia privada a Gusmao y a altos funcionarios timorenses durante unos 15 minutos el sábado, en vísperas de los 14 años de su visita a Timor Oriental, en 1989.

El jefe de la Iglesia católica, cuyos problemas de salud causan inquietud cuando faltan pocos días para que se cumplan 25 años de su elección, parecía sereno y habló claramente durante la audiencia. El papa también hizo uso de la palabra ante unos 2.000 peregrinos de Cerdeña, pero si bien comenzó a hablar con voz clara y enérgica, después de los primeros dos párrafos le faltaron las fuerzas. No trató de terminar su discurso, aunque presidió el resto de la audiencia.

El Vaticano manifestó ayer su cólera ante los informes "irresponsables" de que los médicos del sumo pontífice habían puesto al papa en diálisis o estaban estudiando la posibilidad de hacerlo. Pero nada de esto puede evitar que el tema de la salud del Papa se transforme cada vez más en una especie de novela policial. "Temor por el Papa corta la respiración", titula "La Repubblica".

Al igual que otros medios bien informados, el diario romano señala que la diálisis podría ser inevitable para Juan Pablo II. Los numerosos medicamentos que debe tomar para combatir el mal de Parkinson que lo aqueja afectan cada vez más a sus riñones, según la información.

Los "papabili" de Latinoamérica

La posibilidad de que el próximo Papa sea un latinoamericano resulta cada vez más probable, ya que el peso de la Iglesia católica de América Latina es notable, además de contar con personalidades prestigiosas y con la experiencia para suceder a Juan Pablo II.

En la lista de los "papabili" figuran al menos cuatro latinoamericanos, entre ellos el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, 74 años, designado en febrero de 1998, cuyo prestigio como hombre hábil, enérgico y políglota, unido a la experiencia dentro de la curia romana, como responsable del Consejo Pontificio para el Clero, lo convierten en favorito al trono de Pedro.

El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, 66 años, arzobispo de Buenos Aires, definido como un hombre tímido, esquivo y de pocas palabras, crítico severo de los modelos económicos neoliberales, goza de popularidad entre sus colegas y podría ser el primer pontífice jesuita de la historia.

El carismático cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, 61 años, arzobispo de Tegucigalpa, salesiano, es el típico exponente de la nueva jerarquía eclesiástica latinoamericana, capaz de luchar por las desigualdades sociales sin que lo acusen de simpatizante de la teología de liberación.

Otro candidato al trono de Pedro, proviene del país más católico de América Latina, con una iglesia de base activa: el brasileño Claudio Hummes, de 69 años, arzobispo de Sao Paulo, franciscano, comprometido en los años 60 contra la dictadura, quien abrió las iglesias al movimiento sindical .

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