Jueves 16 de octubre de 2003

Sobreseen a policías por la muerte de un peluquero

La víctima los había herido a escopetazos.

El juez consideró que lo mataron en legítima defensa.

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La víctima fatal se había encerrado en su peluquería. Allí tenía armas de grueso calibre y cámaras con un circuito cerrado de televisión.

ROCA (AR).- Los dos policías que fueron gravemente heridos de sendos escopetazos, y que mataron de un tiro a un peluquero que tenía problemas psicológicos, fueron sobreseídos por la Justicia, al determinar que los disparos efectuados por los uniformados tras ser heridos, fueron para proteger sus vidas y la de terceros.

El caso conmocionó a Roca el pasado 29 de julio, cuando lo que en un primer momento se presentaba como un procedimiento de rutina, terminó en un verdadero baño de sangre con el peluquero Angel Javier Bin muerto de un disparo calibre 9 milímetros. También los policías Ricardo Ramos y Fernando Hernández quedaron en gravísimo estado tras ser alcanzados por los perdigones.

Ese día, María del Carmen Bin -hermana del peluquero- llamó a la comisaría Tercera porque su hermano se encontraba encerrado en su peluquería desde hacía varios días y se negaba a salir.

Al lugar llegaron Hernández y Ramos en un patrullero, pero sin saber que dentro de la peluquería había armas de grueso calibre y que Angel Bin tenía "síndrome de persecución".

Es por ello que no iban preparados para protegerse ante un ataque. Es más, los chalecos antibalas habían quedado en el patrullero.

Junto a ellos llegó un cerrajero para abrir la puerta, pero en segundos la situación se transformó en un infierno. Inesperadamente, Bin abrió y asomó el caño de una escopeta recortada, con la que abrió fuego. Los perdigones impactaron contra los policías, que desconcertados, empezaron a disparar aunque sin apuntar, y a retroceder para intentar llegar al patrullero.

Los policías Hernández y Ramos hicieron catorce disparos con sus armas reglamentarias, y uno de esos proyectiles fue el que mató a Bin. Tras subir al patrullero y recorrer más de diez cuadras, chocaron contra un cantero cuando faltaban cien metros para llegar a un sanatorio.

Para la justicia, no hubo actitud criminal por parte de los uniformados, ya que "ingresaron al recinto donde se encontraba Angel Bin, con el permiso y la autorización de la hermana, encontrándose además en la vivienda, los padres. Todo ello en razón del estado psíquico en que se encontraba Angel Bin, quien desde hacía varios días se encontraba encerrado y probablemente sin comer".

Según la resolución del juzgado a cargo de Pablo Iribarren, primero intentó abrir la puerta un cerrajero y la hermana buscó convencer a Bin. "Posteriormente, el personal policial intenta ingresar. Es entonces cuando Angel Bin, desde adentro hacia afuera, efectúa los disparos con la escopeta incautada".

Los relatos del cerrajero, los policías y la hermana de la víctima, son coincidentes en que el primero en disparar fue el peluquero. "Del tal manera, no quedan dudas que los policías actuaron repeliendo la acción y en legítima defensa, para salvar tanto sus vidas como la de las demás personas que allí se encontraban".

Por los argumentos mencionados, el sargento ayudante Ricardo Ramos y el cabo Fernando Hernández, fueron sobreseídos por la justicia.

 

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