Sábado 25 de octubre de 2003
 

Que el árbol no nos tape el bosque

 

Por Leonardo de Ferrariis (*)

  El culebrón que a la vista de nuestros vecinos se desarrolla respecto de las tarifas eléctricas en Bariloche, está logrando la desinformación y la confusión general y, peor aún, amenaza con continuar con situaciones de injusticia regionales de vieja data.
Más allá del árbol, en este caso, la discusión de por culpa de quién o qué, llámese deudas a pagar como pretende el Ing. Ceaglio -actual presidente de la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB)-, reconocimiento de mayores costos en la prestación del servicio como afirmo yo, y desde la vereda contraria coinciden conmigo el contador Omar Goye junto con Diego Fenoglio, tesorero y mentor de la actual conducción respectivamente, y el propio estudio realizado por la CEB, lo cierto es que la tarifa aumentará, quedará por ver cuánto y qué sector se llevará la peor parte.
A esta historia le falta el bosque, en el que se esconde un peligroso juego, que jugamos todos, en éste y otros tantos temas, desgastándonos entre nosotros, sin advertir que vivimos perdiendo. Pongámosle nombre al juego: intolerancia.
Este juego es tan adictivo y potente que nos impide no solamente entendernos, sino tan siquiera escucharnos, al punto de negarnos a nosotros mismos, como barilochenses, el lugar que nos corresponde.
Tanto es así que hace, por ejemplo, que la perinola caiga siempre en “Bariloche pone”, pruebas al canto: exenciones impositivas, cerro Catedral, lago Nahuel Huapi, coparticipación municipal, subsidios a la producción, obras públicas, etc. (que el lector me ayude, si quiere, a completar la lista).
Podemos dejar de perder, por lo menos esta vez, dejando de jugar a la intolerancia, esto no significa deponer mansamente nuestras diferencias, sino priorizar las coincidencias y la oportunidad para disentir, es decir jugar al juego de la inteligencia.
En el caso de la electricidad, ¡oh sorpresa!, Bariloche fue despojado, hasta ahora, de sus derechos. Veamos quiénes somos, eléctricamente hablando: el 20% (veinte por ciento) de los usuarios de la provincia y el 25% (veinticinco por ciento) de la potencia firme (usuarios que no pueden comprar en el mercado mayorista). Como vemos, números nada despreciables.
Veamos de dónde debe salir el dinero para morigerar o anular el aumento de la electricidad en Bariloche o, inclusive, disminuir la tarifa que pagamos ahora.
En el marco regulatorio, ley 2.902, el artículo 60 dice:
“Los recursos del Foprost (Fondo Provincial de Subsidios Tarifarios) se aplicarán a contribuir, en todo el territorio de la provincia, a la compensación de diferencias tarifarias que surjan entre usuarios finales con igual modalidad de consumo ubicados en diferentes áreas geográficas”.
Esto quiere decir que, independientemente del prestador del servicio, si tengo un quiosco, debería pagar lo mismo o prácticamente lo mismo esté el mismo en Bariloche, Maquinchao o Cipolletti. Pero eso no ocurre ni para un quiosco ni para casi nadie.
La excepción a la regla es, por ejemplo, el “riego agrícola” en toda la provincia. Da la casualidad que, o yo no me enteré, salvo en el Valle, nadie absolutamente nadie en Bariloche riega sus cultivos bombeando agua.
Eso sí de este fondo se paga el subsidio a los jubilados y a los soldados que estuvieron en Malvinas. Un destino loable, pero que no tiene nada que ver con la letra y el espíritu de la ley. Esta plata debería salir del presupuesto provincial.
Veamos por un momento qué se esconde, en plata, detrás del Foprost. Nada más ni nada menos que lo que dice el artículo 58, a saber:
“a) Los montos que le correspondan a la provincia provenientes del Fondo Subsidiario para Compensaciones Regionales de tarifas a Usuarios Finales ...”
Este inciso a) representa para la provincia ingresos de 4 millones de pesos al año aproximadamente. De los cuales se aplican en Bariloche no más de 200.000 pesos (doscientos mil) al año.
Pero la cosa no queda aquí nomás, como leemos en el artículo 61:
“Los recursos del Fopie (Fondo Provincial de Infraestructura Eléctrica) se aplicarán a la ejecución de obras para la mejora y ampliación de los servicios eléctricos y en particular: a) subsidios no reembolsables y/o préstamos reembolsables a distribuidores y transportistas para la instalación, ampliación o renovación de redes de transporte o distribución de electricidad y obras complementarias, priorizándose las áreas no abastecidas o insuficientemente abastecidas”.
Bajo este artículo se financió el desarrollo eléctrico, eso sí de zonas “aisladas” como el departamento General Roca y localidades de la Línea Sur, y de paso alivianando los costos de Edersa. Si existe una zona insuficientemente abastecida, en términos eléctricos, es nuestra región andina que debe mantener sus usinas, para el caso de cortes de suministro, a costo nuestro por supuesto.
Veamos de nuevo qué significa en plata el Fopie. Ni más ni menos que lo que dice el artículo 59 inciso b), que remite a su vez al ya mencionado artículo 58:
“b) Los montos que le correspondan a la provincia provenientes del Fondo de Desarrollo del Interior....”
De acuerdo con las memorias del Consejo Federal de la Energía Eléctrica, órgano responsable de administrar estos fondos no reintegrables, entran a Río Negro aproximadamente 5 (cinco) millones anuales, de los cuales, que yo tenga registro, no se invirtió ni un peso en Bariloche.
Lo contado hasta aquí fue planteado con motivo de la audiencia pública para tratar la tarifa de Edersa; resultado: ‘nones’.
También fue reclamado por la vía administrativa ante el EPRE el 24 de abril del 2002, seis meses después de reiterados pedidos de pronto despacho, el 29 de octubre del 2002 no hizo lugar al pedido: motivo “... que la Cooperativa de Electricidad de S. C. de Bariloche Ltda. de ninguna manera detenta la representación de sus usuarios finales”. (Haciendo tabla rasa con la más elemental doctrina cooperativa). A todo esto se juntaron 13.500 (trece mil quinientas) adhesiones de asociados/usuarios apoyando lo pedido por la CEB. Para luego declararse incompetente y “...remitir las presentes actuaciones al Poder Ejecutivo Provincial, a los efectos de su resolución” (Sic resolución EPRE 525/02), es decir, patear la pelota afuera, donde el trámite descansa el sueño de los justos.
Aprendamos de nuestros comprovincianos que más allá de las rivalidades que existen entre sí o sus ciudades, sacan juntos el tractor a la ruta cada vez que precisan algo del presupuesto provincial, quedándose con la mejor parte. No son malos, simplemente ocupan el espacio que deja vacante Bariloche, porque nosotros estamos distraídos jugando el juego que mejor jugamos: la intolerancia.
Haciendo una regla de tres simple, tomando la cantidad de usuarios y/o potencia y la plata en danza, corresponderían unos 2 (dos) millones de pesos anuales, más o menos lo que reclama la CEB como aumento tarifario a aplicar a sus asociados/usuarios.
Ahora si aplicamos al pie de la letra lo que dice la ley, la tarifa en Bariloche debería ser igual, pesos más pesos menos, a la que se paga en el resto de la provincia, un 20% (veinte por ciento) menos de lo que pagamos hoy.
Todo lo relatado aquí, en materia eléctrica, no es nuevo, tal vez no lo explicamos bien, pero lo repetimos hasta el cansancio en nuestra gestión al frente de la CEB. Juntamos firmas, publicamos solicitadas, mandamos notas, reclamamos administrativamente, lo dijimos en cuanta reunión pudimos; o no lo hicimos bien, o no alcanzó.
No juguemos al juego perverso de la intolerancia, sino al de la inteligencia, es el momento de reclamar nuestros derechos presentando un frente común.
En una de ésas damos vuelta la historia. El 31/10 es la audiencia pública.


(*) Ex presidente de la Cooperativa
de Electricidad Bariloche
     
     
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