Martes 28 de octubre de 2003 | ||||
Piden justicia a un año del asesinato del quiosquero Santillán
NEUQUEN (AN)- "La única víctima es mi marido. Lo que yo quiero es que la justicia condene al que lo mató". Estela es la viuda de Roberto Santillán, el encargado de un quiosco ubicado frente al hospital Heller de cuyo asesinato se cumplió ayer un año. El presunto autor fue detenido, tres personas lo señalaron en una rueda de reconocimiento, pero para la justicia resultó una prueba insuficiente y le dictaron la falta de mérito. De todos modos el sospechoso sigue detenido. Se llama Nicolás Brevi Rojas, tiene 21 años, y el viernes pasado en u juicio oral pidieron que se lo condene a 9 años de prisión por cinco robos con armas que cometió entre mayo y octubre del año pasado contra comercios y repartidores. Los hechos fueron calcados, ocurrieron en la zona oeste, y en cada uno actuó armado con una pistola 9 milímetros. Si el autor del crimen de Santillán fue Brevi Rojas, quiere decir que cambió su modo de operar porque en los cinco robos por los que está siendo juzgado no disparó una sola vez. Estela tiene una teoría al respecto: "a mi marido lo mataron porque le tiró con gas paralizante al ladrón. Nunca lo había usado, y creo que pensó que le iban a hacer algo a los hijos, por eso reaccionó así. El asaltante entonces le disparó". Santillán, que tenía 43 años, recibió el balazo en el pecho y murió. El caso sacudió a la zona oeste de Neuquén, y hubo marchas de silencio que se desactivaron cuando Estela y algunos de los que participaban empezaron a recibir amenazas. Ella hasta tuvo que mudarse de casa. Ahora vive en otro lugar de Neuquén con sus hijas de 21 y 17 y su hijo de 14 años. Ayer evocó a su esposo como "un padre excepcional, un marido extraordinario" que quería, si le pasaba lo peor, que sus cenizas fueran esparcidas en el pequeño paraíso cordillerano que es Quila Quina, al que visitaron en familia muchas veces. Pero al mismo tiempo Estela dejó en claro que "nosotros (ella y sus hijos) tenemos el dolor, la lucha interior, pero no somos víctimas porque estamos vivos". En este año de lucha sintió la soledad. "No es culpa de la justicia, hablé muchas veces con la fiscal Sandra González Taboada y me parece que está colmada de cosas, no puede estar en todas". Su mayor agradecimiento es para el oficial Gustavo Delaloye, "que hizo todo para llegar al autor. Aunque después la justicia dijo que no alcanzaba". -¿Cómo maneja la situación de saber quién fue el autor pero que no esté condenado por falta de pruebas? -le preguntó "Río Negro". -En algún momento voy a llegar a esta persona para hablar con él. La que tiene que decir si es culpable o no es la justicia, yo no puedo juzgarlo, ni siquiera odiarlo. Sé que es una persona temible, pero en el momento del crimen yo no estaba, no lo ví. Tiene que ser la justicia la que lo condene si es culpable.
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