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Para Loffreda fallaron las maniobras clave

El capitán quedó con bronca y enyesado

Susto para los ingleses

El sueño Puma se hizo astillas en la madrugada

Los europeos se tomaron revancha del '99 y despidieron a los argentinos del Mundial.

El equipo argentino dio todo pero le faltó concreción en un partido parejo y cerrado.

El capitán y medio scrum argentino movilizó bien a los forwars, aunque le faltó profundidad para sorprender a los irlandeses.

Se terminó la ilusión de Los Pumas en el Mundial de rugby. El seleccionado argentino se despidió ayer de esta quinta edición al caer ajustadamente ante su par de Irlanda por 16-15, en partido jugado en el 'Adelaide Oval Stadium' de la ciudad de Adelaida Con este resultado, el elenco albiceleste, dirigido por la dupla que componen Marcelo Loffreda y Daniel Baetti, finalizó su actuación en el grupo 'A' de la competencia con 11 puntos, insuficientes para alcanzar la línea de Australia e Irlanda, que tienen 14 y dirimirán el primer puesto en el cotejo que animarán el sábado próximo De esta manera, el combinado irlandés se tomó una suerte de "pequeña revancha" de la victoria que Los Pumas le infligieron en el Mundial pasado, en la ciudad francesa de Lens, cuando el festejo fue de los sudamericanos que se impusieron por 28-24 A la hora de analizar virtudes y defectos de uno y otro equipo, hay que partir de la base de que el encuentro fue tan equilibrado como lo indica la chapa final Irlanda terminó festejando, pero Argentina bien pudo haberse quedado con la gloria y la casi garantizada clasificación a cuartos Porque la maniobra que -al fin y al cabo- terminó decidiendo la suerte ocurrió en la primera parte, cuando el tercera línea Alan Quinlan apoyó el único try de la jornada, luego de que Keith Wood (la figura de la cancha) robara una pelota de la hilera argentina Sobre el costado derecho del ataque, el hooker Federico Méndez lanzó la pelota y el line irlandés robó el balón, que fue a poder de Wood, quien derivó inmediatamente a Quinlan, que corrió unos metros y logró apoyar la ovalada en el ingoal adversario no sin antes recibir un tackle de Ignacio Corleto que luego significó su salida del partido Esa jugada culminó torciendo el destino de un partido parejísimo, carente de brillo y con demasiados nervios e imprecisiones. Durante esa primera mitad, Gonzalo Quesada abrió la cuenta con un penal a los 7 A los 18 minutos llegó la apuntada jugada que derivó en el try irlandés, convertido por David Humphreys, quien a los 27' envió entre los palos un nuevo penal y ensanchó la diferencia (10-3). Un drop y un penal de Quesada acortaron distancias y dejaron a Los Pumas a un solo punto (9-10), al término de la primera parte En la segunda etapa, la paridad se convirtió en el denominador común y entre los dos equipos diseñaron un partido trabado, friccionado y por demás "físico". Además, Los Pumas comenzaron a tener menor gravitación en los lines y los errores terminaron pagándose caro. Corleto sorprendió con un drop a los 17' y puso a Argentina arriba por dos (12-10) Pero el ingresado Ronan O'Gara mostró una patada efectiva en dos penales (el segundo luego de una pelota que arriesgó Corleto en un kick cruzado), a los 21' y 26', respectivamente, e Irlanda pasó a dominar por 16-12. Un último penal convertido por Quesada a los 34' acercó el tanteador a la diferencia mínima Y aunque Los Pumas cejaron y pujaron por apoyar en el ingoal irlandés en los minutos finales, la defensa "verde" se mostró muy firme y festejó el triunfo. Para Argentina quedó la amargura de saber que se estuvo tan cerca de pegar el "zarpazo" Pero, quizás, faltó tomar decisiones en los instantes claves y, por eso, quedó sellado el regreso. No hubo fracaso pero sí una frustración enorme de un equipo y de todo un país rugbístico que tenía cifradas esperanzas en que Los Pumas se metiera entre las mejores potencias del mundo. encuentro fue tan equilibrado como lo indica la chapa final Irlanda terminó festejando, pero Argentina bien pudo haberse quedado con la gloria y la casi garantizada clasificación a cuartos Porque la maniobra que -al fin y al cabo- terminó decidiendo la suerte ocurrió en la primera parte, cuando el tercera línea Alan Quinlan apoyó el único try de la jornada, luego de que Keith Wood (la figura de la cancha) robara una pelota de la hilera argentina Sobre el costado derecho del ataque, el hooker Federico Méndez lanzó la pelota y el line irlandés robó el balón, que fue a poder de Wood, quien derivó inmediatamente a Quinlan, que corrió unos metros y logró apoyar la ovalada en el ingoal adversario no sin antes recibir un tackle de Ignacio Corleto que luego significó su salida del partido Esa jugada culminó torciendo el destino de un partido parejísimo, carente de brillo y con demasiados nervios e imprecisiones. Durante esa primera mitad, Gonzalo Quesada abrió la cuenta con un penal a los 7 A los 18 minutos llegó la apuntada jugada que derivó en el try irlandés, convertido por David Humphreys, quien a los 27' envió entre los palos un nuevo penal y ensanchó la diferencia (10-3). Un drop y un penal de Quesada acortaron distancias y dejaron a Los Pumas a un solo punto (9-10), al término de la primera parte En la segunda etapa, la paridad se convirtió en el denominador común y entre los dos equipos diseñaron un partido trabado, friccionado y por demás "físico". Además, Los Pumas comenzaron a tener menor gravitación en los lines y los errores terminaron pagándose caro. Corleto sor prendió con un drop a los 17' y puso a Argentina arriba por dos (12-10) Pero el ingresado Ronan O'Gara mostró una patada efectiva en dos penales (el segundo luego de una pelota que arriesgó Corleto en un kick cruzado), a los 21' y 26', respectivamente, e Irlanda pasó a dominar por 16-12. Un último penal convertido por Quesada a los 34' acercó el tanteador a la diferencia mínima Y aunque Los Pumas cejaron y pujaron por apoyar en el ingoal irlandés en los minutos finales, la defensa "verde" se mostró muy firme y festejó el triunfo. Para Argentina quedó la amargura de saber que se estuvo tan cerca de pegar el "zarpazo" Pero, quizás, faltó tomar decisiones en los instantes claves y, por eso, quedó sellado el regreso. No hubo fracaso pero sí una frustración enorme de un equipo y de todo un país rugbístico que tenía cifradas esperanzas en que Los Pumas se metiera entre las mejores potencias del mundo.

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