Viernes 3 de octubre de 2003

Condenan a un policía y tres jóvenes en Bariloche

Fue por una paliza que sufrió el inquilino de un céntrico edificio. Recibieron penas que van de ocho meses a dos años

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los cuatro procesados por una brutal paliza de la que fue víctima un vecino del edificio Bariloche Center, fueron condenados ayer a penas que van de los 8 meses a los 2 años de prisión por la Cámara Segunda del Crimen.

Uno de ellos es policía y los restantes cumplían funciones de vigilancia privada en el enorme edificio ubicado a espaldas del Centro Cívico. Según quedó probado en el juicio, todos tuvieron activa participación en la agresión y las amenazas con arma de fuego sufridas por Luis Virginillo.

Tanto la víctima como su compañero de departamento coincidieron en señalar que los atacantes actuaron como una verdadera patota y tenían intención de matarlo.

Los imputados buscaron justificarse alegando que Virginillo los enfrentó previamente con dos cuchillos. Pero los jueces desestimaron la coartada porque los relatos de los cuatro no eran coincidentes y tampoco aparecieron en la investigación posterior las armas blancas aludidas.

El policía Fernando Alí fue condenado a dos años de prisión en suspenso por los delitos de privación abusiva de la libertad, vejaciones, amenazas agravadas y lesiones leves. Pero además le fue impuesta una inhabilitación de cuatro años para cumplir funciones en la fuerza de seguridad provincial.

Sus tres compañeros de andanzas sí deberán ir a la cárcel porque ya registraban condenas anteriores. Ellos son Marcelo Dal Piva, condenado a 8 meses de prisión efectiva; Pablo Quiroga, quien recibió una pena unificada en dos años y Ernesto Volonteri, a quien le unificaron cuatro años de prisión.

El ataque contra Virginillo se produjo el 27 de enero de 1999 cerca de la medianoche y tuvo todas las características de un apriete mafioso. Lo esperaron a la salida del ascensor cuando llegaba a su departamento, y entre amenazas e insultos lo golpearon con patadas, puñetazos, un garrote y la culata de dos pistolas.

Tras examinar la declaración de los imputados, los jueces entendieron que la historia de la legítima defensa ante una agresión con cuchillos "no pasa de ser un burdo artificio". Subrayan también que Virginillo había sufrido ya el acoso de Quiroga y Volonteri en episodios previos y había formulado las exposiciones a la policía.

Incluso el oficial principal Juan Carlos Espinoza (que fue el primero en llegar al lugar al enterarse de la golpiza) puso en evidencia la fragilidad de su versión dada por su colega Alí durante el careo que los enfrentó.

El fallo se detiene largamente en señalar las contradicciones entre las indagatorias y en probar que los cuatro imputados tuvieron participación directa en los golpes recibidos por Virginillo, quien además fue pisado en el suelo y apaleado con un bastón de infantería.

Los defensores de Alí y sus compañeros de causa pidieron la absolución por el beneficio de la duda o en su defecto la pena mínima prevista por lesiones leves "en exceso de legítima defensa". Pero los jueces consideraron suficientes las pruebas de cargo y aplicaron penas coincidentes con lo solicitado por la fiscalía.

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