Jueves 23 de octubre de 2003
 

Las islas de la discordia

 

Por Carlos Di Camillo (*)

  Nuestra ciudad -Neuquén- cumplirá dentro de un año un siglo de vida; muy joven, si se consideran parámetros urbanos y se la compara con otras del país de más de 400 años. Imaginémosla adolescente, plena de potencialidades, con la posibilidad de duplicar en su madurez su población actual y consolidarse como referencia indiscutida de la Norpatagonia.
Adolescente al fin, permítaseme el parangón con las etapas del crecimiento humano, nos proponemos explorarnos y, como quien descubre su ombligo y sus extremidades, “descubrimos”, entre otras cosas, que la ciudad no termina donde indica la mayoría de sus planos, sino que abarca en su ejido una constelación de importantes islas en el curso de los ríos Limay y Neuquén.
Entonces cobra vigencia la expresión “dejar de darle la espalda al río” que orienta acciones tales como el Paseo de la Costa. Sucede que a pesar de ser parte nuestra, como buenos adolescentes, no hemos sabido hasta aquí manejarlas, de hecho no tenemos posesión ni ejercemos el dominio correspondiente sobre estas islas. Mientras tanto, hay quienes cuestionan la jurisdicción neuquina sobre parte de ellas.
Por caso, la isla Verde es ocupada por un particular que se arroga el cobro de peaje cada verano. De poco han servido hasta hoy las acciones legales para desocuparla o por lo menos permitir el acceso libre y gratuito, a la que es prolongación de hecho del balneario Gatica, tan concurrido por nuestras familias.
Le siguen aguas abajo, a partir de la misma calle Gatica, las islas 130 A y B y 131 A y B, 115 hectáreas, que se extienden hasta la avenida Olascoaga.
Aquí también tenemos una situación “particular”, sucede que por decreto provincial 2.924/93 se “vendieron” por la módica suma de $ 130 la hectárea.
Sí, no se trata de un error tipográfico, entendió bien: $0,013 por m2. ¿Qué le parece?, tentador ¿no?
Sucede que éstas como las demás islas son parte del dominio público, como lo establece el Código Civil en su Art. 2.340, inciso B, y como tales pertenecen al Estado. Por ende, su uso es libre y gratuito y nuestros derechos son imprescriptibles. Por esto, ante la imposibilidad del comprador de escriturar, se pretendió “perfeccionar” el acto de la venta mediante la desafectación del dominio público -proyecto de ley 4002- que no llegó a aprobarse gracias a la alerta de concejales y a la voluntad de los legisladores.
Existen dictámenes de los asesores legales del municipio solicitando la rescisión de la venta y la declaración de inexistencia del decreto mencionado, además del decreto 5.122/93, que reservan estas islas para la Municipalidad de Neuquén. Este es un tema pendiente de resolución, donde se debe dar continuidad a las acciones en resguardo de nuestro patrimonio público.
Río abajo, a partir de la Av. Olascoaga y hasta la Confluencia del Limay con el Neuquén, reconocemos la isla de la Gobernación e isla Chica, de aproximadamente 800 hectáreas. Siguiendo el ejemplo del desarrollo humano, podríamos decir que forman parte nuestra desde el nacimiento como ciudad. Existen registros centenarios (1903) de la actividad en la isla vinculada con el paraje “La Confluencia”. Sucede que hoy, además de algún ocupante que exhibe título otorgado por la provincia de Río Negro, un ente de esta provincia (Endemas) proyecta un desarrollo unilateral en estas islas.
Otro elemento preocupante es el cegado paulatino del brazo sur del río Limay a la altura de estas islas. La situación, producto en parte de causas naturales y en parte de la acción del hombre, hace que todo el caudal del río se vuelque y presione sobre la costa norte, la zona poblada, causando en épocas de máximas crecidas una situación mucho más crítica que si este brazo estuviese abierto.
Este es el cuadro de situación que urge realizar acciones en resguardo de los intereses de Neuquén.
Se preguntará por qué esta situación litigiosa no es noticia y excede a la opinión pública. Me permito una hipótesis como respuesta: el gobierno de Río Negro eligió como estrategia la vía de los hechos: títulos, proyectos, avance sobre el río, todo en silencio. Por su parte Neuquén permanece en los últimos años en una actitud pasiva, como quien no reconoce lo que le es propio.
Esto no siempre fue así. En 1970 la ley 18.501 resolvió definitivamente la controversia, estableciendo claramente en su Art. 1°, inciso C, que las islas existentes en los ríos Limay y Neuquén y que hayan sido cedidas por la Nación mediante acto público a la provincia del Neuquén, pertenecerán a esta última, así como también los islotes y dependencias geográficas de las mismas”, que es el caso de las islas de la Gobernación y Chica transferidas con anterioridad por la Nación a la provincia e inscriptas en el Registro de la Propiedad Inmueble.
Entonces, dónde está el problema. La dificultad se presentó cuando se intentó demarcar estos límites tan claros en los papeles. Según explica Javier de la Reta, la complicación es determinar dónde es ‘acá’ sobre el espacio físico territorial. Esto es abonado por otro agrimensor, Oscar Barbato, que relata que ni la Comisión Mixta Demarcadora ni posteriormente la Comisión Nacional de Límites Interprovinciales “pudo” cumplir este cometido establecido por ley. Así se llegó a la contratación del Instituto Geográfico Militar, trabajo que pagó por adelantado Neuquén, incluyendo la parte que le correspondía a Río Negro; no obstante, el trabajo nunca se realizó, ¡increíble!

La regionalización,
¿una oportunidad?

Soplan vientos de integración regional entre provincias y ciudades, y junto con las plausibles intenciones, algunas opiniones sumaron confusión. Si entendemos la integración regional como la expresión superadora y potenciadora de las identidades provinciales y municipales, y no como la fusión jurisdiccional de las mismas, se desprende que cualquier proyecto común, en buena hora, aun de dominio compartido, deberá dejar resuelto el tema de la jurisdicción respecto de las islas mencionadas, que no puede ser otra que la neuquina.
Convencido de que la demora en la resolución definitiva de estos problemas perjudica a todos, llamo la atención sobre el particular y solicito la intervención de las instituciones provinciales y municipales involucradas.
El Concejo Deliberante de la ciudad de Neuquén ya se pronunció, mediante varios proyectos de comunicaciones y ordenanzas, en favor de la resolución de las situaciones planteadas. La regionalización no será, en la medida en que alguien pretenda que nuestros estados y pueblos resignen identidades y territorios en pos de intereses sectoriales y arreglos políticos oportunistas.

(*) Concejal del Frente Grande de Neuquén.
     
     
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