Martes 21 de octubre de 2003

ENTREVISTA: Fernando Navarro Montoya

"Estoy en el mejor momento de mi carrera"

A los 37 años y tal como él se jacta, el "Mono" es un referente ineludible del arco argentino. De su actualidad en Chacarita, su pasado en Boca y de la vida misma se trata esta íntima charla.

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"No hay modelos. Referente soy yo, pero no sé si puedo nombrarlos al 'Flaco' Comizzo y a Luis Islas". Textual del "Mono".

Llegó a Boca y le sacó el puesto a una estatua con guantes: Hugo Gatti llevaba once años como ídolo. Luego él fue el que pasó casi un decenio como referente, pugnando por un lugar en la historia del arco argentino. Su pelo largo hasta los hombros, su manía por marcar el área con los pies, el "Mono, Mono" que bajaba desde la tribuna y sus brazos en alto configuraron un registro que quedó tatuado en el ojo del hincha. Por mas que ahora Carlos Fernando Navarro Montoya (Medellín, Colombia, 1966) ataje en Chacarita, su pasado lo condena. Así como se arrodilló y tapó innumerables mano a mano, con esa simpleza se sentó a charlar a solas con "Rió Negro" -

Tenés 37, ¿pensás en el retiro?

-Al contrario. Me siento pleno y muy feliz jugando. Gozo cada momento y cada instante. No se me pasa por la cabeza el rechazo hacia lo que hago. Las profesiones implican hacer cosas que uno no está muy de acuerdo. En cambio en la vocación disfrutás plenamente más allá de los avatares. El fútbol es eso para mí. No hay nada particular que me disguste ni siento que haga algo por obligación.

- ¿Qué es lo que más te gusta?

- Lo que más disfruto es de mis compañeros. El vestuario, los momentos entrenando, concentrando y viajando. Eso es algo invalorable que el jugador pierde de vista que no lo va a vivir nunca más cuando se retire - Algunos jugadores como Pandolfi se cansaron, entre otras cosas, por el régimen casi militar.

- Muchas veces nos superan las obligaciones, los deberes y las exigencias que recaen sobre nosotros. Eso te hace perder un poco la esencia del fútbol, que es un juego. El problema es cuando no está la posibilidad de ser feliz con lo que hacés. Ahí muchos chicos deciden dejar.

- ¿Serías técnico?

- Hace unos años te hubiese dicho que no. Ahora es como que me está picando el bichito. Una vez escuché a alguien decir que lo que más te acerca a lo que alguna vez fuiste, es ser técnico. Porque seguís manteniendo el vestuario y la relación con los jugadores - ¿Qué te quedó de tu época en Boca?

- El club es como una bola de nieve, que todo lo lleva por delante y rápido. Ahí pasé nueve años de mi vida a una velocidad infernal. A veces no te da tiempo para pensar y disfrutar. Después uno se da cuenta en la vida del valor de lo que ha tenido cuando ya no lo tiene más. Yo disfruté muchísimo a Boca, fue una etapa inolvidable pero tal vez la viviría de otra manera si me pasara ahora.

- ¿Por qué?

- Porque los jóvenes viven todo de otra manera. A veces hay cosas que pasan inadvertidas o no les dan importancia. En ese sentido no soy la excepción. Cometí los mismos pecados y errores que ahora cometen los chicos que tienen 20 años. Por eso trato de aconsejarlos y decirles "Pará, poné un poquito de punto muerto, fijate a tu alrededor y disfrutá de lo que tenés y hacés". La sociedad por sí es muy vertiginosa. Vivimos a mil. El argentino, sobre todo el de Capital, tiene un ritmo de vida que no le permite disfrutar de las pequeñas cosas.

- ¿No te hubieses quedado toda tu carrera en Boca?

- Me hubiera gustado. Pero tuve la necesidad interna de ir a jugar a Europa, que es lo que nos pasa a todos jugadores. Después me di cuenta, estando allá, que el fútbol argentino y Boca son muy grandes. En Europa es diferente el entorno y la sociedad donde vivís. Termina el entrenamiento o el partido y podés disfrutar de vivir en una sociedad tolerante y respetuosa, donde el estado te da las condiciones para vivir. Pero sinceramente, en lo futbolístico uno termina extrañando lo que nosotros vivimos en el día a día. Más allá de los problemas y la violencia, el color y el calor del fútbol argentino no lo vivís ni aún jugando en los equipos más grandes de Europa.

- ¿No fue exitoso tu paso por España?

- Sabía cuando cambie Boca por Extremadura que no iba a vivir las mismas cosas. Iba a conocer la otra parte del fútbol. Quería probar tres o cuatro años en un medio diferente. Me sirvió Allá son diferentes en cuanto a los resultados para ciertos equipos. Ganar o perder lo toman de otra manera - ¿Por ejemplo?

- Jugando para el Mérida perdimos uno a cero con el Madrid en el Bernabeu. Erramos un penal y parecía que habíamos ganado cinco a cero. Los argentinos y uruguayos estábamos en el fondo del micro muertos de bronca. Y los españoles jugando a las cartas y riéndose. Es su manera de vivir. Su idiosincrasia y la forma de sentir. Tienen muchas cosas mejores que nosotros desde el punto de vista de ser miembro de una sociedad. Pero como futbolista nosotros tenemos un plus que siempre se le reconoce al futbolista argentino.

- ¿Te habías ido pensando en pasar por un club chico y terminar en uno grande?

- Esa es la expectativa que tenemos todos. Después te das cuenta que el medio allá es diferente. No es tan fácil y mucho menos en la posición de arquero, porque tienen otro concepto y no le dan tanta importancia. Oscar Córdoba está por encima de muchos de los que atajan en equipos grandes y sin embargo está en Turquía.

- ¿Te hubieras quedado a vivir en Europa?

- Es difícil desertar de lo que uno ama. En definitiva, podría estar viviendo en Madrid, una ciudad que me apasiona, o en Inglaterra, donde me gustaría jugar. Lo hablé con mucha gente que se radicó afuera hace muchos años. Por más que sean felices y exitosos vos sabés que no sos de ese lugar. Nosotros somos de acá y a mí me costaría mucho irme de la Argentina. A pesar de que vivimos en una sociedad injusta, mal económicamente y con una descompensación social enorme.

- ¿Cómo ves la lucha contra la violencia en el fútbol?

- Celebro la decisión política pero espero que no sea como otros casos que ya hemos escuchado. Hay que ver de que manera se lleva a cabo. En la Argentina hemos legitimado todo lo malo. Tiene que haber una diferencia entre el hincha bueno y el otro. El malo quiero que vaya a la cárcel, al igual que el dirigente cómplice.

- ¿En qué se falla?

- Hay muchas cosas que no dependen de nosotros. Se juzga por el resultado y eso es primario. El argentino es un tipo rebelde. El exitismo se degenera y se transforma en violencia. Hace falta formación y educación. Hemos legitimado la trampa, los atajos, el fin en lugar del camino. Hay un deterioro por los malos manejos. Va a llevar muchos años cambiar esto. Nadie está librado de culpa. Hemos hecho todo mal.

- ¿Cómo se revierte?

- Hay que empezar de cero, pero hay que ver si se quiere hacer. Somos un poco egoístas. Si algo no nos roza lo dejamos pasar. Las ideologías han destruido a los hombres. Creo en los ideales, no en las ideologías. La honestidad es un valor que debe estar en todas las personas, sobre todo de bien público. Hay que cumplir las leyes. Ese es el mejor camino.

- ¿Tenés una cuenta pendiente con la Selección?

- Se hicieron muchos esfuerzos y según lo que sé estaría habilitado. Por lo menos ahora tengo la posibilidad de pelear un lugar y de ser tenido en cuenta. Dependerá del técnico y de otras cosas que ya... Yo lo mío lo hago, ahora si me convocan no depende de mí sino del gusto del técnico. No porque haya nada raro.

- ¿Quiénes son hoy los arqueros referentes?

- No hay. Referente soy yo y no sé si puedo tomarlo al "Flaco" Comizzo y a Luis Islas. Después no hay ese arquero incuestionable. No está Amadeo Carrizo, Gatti o Fillol. No ayuda el hecho que a los dos años de jugar te venden

- ¿Quién fue tu referente?

- Mi primer maestro fue mi viejo que había sido arquero (N de R: Ricardo Navarro, atajó en la década del 60 en Huracán y Argentinos Juniors) Me enseñó muchísimo. Después mi ídolo fue Gatti.

- Y después debutaste reemplazándolo.

- Fijate la paradoja. Tuve esa suerte. Compartí el vestuario con muchos tipos grosos. Una experiencia inolvidable. El día que debuté en Vélez el gol lo hizo Carlitos Bianchi de penal - Como predica Bianchi, que le pide a sus jugadores simpleza.

- Ahí creo que está la razón del éxito. La simpleza de los grandes

- En los tres meses que estuviste entrenando con el plantel de Boca antes de pasar a Chacarita, ¿por qué no se dio volver?

- No sé si lo hubiera aceptado. Creo que no correspondía en ese momento. En el lugar de Bianchi yo nunca hubiese pensado en Navarro Montoya. No en ese momento. Más adelante sí. Ahora puede ser.

- ¿Te gustaría?

- Sí, sería la frutilla del postre si vuelvo a Boca. Pero tampoco es una cosa que me inhiba de ser feliz. En Chacarita siempre digo que estoy en el momento más feliz de mi vida. Jugando a pleno y en el mejor nivel de mi carrera.

 Juan Ignacio Pereyra (ABA)

Aquel equipo del que tanto se habla

- Tréllez dijo que algunos jugadores festejaban las derrotas del Boca de Menotti, ¿qué opinás?

- Me parece fuera de lugar hacer una declaración de algo que aconteció hace tantos años y no haberla hecho en su momento, frente a la gente que correspondía

- Era un momento complicado

- No, no te creas. Era mucho más mediático que ahora. Tampoco hay que olvidarse que a este proceso de Bianchi no le tocó ni una época mala. Boca es malo cuando no se le dan los resultados. Ahí la imaginación popular es muy generosa. Cuando salís campeón y andás bien te ponen alas en las espaldas y se creen que sos todopoderoso; y no es verdad en absoluto.

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